Doble nacionalidad

El canciller español, Josep Borrell, desde hoy es argentino

24-B-URN_BINARY_DPA_COM_20090101_EUROPAPRESS_PHOTO-20190717132044-FILED.jpg

Hijo de panaderos, el papa de Josep Borrell nació en Mendoza.

Foto: DPA

 

Redacción El Litoral

[email protected]

Telam

El canciller de España y candidato a jefe de la diplomacia europea, el socialista Josep Borrell, suele decir que “todos tenemos un emigrante dentro”, aunque a partir de hoy cuenta con la doble nacionalidad española-argentina que así lo acredita.

Catalán, español y europeo, y ahora también argentino, Borrell, de 72 años, encarna la idea de “identidades múltiples o compartidas‘ que subyace a la construcción de la Unión Europea, y que, asegura, son contrarias a los planteamientos secesionistas catalanes y de los nacionalistas italianos o húngaros.

Tras más de una década alejado de la primera línea política, Borrell regresó como ministro de Asuntos Exteriores español de Pedro Sánchez el 7 de junio de 2018, convertido en el azote al independentismo, al que llevaba un tiempo rebatiendo en mítines multitudinarios en medio del proceso de secesión de 2017, que resultó fallido.

Con un discurso espontáneo y emotivo, y escoltado por tres banderas -la europea, española y catalana- Borrell se granjeó simpatía y enemistades, y se erigió como la cara de la esperanza para los que anhelaban un referente progresista que interpelara al independentismo.

Luchador antifranquista, tiene un perfil que se encuentra en las antípodas de los secesionistas, a los que acusa de querer “cerrarse en la identidad”.

Su primera labor como jefe de la diplomacia española fue contrarrestar los argumentos de los independentistas catalanes en el exterior, sobre todo en Europa, terreno que conoce por haber sido presidente del Parlamento Europeo entre 2004 y 2007.

Las elecciones europeas de mayo -en las que fue cabeza de lista de su Partido Socialista (PSOE)- lo devolvieron al terreno nacional donde recordó su historia personal, que es la del “hijo de una movilidad humana que algunos aprovechan para darnos miedo”, dijo, refiriéndose a sus padres emigrantes y los discursos alarmistas de la ultraderecha.

“Todos en algún momento de nuestras vidas hemos sido emigrantes, a través de las anteriores generaciones. Yo también soy un emigrante”, remarcó el político nacido en la localidad catalana La Pobla de Segur, en un mitin electoral en Sevilla.

Su padre, hijo de una pareja de panaderos, nació en la ciudad argentina de Mendoza.

“Era hijo de un emigrante que dejó el Pirineo catalán, porque allí también había hambre, porque allí tampoco había futuro”, contó y remarcó que “se instaló bajo unas montañas más grandes que las mías: los Andes. Encontró a otra catalana. Vivían a 50 kilómetros uno del otro y se encontraron allí”. Finalmente, acotó, “regresó a España justo a tiempo para hacer la Guerra Civil. No fue una buena idea”.

En la misma reunión también relató que de niño, cuando recorría su pueblo llevando el pan que cocinaba su padre, vio llegar a Cataluña a miles de andaluces “con el hambre pintado en la cara”, y “esa gente hizo mi país”, esa gente “también son catalanes”.

“Hoy vuelve la atroz división entre unos y otros, entre los que son de aquí y los que son de allá”, recordó Borrell, quien presumiblemente sustituirá a la italiana Federica Mogherini como Alto Representante de la Unión Europea para la política exterior.

Su nombramiento todavía tiene que ser aceptado por el nuevo presidente de la Comisión Europea y avalado por la Eurocámara, un trámite que tendrá lugar en septiembre.

“La identidad europea no destruye la nacional, es como una muñeca rusa”, dice Borrell, quien como hijo nacido en el exterior de un padre argentino, puede adquirir la nacionalidad ‘por opción‘.

Antes de cumplir 18 años, Borrell comenzó a sembrar la semilla de su sentimiento europeísta recorriendo el continente, algo que volvió a hacer luego de estudiar ingeniería aeronáutica.

Durante el franquismo militaba en el socialismo, y llegó al gobierno con el ex presidente Felipe González, que lo nombró secretario de Estado de Presupuesto y Gasto Público primero y, luego, secretario de Hacienda. Su último cargo antes de dar su primer salto a Europa fue el de secretario de Obras Públicas.

Ahora, Borrell es el hombre de España en la Comisión Europea, y desde allí tiene la oportunidad de reivindicar todo aquello que ha defendido, poniendo a prueba su propia identidad.