Entrarían en vigencia el 15 de octubre

Estados Unidos y China retrasan la aplicación de nuevos aranceles

Trump dijo que eran un gesto de buena voluntad de cara a la reunión negociadora que se hará los primeros días del mes próximo.

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Trump y Xi Jinping se saludan en el transcurso de una visita del primero a Beijing.

Foto: DPA

 

Redacción El Litoral

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Telam

Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China se matizaron hoy luego de que ambas potencias económicas y militares acordaron retrasar la imposición de los aranceles ya anunciados, de cara a su cita negociadora prevista para principios de octubre.

Ayer, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la postergación hasta el 15 de octubre del aumento de aranceles contra algunos productos chinos “en señal de buena voluntad”.

“A pedido del viceprimer ministro de China Liu He y ante la celebración, desde el 1 de octubre, del 70 aniversario de la República Popular de China, hemos acordado aplazar el aumento de derechos aduaneros (de 25% a 30%) sobre los productos chinos equivalentes a 250.000 millones de dólares hasta el 15 de octubre”, informó el mandatario estadounidense a través de su cuenta oficial en Twitter.

Poco antes, Beijing había hecho lo propio cuando en aras de este nuevo periodo de distensión anunció que posponía un año -hasta septiembre de 2020- la aplicación de aranceles a 16 productos estadounidenses, cuyos gravámenes estaba previsto que entraran en vigencia el próximo martes, lo que fue calificado por Trump como un “gesto importante”.

Aunque los aranceles involucrados en esta “tregua” no son los más importantes en las relaciones comerciales entre ambas potencias, el retraso en su imposición permitirá a las delegaciones de ambos países acudir a la reunión convocada en Washington a principios de octubre sin presiones adicionales. Dicha reunión, anunciada hace apenas dos semanas, asoma como una de las últimas oportunidades para resolver la escalada comercial que mantienen ambas economías, y se produce cuando todo parecía indicar que las negociaciones estaban rotas.

La guerra comercial entre Washington y Beijing comenzó a principios de 2018 con las acusaciones de Trump hacia su par chino Xi Jinping de “prácticas comerciales desleales”, y recrudeció a mediados de 2019 cuando la crisis del gigante Huawei introdujo la carrera tecnológica en el conflicto.

La guerra comercial, que se ha traducido en sucesivas subidas arancelarias por ambos países durante casi dos años, tuvo su último episodio el pasado 1 de septiembre con el aumento del impuesto del 10 al 15% sobre importaciones chinas por valor de 112.000 millones de dólares.

Está previsto que el próximo 15 de diciembre se aplique esa misma subida al resto de importaciones gravadas al 10%, hasta alcanzar los 300.000 millones de dólares. Como represalia, China puso en marcha los aranceles de entre el 5 y el 10% a productos estadounidenses valorados en 75.000 millones de dólares.

Trump advirtió tras la imposición de esos nuevos aranceles que si es reelegido en las presidenciales de 2020 será “mucho más duro” a la hora de negociar un acuerdo comercial y que, “mientras tanto, la cadena de suministros” del gigante asiático se “desmoronará”.