UN PRESIDENTE Y TRES MINISTROS DE ECONOMÍA

Blindaje, megacanje y corralito: la combinación que llevó al colapso

El estallido social que dejó el saldo de más de 30 muertos fue el corolario de una sucesión de medidas que ahogaron el consumo, dispararon la deuda y derrumbaron la industria y la construcción.

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La emblemática imagen del helicóptero en que se retiró de la Casa Rosada, el día antes de dimitir. Foto: Archivo NA

 

Redacción de El Litoral

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Una combinación de medidas económicas de corte ortodoxo, que se precipitaron sobre el ocaso del mandato del ex presidente Fernando De la Rúa, fueron la mecha que dinamitó la legitimidad de su gestión, y derivaron en un estallido social sin precedentes y el derrumbe del gobierno de la Alianza.

El radical, que venía de cumplir un mandato como jefe de gobierno porteño, heredó del menemismo un cuadro económico complejo, con recesión del 3,4%, una deuda creciente y un deterioro fiscal que intentó remediar con el recetario liberal de contracción del gasto público y un nuevo paquete de “blindaje” financiero con el Fondo Monetario Internacional (FMI), por 40.000 millones de dólares.

DE MACHINEA A LÓPEZ MURPHY

El encargado de aplicar esa medicina de ajuste, aunque de manera gradualista en una primera instancia, fue el ministro de Economía de De la Rúa, José Luis Machinea.

Sin embargo, el paquete de medidas contractivas exigidas como contraprestación por el FMI no dio el resultado esperado, ya que la fuga de capitales se acrecentó y la recesión no dio tregua, con el consecuente desplome del consumo interno.

En ese contexto crítico, Machinea dio un paso al costado y asumió en su lugar Ricardo López Murphy, con el mandato de profundizar el ajuste y así dar una señal de confianza a los mercados. Apenas llegó, anunció un severo programa de recortes para bajar el gasto del Estado en 2.000 millones de pesos (convertibles al dólar). Se eliminaron pensiones y becas estudiantiles, hubo un recorte en programas sanitarios, un aumento del IVA en varios rubros, y el despido de 40.000 empleados públicos, junto con la reducción de las indemnizaciones por despidos.

El fuerte descontento social provocó la salida temprana de López Murphy de su puesto, en el que sólo permaneció durante 16 días.

Para entonces, el riesgo país había trepado a niveles exorbitantes, el desempleo ya superaba el 18,3% de la población, y los depósitos bancarios seguían cayendo a medida que se desplomaba la confianza en el sistema financiero.

VUELVE CAVALLO

Para ocupar el cargo vacante en el Palacio de Hacienda se convocó a quien había sido ex presidente del Banco Central durante la dictadura y ministro de Economía del menemismo, Domingo Cavallo. El flamante jefe de la cartera económica definió la aplicación de nuevos ajustes y a la entonces ministra de Trabajo, Patricia Bulrrich, le tocó la tarea de anunciar la quita del 13% en jubilaciones y pensiones.

Además, se aprobó el impuesto a las operaciones bancarias, el recorte del 13% sobre el salario de empleados estatales, y se emitió más deuda por 3.000 millones. Como resultado, se derrumbó el consumo y el nivel de empleo marcó un nuevo récord a comienzos de 2001 al llegar al 25%, lo cual tuvo como efecto arrastre una acentuación del déficit fiscal.

En julio de ese año, Cavallo anunció un plan de “Déficit Cero”, con el objetivo de que la administración pública no gastara más que lo que recaudaba.

Como complemento a las políticas de ajuste, el gobierno de De la Rúa comenzó un proceso de reestructuración de la deuda externa, que se denominó “megacanje”, una operación que consistió en postergar los vencimientos de las diversas deudas por tres años. El problema era que para resarcir esa postergación, los intereses de la deuda aumentaron al 7% anual, y en poco tiempo creció el peso de ese pasivo en relación al PBI.

EL PRINCIPIO DEL FIN

A fines de noviembre, producto del agravamiento de la situación económica, que minó la confianza en el sistema financiero, se desencadenó un retiro masivo de los depósitos bancarios. La respuesta a la fuga de capitales fue promulgada el 1º de diciembre y anunciada oficialmente al día siguiente por Cavallo: la incautación de los depósitos, bautizado popularmente como “el corralito”.

La medida, en una primera etapa, prohibía el retiro de más de 250 pesos semanales, la imposibilidad de enviar dinero al exterior del país y la obligación de realizar la mayor parte de las operaciones comerciales mediante cheques, tarjetas de crédito o de débito, con una duración de 90 días.

El “corralito” congeló el consumo y agravó el malestar social, en tanto que el déficit ya orillaba los 8.500 millones, la deuda aumentaba a ritmo galopante y la actividad industrial y de la construcción seguía barranca abajo.

El FMI, al presenciar el estallido popular que se estaba gestando, negó los 1.260 millones comprometidos en el “blindaje”, bajo el argumento de que no se habían cumplido las metas de déficit cero, y Argentina quedó a las puertas del default, hecho que se concretó a los pocos días de la caída del gobierno de la Alianza, tras las jornadas trágicas del 19 y 20 de diciembre.

RATING Y CAÍDA

El 21 de diciembre del año 2000, el conductor televisivo Marcelo Tinelli recibió en su estudio al presidente Fernando de la Rúa en lo que terminó siendo uno de los momentos más recordados de la televisión y de la gestión del radical por lo que ocurrió durante la entrevista. El primer hecho que llamó la atención fue que apenas De la Rúa ingresó a escena, un joven eludió la seguridad y logró tomarlo del saco para reclamarle por la libertad de los detenidos por la toma de La Tablada.

Luego, el jefe de Estado se confundió el nombre de la esposa del conductor, que en ese momento era Paula Robles, con el de “Laura” y le agradeció a las autoridades de Canal 13, cuando el programa se emitía por Telefé.

Al cierre de la visita, De la Rúa se despidió del público y se retiró sin ser escoltado por nadie y confundiéndose de salida: la luz de un reflector lo siguió mientras caminaba de un lado al otro del estudio, hasta que pudo encontrar la puerta por la que se tenía que retirar. “Tinelli tuvo que ver en mi caída. Los otros días me decía (Mirtha) ‘Chiquita’ Legrand ‘a usted lo destruyó y es cierto’”, consideró en una ocasión el ex mandatario nacional.