Llegan cartas

Ley de Maltrato Animal

Karina Zerillo Cazzaro

El 16 de julio pasado, hace algo más de un mes, se aprobó para ser debatido y sancionado en la Cámara de Diputados de la Nación un dictamen que modifica la Ley 14.346 de Maltrato Animal y contemplaría en su texto a actividades de “entretenimiento” que utilizan animales como las jineteadas y los circos. Diferenciando “maltrato” de “crueldad” y estableciendo penas y multas mayores como castigo a infringirla (las que pueden llegar a seis años de prisión), la posible sanción de este proyecto de ley tiene en vilo a tradicionalistas y agrupaciones gauchas que ven peligrar la continuidad de las tan controvertidas y cruentas “jineteadas” por no poder sus organizadores el garantizar se preserve en ellas la integridad física de los reservados, tropillas de caballos “indomables” destinados a dichos eventos.

Con penas mayores y una Justicia comprometida en hacerlas valer, se supone serán pocos los anfitriones de Festivales de Jineteada que puedan confiar en el buen tino, criterio, voluntad y educación de los jinetes participantes, quienes dudosamente acepten las nuevas reglas de juego; por más que se cambie el material de confección de espuelas o instrumentos de azote, el azote existe y el riesgo de lesión para el animal participante es relevante.

Con base en el Expediente 1293-D-2017 del 30 de marzo del 2017, proyecto rumbeado a la prohibición a nivel nacional de la tracción a sangre, que fuera introducido por el diputado Daniel Lipovetzky -entre otros firmantes- y luego de considerar factores económicos actuales, niveles de pobreza y pedidos de un sector político puntual, el actual proyecto no logra aún desterrar definitivamente tan aberrante uso animal, sólo se prohibirá en el ámbito urbano.

La modificación de la ley 14.346, de ser sancionada, da un mejor marco legal para proteger a los animales en Argentina del maltrato y la crueldad pero no legisla sobre la modificación de las mal llamadas “tradiciones” o “deportes” que basan su existencia en el abuso de animales. Carreras, jineteadas, juegos, concursos, ferias, exhibiciones, festivales, criaderos, (y el habitual “dopaje” al que muchos animales son sometidos para “mejorar” su rendimiento y ganancia del propietario) seguirán atormentando a criaturas inocentes mientras convoquen a un público ávido de presenciarlas y representen un eximio negocio y un buen terreno de apuestas.

Un cambio de paradigma basado en la educación de nuestra sociedad es imprescindible para que no haga falta temer a un castigo para otorgarle a todas las especies animales un trato digno. Una tarea pendiente para todos los argentinos, que de lograda será sin lugar a dudas ese enorme paso que nos permita consolidarnos como una sociedad más justa y paradójicamente más “humana”.

Vivencias

Arq. Carlos Diego Talenti

Corría el año 1939, Inglaterra y Francia, le declaran la guerra a Alemania por la invasión a Polonia. Era una tarde gris y las sirenas del diario El Orden (un matutino que había en Santa Fe),pusieron en aviso a la ciudadanía, muchos de ellos inmigrantes que habían dejado a parte de su familia en Europa. Yo tenía 4 años, pero lo recuerdo...

La escuela Urquiza estaba en la esquina de San Luis y Juan del Campillo (hoy República de Siria). Su fachada no parecía ser de una escuela. La casa de la directora estaba por calle San Luis. Yo ingresé a la escuela Urquiza en primer grado, pues había hecho el preescolar en la escuela Mitre, actualmente Almirante Brown. Nos habíamos mudado y me quedaba cerca la escuela Urquiza.

Paulina Simoniello fue mi maestra en 4to, 5to y 6to grado, en los años 1945, 1946, 1947, respectivamente. En el último grado fuimos pocos alumnos, 11 mujeres y 4 varones. Nuestra maestra era una persona de trato muy afable, no recuerdo que alguna vez haya levantado la voz a nadie, y alguna veces cariñosa. Tenía mucha vocación por las letras, (composición tema libre) y entonces todos escribíamos... en el aula no se escuchaba ni el vuelo de una mosca. Un buen día apareció con un niño, su hijo, de la mitad de la edad nuestra, y nos dejó asombrado pues leía y escribía como nosotros. Al finalizar el último año, por propia iniciativa, según creo, nos llevó de viaje de estudios a la cuidad de Paraná. El cruce era en balsa y demoraba un par de horas. Nos instalamos en el parque Urquiza a media mañana. A poco de llegar, una compañera se golpeó contra un árbol y luego, la misma maestra Paulina se desbarrancó y golpeó fuertemente. No podía levantarse, dirigiéndose a mí,me dice... “Carlos, ve a buscar un taxi”. Fui hasta Puerto Nuevo por la Costanera, bajo el sol, encontré un taxi doble faetón, entonces varias compañeras la instalaron en el vehículo y la llevaron a una clínica. La maestra volvió con una pierna entablillada, luego, en la cuidad de Santa Fe le colocaron yeso en toda la pierna. No recuerdo y no puedo asegurar que por el poco tiempo que faltara para finalizar el ciclo lectivo, la maestra haya podido regresar a la escuela. Lo que si puedo aseverar es que en mi larga vida de estudiante, la persona que frente al aula más y mejor recuerdo es Paulina Simoniello de García Bañón.

Pocos días después de finalizar las clases se apareció por casa doña Josefa, la directora de la escuela, para pedirle a mi madre que me permitiera ir a la casa de gobierno como abanderado, para la visita que haría días más tarde Eva Duarte Perón. Y así fue que, como todos los abanderados de las escuelas primarias de la cuidad de Santa Fe, fui instalado en un escalón de la escalera regia de la casa de Gobierno, como recepción a Eva Perón, que pasó frente a nosotros dirigiéndose al despacho del gobernador...

Estos y más recuerdos forman parte de mi vivencias...