Desde 2015 cerraron 300 fábricas en la provincia

Fuerte reclamo de los industriales santafesinos

En el tradicional almuerzo participaron unos 900 empresarios, que dieron cuenta de la difícil realidad del sector, afectado por la contracción del mercado interno y un esquema de tasas que asfixia la actividad. Sobre el bono de 5.000 pesos, pidieron descontarlo de impuestos

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Víctor Sarmiento, presidente de Fisfe; Miguel Acevedo, titular de la UIA; la intendenta rosarina Mónica Fein; Roberto Lenzi de la AIN y Leonardo Grasso, secretario de Industria de la Nación.

Fotos: Marcelo Manera

 

Juan Chiummiento

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El domo montado en el Parque Independencia rosarino fue la caja de resonancia de los reclamos de los industriales santafesinos, que aprovecharon su tradicional almuerzo para manifestarse en contra del actual modelo económico, el cual -según denuncian- provocó el cierre de 300 empresas y la pérdida de 7.000 puestos de trabajo. Sobre el bono de 5.000 pesos que el gobierno nacional viene fogoneando, pidieron que se contemple la posibilidad de descontarlo del pago de impuestos.

“Es fácil dar un bono con dinero de los contribuyentes, lo difícil es pagarlo con las industrias en la situación de emergencia, con pymes que no están pudiendo abonar salarios”, se quejó el presidente de la Federación de Industrias de Santa Fe (Fisfe) Víctor Sarmiento, quien también aprovechó para reclamar por la adhesión a la ley de ART.

El evento realizado este viernes al mediodía contó con la participación de unos 900 empresarios. Tal como ya sucedió en años anteriores, fue marcada la ausencia de funcionarios nacionales. No resulta sorpresivo teniendo en cuenta las poco felices expresiones que desde el Ministerio de Producción vienen teniendo con el sector: desde tratarlos de llorones hasta pedirles que “pongan el hombro” en referencia al pago del bono. Apenas si se hizo presente el secretario de Industria Fernando Grasso, quien en su escueto discurso reconoció que “sería necio negar que el contexto macroeconómico afectó y no acompañó al sector”.

Sí estuvieron y se plegaron al reclamo de los industriales los representantes del gobierno santafesino. Desde el propio Miguel Lifschitz hasta su ministra de Producción Alicia Ciciliani no dudaron en posar para las cámaras con un cartel que rezaba “La industria nacional se defiende. 0800-DESARROLLO”. El gobernador electo Omar Perotti no fue de la partida, pero transmitió su salutación a través de una misiva que fue leída en voz alta por el locutor y saludada con aplausos desde las mesas.

Dicen que para muestra basta un botón. Nada tal vez exponga más la situación de la industria como marcar que lo único que se sorteó durante el almuerzo fue un purificador de agua hogareño que en el mercado tiene un valor que ronda los 30.000 pesos. Algunos memoriosos recordaban que en otras épocas llegó a haber un auto 0 kilómetro como premio para los asistentes

En defensa del sector

“Escuchar que digan que este es el momento que los industriales tenemos que poner el hombro no es la expresión más coherente, es desconocer lo que aporta nuestro sector al conjunto de la economía”, dijo Sarmiento al momento de dirigirse al auditorio, para luego plantear que “hace tiempo que venimos poniendo el hombro, especialmente en los últimos 15 meses que venimos con un descenso inédito, donde tuvimos que soportar meses con caídas estrepitosas”.

“Entre el 2015 y 2019 -continuó el dirigente-, se cerraron 300 fábricas, se perdieron 7.000 empleos y hoy hay otras 330 empresas en procedimiento de crisis. Sin embargo las 5.913 industrias que aún estamos de pie seguimos dando pelea para mantener el capital más importante que tenemos, el capital humano. Yo les pregunto a las autoridades: ¿Esto no es poner el hombro al país?”.

Las palabras de Sarmiento antecedieron a las de Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA). Al momento de tomar el micrófono, recalcó que “la industria está, tiene enorme potencial y puede ser competitiva, el tema es sacarle el pie de encima”.

El último de los discursos estuvo a cargo de Lifschitz, quien agradeció el apoyo del sector durante su actual mandato y aseguró que le hubiera gustado “terminar la gestión con otra perspectiva de futuro, pero nadie eligió la coyuntura ni los contextos en los que tenemos que movernos”.

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El ministro José Garibay, Alejandra Rodenas, Agustín Rossi, Marcos Cleri y Armando Traferri. La presencia política fue relevante en la comida de los empresarios.

Bono sí, bono no

Más allá de los esperables dardos que se espetaron hacia las autoridades nacionales, los dirigentes aprovecharon la oportunidad para sentar posición sobre el bono de 5.000 pesos que la Casa Rosada viene impulsando tras la fuerte devaluación que podó fuertemente el poder de los salarios.

Interrogado por la prensa, Sarmiento reconoció estar de acuerdo con aumentar el ingreso de los trabajadores, pero cuestionó que no se los haya consultado al respecto. “Lo que puntualmente planteamos es cómo se va a aplicar esta metodología, porque es fácil dar un bono con dinero de los contribuyentes, lo difícil es pagarlo con las industrias en la situación de emergencia, con pymes que no están pudiendo abonar salarios”, explicó.

A renglón seguido el presidente de Fisfe sugirió que el bono se descuente del pago de impuestos, para de esa manera poder cumplimentar con el refuerzo a los trabajadores sin afectar las alicaídas cuentas de las empresas. Incluso fue un poco más allá al recomendar que sea el sector financiero el que haga un esfuerzo ya que “han sido los grandes ganadores, con ganancias de 520 mil millones de pesos con las Leliq”.

Más allá de la guerra discursiva en torno al bono, lo cierto es que a la fecha no hay certezas sobre su liquidación. Su definición volvió a quedar en suspenso hasta la próxima semana, al filo del plazo para que las empresas puedan abonar el eventual beneficio a su personal durante la primera semana de octubre. Según la información que se maneja en Buenos Aires, como parte de la negociación se evalúa avanzar con la idea de un decreto que fije su pago de forma obligatoria, pero concediendo diversos plazos de pago, un piso mínimo de 5.000 pesos y la posibilidad de ser absorbido como parte del aumento convenido en la paritaria de actividad.