Bioconstrucción

Vivienda amigable: cómo edificar con elementos presentes en la naturaleza

  • En Arroyo Leyes, una arquitecta y su equipo construyen una casa sustentable con el medio ambiente, de bajo costo y con materiales que les brinda el entorno.
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Trabajo colaborativo, no hay funciones predeterminadas ni jerarquías. Cada obrero/a elige qué hacer y cuándo rotar de tarea.Fotos: Pablo Aguirre

 

Sofía Morello

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La bioconstrucción o construcción natural tiene dos mantras principales. Primero busca construir con los elementos que da el entorno y de la manera más simple posible. La arquitecta Carolina Lazzarini explica que ese es el significado de sustentabilidad: una ecuación en donde la energía invertida en obtener un objetivo es la menor, la más eficiente y, aún más importante, permite que todos los actores involucrados ganen.

El segundo principio pretende que los materiales utilizados estén lo más cerca posible de la obra. El terreno en el cual se construye la propiedad que visitó El Litoral está a la vera del río, en Arroyo Leyes, por lo cual algunos elementos necesarios para la edificación, como el barro, son recolectados in situ.

Esta particularidad genera un valor agregado que no se observa en la edificación tradicional: “Esta casa está cosechada al pie de la obra. Lugares de tanta pureza estimulan este tipo de construcción que permite hacer esa simbiosis que raya la perfección” reflexionó la arquitecta.

Al respecto, resaltó que para este proyecto, la idea inicial era comprar paja de trigo en Rafaela. Pero bajó el río y dejó en la orilla camalotes con alvéolos gordos, un componente mucho mejor que el fardo.

Este tipo de edificación utiliza materiales “nobles” como madera, barro y piedras. En este caso también se incorporaron camalotes a mezcla que se utiliza, por ejemplo, para rellenar los muros. La planta acuática que tradicionalmente habita los ríos, funciona como un aislante natural.

“Esta forma de construcción no es para todo el mundo, sino para quienes soñamos con dejar de dañar este planeta tan hermoso con cada paso que damos. Es muy difícil irse de un lugar sin dejar una huella que tenga un costo para el ecosistema, pero en este tipo de obras empieza a hacerse real esa utopía” reflexiona Carolina.

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Arquitecta, parte del equipo de trabajo y voluntarios, frente a la obra.

Beneficios

Además de tener costos muchísimo menores a los de la construcción tradicional, uno de los beneficios principales es el bajo impacto ambiental, y por muchas razones; los materiales que se utilizan son naturales y carecen de grandes procesos industriales en su fabricación. No se usa ni cemento ni cal.

“Usamos tierra, tal cual la deja el río en la orilla. Además, paja o rastrojo de cereales, piedras y madera casi en estado rústico. Prácticamente se sacan de la naturaleza y van a la obra” sostiene Lazzarini.

Otra ventaja de la bioconstrucción es la inercia térmica: “Es como el efecto conservadora: la temperatura del interior se conserva por más tiempo, lo que permite que en verano se sienta fresca y que la calefacción en invierno dure mucho más” señala la arquitecta.

El beneficio quizás más importante, sobre todo para los santafesinos, reside en la propiedad natural que tiene la arcilla para absorber el exceso de humedad. “En una construcción de estas características, las paredes jamás van a chorrear por condensación porque el barro tiene una cualidad que se llama higroscopicidad, que absorbe el exceso de agua cuando está saturado el ambiente y después lo libera” destacó la profesional.

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La mezcla de barro, arena, paja y agua, se aplica directamente con las manos.

Más mujeres que hombres

Dentro del equipo, el excedente económico se reparte entre todos por igual. Lazzarini destaca que “no trabajamos de una manera convencional porque buscamos ser coherentes con la construcción natural. No es sólo edificar con tierra: lo cooperativo, la dignidad y la repartición equitativa de las ganancias son el trasfondo que vincula el discurso con la realidad”.

Pero la cuestión cooperativista no es la única anomalía: en el equipo de trabajo hay actualmente más mujeres que hombres. La construcción es uno de los ámbitos en donde más se evidencia la desigualdad de género, ya que (muy) pocas veces existen cupos femeninos en las obras.

Camila Rodríguez (19), trabaja hace un año en construcción y sostiene que “al principio, a los hombres que empezaron a la par mía se les permitía usar herramientas y a mí me mandaban a pintar tablas o cebar mates. Sentía que a ellos se les daba siempre una posibilidad más amplia que a nosotras para estar dentro de la obra”. Pero gracias a esta forma de construcción deconstruida, esa realidad se está revirtiendo.

Las obreras coinciden en que ocupar lugares dentro de la construcción las pone a la par de los varones para levantar estructuras dentro de un ámbito en el que históricamente han sido relegadas: “Esa desigualdad está en todos lados, pero en la obra se evidencia más”.

Ni menos fuerza ni falta de habilidad, “diariamente se evidencia que no existen diferencias a la hora de trabajar. Está buenísimo que se pueda abrir esa experiencia a las mujeres porque darnos cuenta que podemos trabajar en conjunto es super importante” remarcan.