Mirada desde el sur

Saldos y retazos

Raúl Emilio Acosta

Entra en etapa de adioses y despedidas el gobierno socialista. El Guipur, el Batacazo, el Sportman, en la Cortada Falucho y San Martín, Grandes Tiendas Rose Marie y en Rosario la señera: La Favorita. Todas hacían una liquidación a fin de temporada. Lo que no se había podido vender, lo que se había comprado de más. Una confesión a la calle del Jefe de Compras. Saldos y Retazos.

Bastante callado por decisión familiar y porque está con la salud debilitada, todo lo que hizo el socialismo se debe a Hermes Juan Binner.

Durante sus intendencias el Secretario de Gobierno fue Antonio Bonfatti y atendía cuestiones periodísticas publicitarias Rubén Darío Galassi. De esos años un reproche que aún coletea, porque han pasado los años del contrato y le imputan a la Intendenta Fein la renovación con aquellos que hicieron el primer contrato. Una licitación, en el corazón de la costa comercial del centro de la ciudad, con un cánon del 0,07 % de la recaudación de la caja legal de un negocio donde, después, funcionaron 5. Hoy paga 38.000 pesos mes por todo. Una ganga. Un yerro. Al menos eso.

La Gobernación Binner tuvo a Bonfatti como Ministro de Gobierno y Galassi como Secretario de Información Pública. Un crecimiento de todos. Binner no quiso a Fascendini (propuesto por la UCR) e impuso él a su candidata a vicegobernadora: Griselda Tessio. Sometió a los radicales.

Binner creó el Ministerio de Trabajo. No eran aquellos años del peronismo. En vez de laudar en favor del trabajador, como comenzó Perón con la Secretaría de Trabajo y Previsión, tuvo que incriminarse en cuestiones legales y de ayudas económicas a las empresas. No es bueno el saldo. Los empresarios se acostumbraron a los “RePro” (una parte del sueldo lo paga el Estado nacional) y algunas empresas las fundieron y refundieron varias veces. El hecho está. Creó el ministerio.

Binner, como antes Charles De Gaulle con Malraux, dividió Educación de Cultura y este Ministerio, ejercido por una peronista: “Chiqui” González, no tuvo un plan, pero tuvo tantos factos, tantos hechos trascendentes que apabulló. Cuando ella se vaya habrá que organizar algo sistémico en ese rubro, tal vez el más importante del gobierno. Acertadísima decisión quitarle a Educación y Amsafé el hecho cultural. La instrucción sistemática es otra cosa. Cultura no quedó dependiente de los paros y Ediberto Sánchez y José María Tessa fueron diferentes como diputados que como gremialistas. Todos los gremios comenzaron sorprendidos con Binner y, lentamente, se re confirmaron como un “poder dialogante”.

El otro elemento significante fue el Plan de Salud que, sin demoras, organizó Binner. En 12 años aún no lo terminaron, pero era un plan. De los años 80 pero un plan al fin. El Siglo XXI, las diversas circunstancias económicas, los adelantos de la medicina privada, el ahogo de las obras sociales pauperizadas, la (ahora) inexplicable división de presupuestos provinciales y el municipal de Rosario, con la importancia gremial que esto reviste y la carga económica que no sostiene el municipio (todos los años a mitad del ejercicio es la provincia la que resuelve costos municipales) pone un sistema del siglo pasado en alerta amarillo. La salud es un eje del contractualismo. Como la educación. Como la seguridad.

