RESIDENCIAS CULTURALES

Una experiencia formativa innovadora que moviliza y entusiasma a jóvenes santafesinos

Se trata de un programa que nació en 2013 y que ya cobijó a más de 600 jóvenes de Santa Fe. Cuando el Ministerio de Innovación y Cultura lo diseñó, se propuso generar un proyecto pedagógico vinculado al servicio que se ofrece en los distintos espacios.

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“Cada juego, cada actividad, cada propuesta que llevamos adelante implica un conjunto de conocimientos, saberes, conceptos y transmisiones”, explicó Huaira Basaber, subsecretaria de Espacios Culturales.

Foto: Gentileza Gobierno de Santa Fe

 

El Litoral / Gobierno de Santa Fe

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Desde hace seis años, miles de jóvenes de nuestra provincia, cuyas edades oscilan entre los 18 a 25 años, aspiran a ingresar como residentes culturales en espacios culturales y museos provinciales ubicados en las ciudades de Santa Fe, Rosario y Rincón. ¿Qué ofrece esta experiencia que moviliza e ilusiona a tantos jóvenes? En este artículo te vamos a contar la historia, la filosofía y las repercusiones que genera este programa cultural que nació en 2013 y que ya cobijó a más de 600 jóvenes de Santa Fe.

La primera tanda de residentes culturales realizó esta experiencia formativa en El Molino. Fábrica Cultural y en La Redonda y en el transcurso de estos años se fueron sumando La Esquina Encendida, El Alero de Coronel Dorrego y Sapukay, la Casa de Fernando Birri, los museos de Bellas Artes Rosa Galisteo de Rodríguez y el Julio Marc y los museos de Ciencias Naturales Florentino Ameghino y Dr. Ángel Gallardo.

Cuando el Ministerio de Innovación y Cultura diseñó este programa se propuso generar un proyecto pedagógico que estuviera vinculado al servicio cultural que se ofrece en los espacios. Durante los once meses previstos para las residencias culturales se les brinda a las personas jóvenes capacitaciones con los propios equipos que hace muchos años vienen desarrollando reflexiones y conceptualizaciones sobre los espacios culturales de la provincia. En algunas de estas charlas formativas participa la ministra María de los Ángeles “Chiqui” González. También visitan los espacios artistas o pensadores de otras latitudes para dialogar con residentes en tránsito y enriquecer sus miradas sobre el servicio cultural.

La idea es que cada residente vaya construyendo su propio programa a partir de la oferta y elija con el tiempo en qué propuestas prefiere profundizar. Algunos residentes llegaron a vincular la tesis de su carrera universitaria con temas afines al Tríptico, otros decidieron estudiar carreras y oficios que nunca habían imaginado y a muchos de ellos les sirve como práctica anterior para su dinámica profesional o como las primeras líneas de sucurrículum.

Aprender y enseñar

Huaira Basaber, subsecretaria de Espacios Culturales del Ministerio, sostuvo que “cada juego, cada actividad, cada propuesta que llevamos adelante implica un conjunto de conocimientos, saberes, conceptos y transmisiones. En ese circuito de construcción incluimos a los residentes culturales, ya que hay un espacio de pensamiento y elaboración anterior, que está vinculado a una acción pedagógica, que tiene como objetivo la convivencia, la comunidad, los afectos, la inclusión, el cruce de lenguajes, las materialidades, el arte, las posibilidades constructivas, los oficios y el cuerpo como máximo bien cultural”.

Además, la funcionaria agregó que “la idea es construir una ética de la convivencia intergeneracional, de la belleza, de la poética, de los oficios para emprender una vida en comunidad entre grandes y chicos. Los residentes son parte de la propuesta ya que aprenden a transmitir ideas a grupos heterogéneos y diversos. Aquí el aprendizaje se construye; no hay una persona que sabe y otra que aprende. Todas las personas aprendemos y enseñamos al mismo tiempo”..

Expectativa

Desde hace tres años, lo museos provinciales comenzaron a ser parte de este novedoso programa, buscando de esta manera generar dinámicas nuevas a la hora de recibir al público. La idea es proponer visitas guiadas con nuevas prácticas pedagógicas, para compartir con las personas que se acercan el patrimonio, abrir el juego a las preguntas y los descubrimientos, con la certeza de que nadie aprende solo o es el dueño del saber; el aprendizaje es colectivo.

Es importante destacar que la residencia es rentada mediante una asignación estímulo que es acorde a la carga horaria de 12 horas semanales, lo que les permite que puedan distribuir sus horarios para poder estudiar o trabajar.

Finalmente, Huaira Basaber remarcó “somos conscientes de que en 12 años creció el servicio cultural y pedagógico convirtiéndose en un patrimonio cultural intangible para Santa Fe de carácter inédito y sin antecedentes. La política cultural materializó una propuesta que trascendió a cada gestión y que deja como resultado que más de 600 jóvenes se hayan sensibilizado para trabajar con las infancias y en un desafío mayor que es conectar a las personas adultas con la niñez”, subrayó Huaira Basaber.

Tan grande es la expectativa que genera en las personas jóvenes la posibilidad de ser residentes culturales que para el 2020 se inscribieron 869 personas, de las cuales serán seleccionadas 189.

La mirada de los residentes tras la experiencia

“La residencia cultural me dio la posibilidad de formarme y de obtener un estímulo económico. Para mí fue muy importante poder habitar lo público con otra lógica y tener un encuentro distinto con las personas. También me ayudó a entender que se puede construir una ciudad más habitable y con más derechos para todos/as”, Camila Veronesi (23 años) residente cultural de Sapukay, la Casa de Fernando Birri (Rincón).

“Las residencias son uno de los pocos espacios en Santa Fe que nos permiten tener un ingreso, formarnos y seguir estudiando en la universidad. En las residencia aprendemos de arte, a transitar en un espacio público, a pensar en grupo, a construir diálogos y enriquecernos con los diversos puntos de vista”, Julieta Bulletich (22 años) residente cultural del Museo Rosa Galisteo.

“Estoy muy feliz de formar parte de esta experiencia. Es maravilloso trabajar en espacios públicos pensados para que la comunidad pueda disfrutar de lugares recreativos y a la vez, pueda aprender con distintas materialidades en los talleres públicos que se ofrecen”, Ana Paula Visintini (23 años), residente de La Esquina Encendida.

“Fue una experiencia muy linda la trabajar como residente cultural en un espacio cultural de la provincia. Me permitió comprender la importancia de los espacios públicos en mi ciudad y los distintos modos de habitarlos. Deseo que muchos jóvenes tengan esa oportunidad”, Beren Leiva (24 años), residente cultural de La Redonda.