A un año de la muerte de Jorgito

La nena que sobrevivió al maltrato

Viqui tiene 2 años, se recupera de las secuelas que la violencia le dejó y ahora tiene una nueva vida. Su hermano Jorgito falleció en septiembre del año pasado luego de ser brutalmente golpeado. Su madre continúa detenida.

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La beba tenía 13 meses cuando quedó internada en el Hospital de Niños. Ingresó con 39.7º de fiebre, las manitos quemadas y el cuerpito repleto de golpes.

Foto: Luis Cetraro/Archivo

 

Ornella Pazzi

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La historia de Jorgito conmocionó a la sociedad santafesina en septiembre pasado, cuando el pequeño falleció a causa de los golpes y el abuso que había sufrido y por el que continúa detenida su madre. Hoy su hermanita Viqui pudo salir adelante, lejos quedaron las situaciones de violencia a las que fue expuesta con solo meses de vida. La niña, que actualmente está al cuidado de una familia solidaria, ha tenido una gran mejoría física y su presente se asemeja al de sus compañeritos del jardín. Mientras tanto, la jueza de Familia, Mariana Herz, que lleva el caso, busca para Viqui una familia permanente. La adopción podría ser el paso definitivo hacia una nueva oportunidad para la chiquita de 2 años.

Pasó un año de aquella tarde del 7 de septiembre, cuando Jorgito y Viqui merendaban en la casa familiar de Santo Tomé en la que vivían junto a su madre, Florencia Zajur, y su padrastro, Carlos Pérez. Los adultos golpearon al pequeño utilizando un cinto y los puños, hasta que Pérez le estrelló la cabeza contra la pared, según los testimonios en la causa.

Momentos después, Jorgito ingresó en brazos de su madre al Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia. El pequeño, que aún no cumplía los 3 años, estaba brutalmente golpeado, en paro cardiorespiratorio y sin respuesta neurológica. Y a pesar de los esfuerzos del equipo médico por mantenerlo con vida, su cuerpito no aguantó y falleció por la madrugada. Además, presentaba signos de haber sufrido abuso sexual. La madre, Florencia Zajur, fue imputada por el homicidio y hasta el día de hoy continúa detenida; también fue imputado el padrastro, Carlos Pérez, que se suicidó horas más tarde de haber ingresado a la cárcel de Coronda.

El mismo día en que Jorgito ingresó al hospital, la hermana de Pérez llevó, alrededor de las 21, a la hermanita del niño por sospecha de maltrato infantil. Viqui, de 13 meses, tenía 39.7º de fiebre, las manitos quemadas y el cuerpito repleto de golpes; debió permanecer internada allí durante meses. Desde entonces, debe tomar medicación anticonvulsiva y realizarse periódicamente controles neurológicos, y relativos a la neurocirugía que le realizaron para drenar líquido cefalorraquídeo de su cabeza, que se había acumulado allí luego de una infección provocada por el virus herpes.

Una nueva vida

El caso lo lleva la jueza de Familia Nº 5, Mariana Herz, quien el 2 de agosto último resolvió privar de la responsabilidad parental a la madre, Florencia Zajur, y dictaminó que en la actualidad no existen familiares que puedan asumir la tutela de Viqui. Ante esta situación, fue necesario designar a un adulto que sea capaz de asumir el cuidado de la pequeña, razón por la cual permanece con una familia solidaria desde que se le dio el alta médica.

Actualmente, Viqui continúa con la misma familia solidaria, y asiste a un jardín de infantes desde febrero. Tanto los adultos a su cargo como sus docentes manifestaron al Equipo Interdisciplinario del Poder Judicial los cambios positivos que experimentó en los últimos meses, “ya no reacciona violentamente y se ha integrado”. También destacaron que cuando ingresó al Hospital de Niños, Viqui “no sabía comer ni masticar y se alimentaba solo con leche”, algo que llamó mucho la atención ya que tenía más de un año. Ahora tiene una alimentación variada, lo que evidencia un progreso en su desarrollo.

Sin empatía

Al ser comunicada de que se estaba considerando la privación de responsabilidad parental sobre su hija Viqui, Florencia Zajur no solo no realizó objeción sino que, legalmente asistida, solicitó que se impulsara la actuación y sugirió que la niña permaneciera con su familia inmediata.

La búsqueda de familiares para asumir el cuidado de Viqui debió realizarse teniendo en cuenta las necesidades específicas de la menor, que quedó con secuelas físicas, psíquicas y emocionales propias del maltrato al que fue expuesta. Sus abuelos paternos solicitaron visitarla en el hospital, pero no hacerse cargo de la niña; su hijo, el padre de Viqui, se suicidó en febrero de 2018, momento desde el cual la relación con su nieta fue escasa.

Por otro lado, el informe realizado por el Equipo Interdisciplinario señala que la abuela materna presentó un discurso en el que se evidencia la “escasa actitud empática con la niña” y que “no identifica las necesidades emocionales o afectivas de la pequeña”. También se detalla que la tía abuela “significó el grave maltrato sufrido por la niña como una enfermedad” y que “deslinda a Zajur de cualquier responsabilidad”.

Como el Código Civil y Comercial equipara la privación de responsabilidad parental a la declaración en situación de adoptabilidad, la jueza Herz dio un paso más en la búsqueda de una familia definitiva para Viqui. Para ello, solicitó al Ruaga (Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos) que inicie actuaciones atendiendo al especial perfil de la niña, que atraviesa afecciones en su salud que deberán ser tenidas en cuenta al momento de la selección de los padres adoptivos.