UN TEMA QUE NUNCA SE ENTENDIÓ

El socialismo (esto ya lo advertí hace años) solo tenía experiencia de una multa de tránsito, acaso un borracho o “moralidad pública” y recibió a la policía de la provincia. Para la vieja estudiantina socialista la policía era un enemigo, una fuerza represora, coimeros y corruptos. En más o en menos, en público o en privado ese era el concepto básico. Binner no supo qué hacer con una fuerza que necesita una conducción vertical. La abandonó. Tercerizó la relación con el sistema judicial y los ministros teorizaron, fueron jóvenes impetuosos o acompañaron los sucesos. La Corte Suprema la recibieron con 6 y allí quedó. Binner y sus dos gobernantes sucesivos del mismo partido dejaron una Corte que, cuando hay empate, termina administrando justicia con un conjuez diferente en cada caso y, de hecho, de rango menor. La policía que “soltó” Binner y el sistema Tribunalicio que promovió Superti aún están a prueba y, además, sin terminar de digitalizar, es decir, sin siglo XXI. El socialismo nunca entendió a la policía, el límite difuso del delito y el combate al delito... aún los asusta que la policía cumpla con su deber. También asusta, claro está, el nivel de libertad de los delincuentes y las connivencias. No hubo modo de eliminar de las noticias el tema. “Los Monos” fueron y son un estigma de la administración. No agreguemos culpas, pero no esquivemos el cuerpo a la jeringa.

De Educación, Salud y Justicia (protección) se compone el basamento de una sociedad. Dineros hubo. Dineros hay. El más importante juicio (aparentemente incobrable) viene de una sustracción que hacía el gobierno K de dineros coparticipables que no le correspondían. Obeid impidió que siguiese la sustracción y se convirtió en delito. Reutemann y los peronistas acompañaron a Binner en la queja. Lo sustrajo CFK, no lo pagó Mauricio. Es así. La más importante sustracción se hacía y se hace. El dinero por combustible comprado en la provincia tributa en la Nación y las rutas no estuvieron, no están, no estarán. El aporte al boleto por ese rubro tampoco está.

El actual Ministerio de Trabajo está como testigo de los problemas, que se multiplicaron. El Ministerio de Agricultura, Ganadería e Industria (Ministerio de la Producción) cosecha enojos de los senadores porque no entrega cheques sino que exige planes de sustentabilidad a las metalúrgicas que manguean, los frigoríficos que dicen que se funden y las cooperativas que llevan 30 años de atraso en los modos de producción. Producción y Salud diseñaron la acción más peronista y solidaria. Una leche infantil barata, inviolable y de producción cuasi cooperativa. Se trata de “ACUNAR”. Bonfatti no la usó para la campaña. El Ministerio de Salud tiene un problema que no posee arreglo fácil. Los super hospitales requieren superservicios que, se comprende, tienen una plantilla que debe, además de los sueldos, sostener calidad. Humm.

HERENCIA RECIBIDA

El gobierno de Bonfatti, como el gobierno de Lifschitz, recibieron la gobernación con el motor en marcha. No se consultó más a Binner porque su salud se resintió. Las peleas internas (caramba, no podían ser más visibles) llevaron a este punto. Ni Bonfatti ni Lifschitz pueden decir palabra alguna sobre lo recibido. El 2007, el año que asume Binner es el año más exultante del gobierno K. El socialismo apoyó la Ley de Medios, para dar un ejemplo de cuestiones que hoy son olvido. Perotti puede pedir y lo hará, una Auditoría General, para que no sean los diarios los que digan que se terminó con superávit o déficit. Rosario tiene un déficit fenomenal que año tras año cubrió la provincia. No se cree que sea igual. Tampoco será lo mismo para nadie. En las ciudades, en la provincia y en la nación el tema es válido. La herencia recibida es parte del juego. Se gobierna con lo que hay, pero se avisa qué cosas faltaron o se hicieron mal.

De Educación, Salud y Justicia (protección) se compone el basamento de una sociedad. Dineros hubo. Dineros hay. El más importante juicio (aparentemente incobrable) viene de una sustracción que hacía el gobierno K de dineros coparticipables que no le correspondían.

Producción y Salud diseñaron la acción más peronista y solidaria. Una leche infantil barata, inviolable y de producción cuasi cooperativa. Se trata de “ACUNAR”. Bonfatti no la usó para la campaña.

Binner, dividió Educación de Cultura y este Ministerio, ejercido por una peronista: “Chiqui” González, no tuvo un plan, pero tuvo tantos factos, tantos hechos trascendentes que apabulló. Cuando ella se vaya habrá que organizar algo sistémico en ese rubro, tal vez el más importante del gobierno.