Liga Paivense

La importante labor de inserción social de los clubes de fútbol

  • Unos días atrás, se produjo un hecho que conmocionó a toda la sociedad de Recreo y alrededores. Fue la desaparición y asesinato del pequeño Diego Román, jugador de Central Oeste. Pero más allá de este terrible suceso, también se conocieron acciones que, en silencio, convierten a los clubes en verdaderos actores de la realidad que vive toda la sociedad.
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El equipo de inferiores de Central Oeste de Recreo donde se divertía jugando al fútbol con sus amigos Diego Román, el tercero abajo de izquierda a derecha. Fotos: Gentileza Prensa Liga Paivense

 

Redacción de El Litoral

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Prensa Liga Paivense

Jorge Silva, presidente del Club Social Central Oeste de Recreo, fue uno de los primeros en salir a buscar a Diego, cuando la noticia de su desaparición recién empezaba a hacerse pública. De hecho, junto a los profes de la institución, fueron quienes lamentablemente encontraron el cuerpo del niño, cuyo homicidio está en plena etapa de investigación. En un diálogo muy sentido, Silva contó cómo se vivieron esas horas e hizo un análisis de lo sucedido.

—Fue un fin de semana muy duro...

—La verdad que sí, fue muy triste y muy duro para nosotros. Como lo fue para toda la ciudad de Recreo.

—Algo para destacar, más allá del triste desenlace, fue cómo se movilizó toda la ciudad, partiendo desde Central Oeste, pero llegando a todos.

—Nosotros cuando nos enteramos que había desaparecido, el miércoles, con los otros profesores nos juntamos y empezamos a recorrer los barrios y a decirle a la gente que había que buscarlo, que con el frío era urgente encontrarlo, porque lo que nos enteramos es que cuando desapareció estaba de pantalón corto y una chomba celeste. Entonces la preocupación era encontrarlo a la brevedad. Después se buscó mover en todos los estamentos, con el fiscal, con la policía, la misma municipalidad, y fue general la búsqueda.

—Esto también mostró al resto de la sociedad lo desarrollado por Central Oeste y es que justamente Diego era del barrio Mocoví y en este caso, como se dice siempre, mediante el deporte le brindan un marco de contención a chicos que de otra forma estarían en la calle.

—Yo particularmente hace 10 años que estoy con la escuelita de fútbol. He ido a los barrios, ya sea Mocoví, Cruz Roja, y con muchos chicos hemos jugado al fútbol. Con toda la situación que vemos que pasa hoy en día, con todas esas cosas enfermizas que hay, seguimos ayudando, tanto a los más grandes como a los más chicos, y les brindamos contención. Actualmente le damos una copa de leche a los chicos que concurren en gran número. Con el sacrificio y nuestro propio bolsillo, para que ellos estén bien y contentos; para tratar de sacarlos de las inmundicias que hoy en día existen.

—¿Cuántos chicos concurren hoy a la copa de leche?

—Varía, a veces son 50... a veces 70. Hemos llegado hasta 100, pero el número va variando de acuerdo a cómo está el día, porque cuando hace mucho frío a veces no vienen. Igual, son una cantidad importante. Incluso , con este frío yo los meto adentro de mi casa, porque el clima no da para tenerlos en el patio. Así en el comedor compartimos todos juntos la copa de leche.

—¿Cuántos chicos de todas las categorías hay participando del club?

—Son 5 categorías y calculale 18 por cada una. O sea, aproximadamente 100 chicos. En una ciudad que, pese a serlo ya desde hace varios años, todavía no es tan grande en cuanto a población, es un número importante. Es como solemos decir: somos una ciudad chica o un pueblo grande. Conozco a todos los chicos, a todos los papás, ya que incluso varios fueron conmigo a la escuela.

—Dijiste que hace muchos años venís trabajando con chicos. ¿Qué significó para ellos incorporarlos este año a una liga oficial?

—Cambió en que antes jugábamos acá. A veces participábamos en algún torneo afuera, pero era un hecho muy puntual. Igual anduvimos por todos lados, en San Justo, Franck, Esperanza, Santa Fe, pero darle competencia. Pertenecer a una liga lo hace más interesante. Visitar otros clubes, tener trato con otros chicos de la misma liga. A ellos les trajo mucha alegría.

—¿Se puede trazar una relación entre la importancia que el club le da a los chicos al hecho de que las categorías que mejor posicionadas están en la tabla son las divisiones de menor edad?

—Sí, uno no descubre nada nuevo si dice que los chicos son los que mueven todo. Atrae a los papás, abuelos, tíos, y ellos nunca tienen frío ni calor: con tal de patear una pelota, se levantan de la cama y ya quieren venir a jugar. Hasta hemos tenido casos en los que tuvimos que hacer volver a algún chico porque la madre nos decía “está enfermo, pero quiere jugar”. Eso a nosotros nos impulsa, son nuestro motor.

—Si se puede rescatar algo positivo de esta situación es la solidaridad del resto de los clubes que decidió no disputar la jornada.

—Si, la verdad es que agradecemos ese enorme gesto. El presidente de la Liga Paivense estuvo en el velatorio y nos comunicó la decisión, por lo que no tenemos más que palabras de agradecimiento para todos los clubes, por entender esta situación muy fea que nos tocó pasar, sobre todo cuando encontramos el cuerpito de Diego.

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Diego Román, el niño que fue asesinado de manera salvaje días atrás, en la imagen con la camiseta del club que le daba un lugar para crecer aprendiendo valores.