Departamento San Martín

Cañada Rosquín ratifica su condición productiva sin efectos colaterales para la población

Tras ser evaluada por una comisión del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (Iram), la Comuna se ganó el título de “Municipio Verde”. Aseguran que están dadas todas las garantías para que la aplicación de fitosanitarios en zonas periurbanas no impacte en la salud de sus habitantes.

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IMPULSORES. “Esto se pudo conseguir por el uso y aplicación en el periurbano de la localidad incluyendo a una zona rural protegida donde se encuentra una escuela”, destacó María Eugenia Racciatti (en el centro), vocal y futura vicepresidenta comunal quien, además, encabezó el equipo de trabajo. A su izquierda, el presidente comunal, Néstor Peretti. Foto: El Litoral

 

Rodrigo Pretto

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Cañada Rosquín se transformó en el primer “Municipio Verde” de la provincia de Santa Fe. Fue luego de cumplir con los diferentes puntos que exige el programa impulsado por la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid) y que se direcciona a la correcta aplicación de fitosanitarios y las buenas prácticas agrícolas en la zona periurbana de la localidad.

La verificación fue realizada por el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (Iram) tras analizar más de 3.500 hectáreas. “Tanto el productor como la gente que vive en Cañada se siente tranquila. Y con la verificación de este organismo, a nosotros y a toda la población en su conjunto nos da garantía y seguridad”, destacaron.

En octubre del 2018 Cañada Rosquín aprobó una ordenanza luego de convocar a ingenieros agrónomos, productores agropecuarios de la zona periurbana y sus operarios para encontrarle una solución a las polémicas aplicaciones de agroquímicos. “La Comuna tuvo la decisión política de trabajar en este tema convulsionado. Veníamos realizando un trabajo al cual le adicionamos la gestión de una certificación que nos da un marco de trazabilidad y transparencia. Al presentarse el proyecto Aapresid tomó conocimiento y nos invitó a una auditoría con personal de Iram para ser evaluados por terceras personas y lograr el sello de ese organismo de calidad y gestión. Esto finalmente se pudo conseguir por el uso y aplicación en el periurbano de la localidad incluyendo a una zona rural protegida donde se encuentra una escuela”, destacó María Eugenia Racciatti, vocal y futura vicepresidenta comunal quien, además, encabezó el equipo de trabajo.

En la localidad, y mediante la normativa aprobada, se delimitó una zona urbana con puntos fácilmente reconocibles Ruta 34 y Ruta 66 . Y de esos sitios, de acuerdo al mapa diagramado, existen entre 1.000 y 1.500 metros de extensión donde quedaba prohibida la aplicación de agrotóxicos, dependiendo de los caminos troncales donde resultaba fácil detectar los lotes. “A partir de ello comenzamos con controles estrictos con pedidos de recetas de aplicación y de venta, equipo aplicador registrado, productos toxicológicos clase 3 y 4 que son los de banda azul y verde, y básicamente la Comuna decidió prohibir el uso de 2,4-D (herbicida utilizado para el control de malezas) en cualquier formulación”, indicó la vocal comunal.

Fueron en total 3.600 hectáreas las auditadas por Iram a comienzos de este 2019, quien finalmente certificó los terrenos analizados de forma aérea y terrestre, incluyendo la zona rural protegida por situarse en ella una escuela rural. El equipo de trabajo, compuesto por María Eugenia Racciatti y Aldana Pettinari, contó con total aval del presidente comunal, Néstor Peretti, desde sus comienzos.

Asimismo, la funcionaria agregó que la finalidad de la ordenanza no era prohibir sino controlar. “Cuando impedimos las cosas la gente esconde lo que no debe esconder o fumiga de noche. Y eso hace mucho ruido”. Y para brindar “transparencia” a la población, se contrató a un ingeniero agrónomo por concurso para que vigile las aplicaciones. La Comuna tiene conocimiento de los cultivos que posee cada lote, la aplicación que se realiza y qué plaga se encuentra actuando. “Todo esto busca tener una agricultura sostenida y sustentable en el tiempo”, remarcó.

En tanto, y por una propuesta realizada por los productores para tener una comunicación más fluida y evitar inconvenientes sobre todo los fines de semana se creó una app donde se carga una receta con los datos correspondientes. La propia Racciatti autoriza la misma que, rápidamente, se envía de forma automática a la fiscalizadora para coordinar con el productor el día y la hora para realizar la aplicación. Una vez acordada la fecha, el encargado de realizar el control se presenta en el lote informado para tomar todos los datos meteorológicos, controlar la correcta carga del equipo, la utilización de los elementos de seguridad de los operarios, la realización del triple lavado y, finalmente, la inutilización de los envases desechados.

