En el marco del día mundial de la enfermedad

La reserva cerebral, la clave para enfrentar el Alzheimer

  • La patología daña progresivamente las neuronas y sus funciones. ¿Cómo podemos disminuir el riesgo de padecerla? Un especialista cuenta, con ejemplos sencillos, algunas medidas que todos pueden poner en práctica.
missing image file

El ejercicio del cuello hacia arriba es tan básico y necesario como el ejercicio del cuello hacia abajo.

Foto: Archivo

 

Redacción El Litoral

[email protected]

La enfermedad de Alzheimer no tiene una vacuna preventiva hasta al momento y quizás estemos a muchos años de que quizás alguna vez exista. Por lo que las neurociencias siguen investigando desde hace décadas los múltiples y posibles orígenes de esta patología que daña progresivamente las neuronas y sus funciones. Los descubrimientos han permitido conocer qué medidas debemos tomar en nuestra vida para disminuir el riesgo de padecerla y mantener nuestro cerebro con salud el mayor tiempo posible. El Dr. Hugo D. Valderrama, Médico Neurólogo, Máster en Neurociencias, presidente de la Asociación de Neurociencias del Litoral. (matrícula 5010) explicó algunos tips.

—¿Nuestro cuerpo necesita mantenerse con ejercicio, nuestro cerebro también?

—El ejercicio del cuello hacia arriba es tan básico y necesario como el ejercicio del cuello hacia abajo. La clave está en el balance de ese ejercicio mental, lo que se puede denominar “balance cognitivo”. La rutina por muchos años de nuestro trabajo genera que entrenemos determinadas funciones mentales más que otras, pero no debemos descuidar las que tenemos menos desarrolladas.

—¿Cómo ayuda este balance cognitivo a nuestro cerebro?

—De dos maneras. Genera lo que se denomina “reserva cognitiva”, que es el nivel de conexiones que tenemos en cada red de neuronas para enfrentar a cambios fisiológicos por la edad o patológicos, como la enfermedad de Alzheimer. Pero también mejora nuestra calidad de vida, porque las funciones cognitivas, como los diferentes tipos de memoria, la orientación, el lenguaje, la abstracción o las funciones ejecutivas, son parte de las herramientas que nos permiten desarrollarnos en los diferentes requerimientos y aspectos de nuestra vida.

—¿Si aumentamos la reserva cognitiva, sí o sí evitamos la enfermedad de Alzheimer?

—No, pero tenemos menos posibilidades de padecerla y para tener menos posibilidades aún, también hay que evitar los factores de riesgo conocidos de la enfermedad.

—¿Cuáles son esos factores, y se suma el riesgo teniendo varios?

—Una forma sencilla de explicarlo es como si compramos números para un sorteo y cada uno de esos factores de riesgo es un número para sacarse la enfermedad. Si una persona es hipertensa, diabética, tiene colesterol elevado, obesidad crónica, no hace ejercicio físico, fumadora, alcohólica, padece insomnio crónico, trastorno de ansiedad o depresión por años, vive aislada y sin contacto social, son todos números para sacarse la enfermedad de Alzheimer. Esto tampoco significa que sí o sí va a padecer la enfermedad por tener esos factores, pero significa que cuanto más tenga o más severos sean, más chances. Por ello es una enfermedad denominada de origen multifactorial.

—¿Qué importancia tiene la actividad social y nuestras emociones?

—La necesidad de actividad social saludable para nuestro cerebro es tan importante como el alimento. Nuestro cerebro nos premia con emociones placenteras frente al contacto social de calidad, ya sea compartiendo con familia, amigos o en cualquier grupo o comunidad en la que nos sentimos parte o podemos ayudar. Antropológicamente cuando teníamos que ir a cazar era más fácil hacerlo en grupo, lo mismo para cuidar a nuestra cría de las presas o defender nuestros hogares. Por lo que el cerebro evolutivamente fue desarrollando premios frente a la estrategia de trabajar en equipo, a tal punto de que lo siente básico para nuestra sobrevida. Por otro lado, los estímulos mas importantes para el desarrollo del cerebro humano vienen de los estímulos saludables que puede llegar a brindar otro ser humano, empezando por el amor que brindan los padres, hasta la interrelación de apoyo de una comunidad de personas con el mismo objetivo de trabajo.

—¿La genética es importante, por ejemplo si mis padres padecieron Alzheimer?

—Es un factor de riesgo más, pero no más importante que los otros que nombré, además es un factor no modificable, como lo es también la edad. La clave es evitar los otros que nombré, que sí son modificables, adquiriendo hábitos saludables para que no solo tengamos menos posibilidad de padecer enfermedades, sino para sentirnos mejor y tener los recursos en nuestro cerebro para una vida plena.

—¿Podría dar ejemplo de los ejercicios mentales que se pueden realizar para crear conexiones?

—Con una vida activa saludable, con pasiones y objetivos, nuestros cerebros recibirán estímulos continuamente. Pero al ser tan diversas nuestras funciones cognitivas y para cubrir aquellos estímulos que no llegamos a abarcar, existen muchos, diferentes y específicos ejercicios que se pueden realizar para cada función cognitiva. Algunos podemos realizar por cuenta propia, otros necesitamos de otra persona que haga el estímulo. Para ejemplificar, para la memoria a corto plazo reciente un ejercicio simple sería: todos los días en algún momento del día, como al desayunar, leer dos veces e intentar memorizar, los conceptos básicos de un artículo de no más de una o dos páginas, que tenga una escritura accesible, interesante, pero del que no tengamos idea sobre el tema, para que nuestro cerebro aprenda más. Al otro día nos levantamos e intentamos recordarlo, o contárselo a otra persona y de paso estimulamos el lenguaje, o también podemos escribir lo que recordamos y luego chequeamos con el texto. Apenas terminamos, ya leemos y memorizamos un nuevo artículo para recordar al otro día y así todos los días. Es como levantarse y realizar algunas flexiones para la memoria a corto plazo. Podrían empezar con este mismo artículo.

—¿Cómo detectamos los síntomas y cuándo consultamos al médico?

—Siempre observar los cambios negativos respectos a nuestras propias capacidades, principalmente los que nos parecen que son progresivos, tanto los detectados por nosotros mismos o cuando personas cercanas nos los advierten. No solo en los diferentes tipos de memoria, sino también en las otras funciones como orientación, capacidad de expresión, la capacidad para resolver problemas diarios, o cambios que nos advierten en nuestra conducta. Como los síntomas son muy variados y aunque nos parezcan leves, ante la duda deben consultar a un neurólogo.

Jornada

Este sábado se realizará la II Jornada “Hábitos para un cerebro saludable”, gratuita y abierta a la comunidad. Será de 16 a 19 en el Molino Marconetti. Ha sido declarada de interés por el Concejo Municipal y es organizada por el grupo de profesionales de la Asociación de Neurociencias del Litoral, con el acompañamiento de instituciones universitarias y otras asociaciones, como la Asociación de Gerontología Argentina. El objetivo es que de manera anual se brinde información a la comunidad, sobre aquellos hábitos que contrarrestan los factores de riesgo y que ayudan a mantener nuestro cerebro con una mayor reserva, para enfrentar la enfermedad de Alzheimer.