CAMBIO DE PARADIGMA

Adultos mayores: de clase pasiva a sujetos de derechos

  • Desde ayudas económicas hasta un lugar para vivir, desde contención afectiva a la vinculación intergeneracional. La demanda de la población mayor de 60 años es amplia y replantea el abordaje de la Dirección Provincial.
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María Eugenia Demiryi, directora provincial de Políticas de Adultos Mayores. Foto:Guillermo Di Salvatore

 

Nancy Balza

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Las manos de Élide se mueven ágiles sobre las teclas del piano, acostumbradas a cautivar al público con una música que conoce bien, después de una vida de concertista. Ésa fue la nota que abrió la reunión del Consejo Provincial de Adultos Mayores convocada a comienzos de septiembre en el Cemae -de nuestra ciudad-, frente a un auditorio compuesto por consejeros electos de toda la provincia, representantes de los ministerios, de pueblos originarios, universidades, organizaciones sociales y federaciones de jubilados y pensionados. Más que un cambio en el protocolo, la presentación sintetizó la impronta que se quiere dar a la población de más de 60 años, que es la que cabe en la definición de tercera edad.

Desde febrero del año pasado, la licenciada en Trabajo Social María Eugenia Demiryi está a cargo de la Dirección Provincial de Políticas de Adultos Mayores, que depende de la Secretaría de Integración Social (Ministerio de Desarrollo Social). “Este año nos propusimos como una de las metas renovar las autoridades del Consejo Provincial de Adultos Mayores porque los mandatos estaban vencidos”, cuenta en diálogo con este diario.

Se hicieron las elecciones, se ungieron representantes y se convocó a un plenario informativo del que participaron, además, referentes de consejos de adultos mayores de otras localidades, como Rafaela, Sunchales, Suardi y San Guillermo.

—¿Cuáles son los temas que observan con mayor atención o preocupación?

—Desde esta Dirección las problemáticas son muy diversas y algunas muy complejas. Tenemos situaciones de adultos mayores que se acercan pidiendo apoyo económico porque no llegan a fin de mes, porque no pueden atender la cuestión alimentaria. El programa Accionar está en esa línea de apoyos económicos y bienes de capital.

Para nosotros es importante que cuando tomamos contacto con este adulto mayor podamos establecer un diálogo y una construcción a futuro porque la demanda puede ser una cuestión de salud. Lo primero que debemos hacer es ver por dónde pasa esa demanda, con quién se articuló, a qué efector fue, qué respuesta tuvo. Porque a veces con una mediación nuestra una situación se resuelve muy rápido.

Pero las demandas son diversas y van desde situaciones de maltrato, abandono, adultos mayores en situación de calle: en la ciudad funciona una residencia de estadía transitoria en instalaciones del Sayago donde se alojan personas en esta situación y también otras que tienen que venir a la ciudad a hacer un trámite o un estudio.

Además hay 19 residencias de larga estadía distribuidas en toda la provincia donde viven casi 500 adultos mayores autoválidos. El trabajo es con los gobiernos locales y, también tomando contacto con el adulto mayor para saber qué necesita y qué quiere. Para nosotros, el ingreso a una institución pública o privada es la última alternativa, porque apostamos a una mirada gerontológica donde el adulto sea considerado un sujeto de derecho. Nuestras residencias trabajan sobre este modelo y estamos en proceso de que se conviertan en su casa, en instituciones abiertas.

—Las proyecciones señalan que la población de adultos mayores va en aumento pero, a la vez, es una etapa de la vida que aparece “devaluada”. ¿Les preocupa esa invisibilización de los adultos mayores?

—Creo que es necesario visibilizarlo cada vez más, pero no solo cuando hay, por ejemplo, un adulto mayor golpeado que obviamente es una prioridad. También podemos visibilizar todas las otras cosas que existen y son positivas. No solo aumenta esta población en número, sino que va a ser cada vez más exigente dar respuesta a la diversidad de temáticas que plantean. Si seguimos en esta línea gerontológica y decimos que el ingreso a una institución es una medida de última instancia, tenemos que trabajar para que sea así. Coordinamos mucho con los gobiernos locales que tienen una función muy importante porque son los que están primero en el territorio.

Otra línea que se trabaja es la vinculación generacional para procurar un intercambio de saberes pero también para que el niño y el joven puedan tener una representación distinta del adulto mayor, desde un lugar activo, participativo y de intercambio. En los lugares donde se trabaja de esta manera, los resultados son excelentes.

—¿Los preocupa el tema de la soledad en adultos mayores?

— Si y es una temática que hay que tener en cuenta porque está emergiendo cada vez más. No se trata de estar solo físicamente; se puede estar conviviendo con un montón de gente y sentir una soledad tremenda. Por eso es necesario trabajar las redes de apoyo, con familiares, amigos y vecinos. Es necesario atender las necesidades básicas del adulto mayor pero también verlo en su integralidad: a veces la ayuda puede pasar por un apoyo para viajar a visitar a un ser querido que tal vez es el único vínculo de afecto que le queda.

513.585

habitantes

de la provincia tenían más de 60 años en el censo de 2010, y representaban el 16.8 % de la población.

FORMACIÓN

Otra de las líneas de trabajo es la capacitación del personal. A los convenios acordados con organismos de salud, se sumó uno con la Dirección Nacional de Adultos Mayores para una Diplomatura en gerontología integral -online y presencial- para 53 agentes de la provincia que trabajan en las residencias y en lugares de atención.