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CONTROL. La iniciativa de Aapresid certifica las prácticas sustentables en aplicación de fitosanitarios sobre las producciones periurbanas y en áreas sensibles. Foto: Archivo

A partir de los 1.000 metros, de acuerdo a lo que indicaron, permiten las aplicaciones aéreas bajo el mismo y estricto control. “A veces son más eficientes que las terrestres, por eso no podíamos prohibirlas. Teníamos que controlar. Y eso hicimos”, indicaron desde la Comuna.

Desde la comuna detallaron que ante la evaluación de esos 500 metros donde comenzaban los controles nadie ejercía los controles pertinentes. Y de esa forma, una mala aplicación de fitosanitarios llegaba sin inconvenientes a la zona urbana. “Hay muchos lugares donde se trabaja sobre los 500 ó 1.000 metros de exclusión. Pero creo que una buena práctica agrícola es buena a los cero y a los 500 metros. Cuando comenzamos a evaluar esa zona buffer que quedaba en el medio para ver cómo manejar la situación en dicho lugar donde crecían yuyos y la gente arrojaba basura porque no había control, determinamos que comenzaban a generarse microbasurales y con ello la llegada de los roedores, portadores de enfermedades. Y en Cañada Rosquín tuvimos un caso de hantavirus. Entonces fue algo que hicimos muy deliberadamente y estuvo bien pensada esa área periurbana”, destacó Racciatti.

Desde el Ejecutivo indicaron que cada Municipio y Comuna es un “mundo” en su zona periurbana, con lo cual Cañada Rosquín se tomó dos años para evaluar y estudiar el caso particular de la localidad. “Lo primero que se debe hacer es circunvalar lo que es considerado zona urbana. A partir de ahí se encuentra el periurbano, o área buffer de control. Luego, y de acuerdo a lo que uno determine para controlar, comienza lo rural propiamente dicho”, deslizaron.

La población sin oposición

Racciatti explicó que la Comuna no encontró ningún tipo de obstáculo social a la ordenanza. Es más, la funcionaria sostuvo que ponerse en contra o a favor de algo debe hacerse con fundamentos “más que válidos. “La oposición por oposición misma no conduce a mejorar las situaciones. Existe, en muchas ocasiones, un desmanejo informativo”.

Asimismo, volvió a reiterar que no tiene sentido llevar las distancias de aplicación a mil metros de la zona urbana si a partir de esos metros no existe ningún tipo de control y cada cual hace lo que desea sin verificación de vientos o presión. “No hay nada que esconder si se hacen las cosas bien”.

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Una Comuna Verde, comuna con beneficios

Al nombrarse Municipio Verde, Cañada Rosquín obtuvo una fuerte repercusión nacional en los principales medios de comunicación. Y para la funcionaria, el sello Iram fue un gran artífice por tratase un organismo completamente ajeno quien auditó la zona para verificar que la ordenanza realmente se cumple a rajatablas. “Por eso considerábamos tan importante que alguien nos viniera a controlar. Esto da un margen de tranquilidad a la población de que la ley se cumple”.

Qué es Municipio Verde

Se trata de una iniciativa de Aapresid que certifica las prácticas sustentables en aplicación de fitosanitarios sobre las producciones periurbanas y en áreas sensibles, controlando la interacción de los distintos actores involucrados en la fiscalización, bajo un sistema de gestión de calidad. Es certificado por una tercera parte (Iram) que constata que el protocolo se está llevando a cabo debidamente, dando transparencia a todo el proceso. Se adapta a las normativas y ordenanzas vigentes en cada localidad.

Con Municipio Verde las autoridades de los pueblos, comunas o municipios ponen a rodar un sistema de gestión para ordenar y controlar responsablemente las aplicaciones que se realizan en el área periurbana.

Hasta el momento el proyecto de Aapresid mantiene un crecimiento constante certificándose las siguientes localidades: Monte Buey, Cosquín y, prontamente, Cañada Rosquín. Aquellas que están en camino para hacerlo: Casilda, Los Surgentes, San Genaro y Junín. Cada una, con sus particularidades y realidades, transitan un camino de mejora para lograr resultados superadores acción tras acción que realizan.