LA POLITICA EN FOCO

Una salida peronista

Gabriel Rossini

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El festejo por los 50 años de la fundación de la Unión Industrial de Tucumán fue el escenario donde el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, mostró que el camino que tomará para sacar al país de la profunda crisis en la que lo sumergió el gobierno de Cambiemos forma parte de la tradición histórica del peronismo: una gran mesa donde se sienten los sectores vinculados a la producción y el trabajo, articulados por el Estado, a dirimir y acordar las políticas a implementar.

Por primera vez en mucho tiempo el presidente de la Unión Industrial Argentina, los líderes de la CGT y quien seguramente gobernará a partir del próximo 10 de diciembre se mostraron juntos y coincidieron en que no habrá futuro para el país sin un acuerdo social que vuelva a poner en marcha la economía para que producir y comerciar vuelvan a ser actividades rentables y que el salario recupere el poder de compra porque el 80 por ciento del PBI argentino lo explica el mercado interno.

Acuerdo social, consenso social, pacto social, acuerdo de precios y salarios. Los nombres cambiaron a lo largo de la historia, pero el objetivo siempre fue el mismo: poner de acuerdo a los distintos actores del país para definir medidas que permitan volver a ponerlo en marcha, congeniando los intereses de éstos. Salvando los contextos históricos y sociales, la alianza de clases que el peronismo propuso en su primer gobierno.

“Hoy (por el miércoles) hemos instituido la Argentina del futuro, que dialoga para ver cómo hacemos para que la industria vuelva a tener el lugar que la mayoría de los argentinos queremos que tenga: un rol central y preponderante”, dijo Fernández ante un auditorio colmado de empresarios del norte del país, en un acto organizado por el gobernador de Tucumán, Juan Manzur.

Los industriales respondieron con un documento de 5 puntos donde coinciden en la necesidad del diálogo social como la estrategia que permitirá hacer los acuerdos de mediano y largo plazo que permitan sacar al país de la retracción económica. “Empresarios y trabajadores somos actores clave de ese diálogo, que tiene que ser liderado por la política...tenemos muchas coincidencias sobre el camino que tenemos que encarar, y allí donde hay diferencias las resolvemos en mesas de negociación constructivas y consolidadas”, sostiene el comunicado.

La herencia que recibirá el próximo gobierno será una de las peores desde la recuperación de la democracia: endeudamiento astronómico, una inflación que rondará el 60 por ciento, la industria trabajando al 58 por ciento, con algunos sectores al borde del cierre como el automotriz donde solo funciona 1 de cada 3 máquinas, el comercio con 14 meses de caídas consecutivas de las ventas, desempleo superior al 10 por ciento y niveles de pobreza inaceptables.

En la provincia, de acuerdo con el informe que publicó la Federación Industrial de Santa Fe, la producción industrial volvió a caer en el mes de julio y en los primeros siete meses del año acumuló una retracción del 8,9% con respecto a igual período del año pasado.

Esta caída, según el informe, produjo una pérdida de más de ocho mil empleos en un año en la provincia, donde ya cerraron 300 empresas. Una tragedia productiva de la que costará mucho esfuerzo, continuidad de políticas que apuntalen la producción por sobre la especulación financiera y una sociedad que priorice y defienda el trabajo argentino por sobre sus propios intereses y prejuicios.

En la provincia, de acuerdo al informe que publicó la Federación Industrial de Santa Fe, la producción industrial volvió a caer en el mes de julio y en los primeros siete meses del año acumuló una retracción del 8,9% con respecto a igual período del año pasado.