Transición hacia la Casa Rosada

Los cuatro jinetes de Alberto

Un nieto de Antonio Cafiero, un ex ministro “eyectado” del gobierno cuando Néstor apoyó a Stiuso, una ex pareja del mandatario electo que escribió un libro crítico contra Cristina y un kirchnerista que intermediará entre el electo Jefe de Estado y los “ortodoxos” gobernadores peronistas.

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Béliz y Alberto Fernández en 2003, tras un entredicho entre ambos funcionarios kirchneristas, cuando se discutía sobre “narcodemocracia” durante el menemismo.

Foto: Archivo El Litoral

 

Ignacio Hintermeister

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Omar Perotti estuvo en los festejos del Frente de Todos en la Chacarita, pero no pudo salir en “la foto” del regreso peronista al poder. Junto al tucumano Manzur, el entrerriano Bordet y el sanjuanino Uñac quedó abajo del escenario montado por el kirchnerismo en la Chacarita. Máximo

tuvo privilegios en la celebración, pero las derrotas camporistas en territorio bonaerense amargaron su estrategia. “Debimos ganar por goleada”, se sinceró Dadi Brieva.

Son los síntomas que testifican las tensiones internas que administra Alberto por estas horas. Fernández es un hombre que siempre gestionó para terceros; lo hizo para Duhalde, cuando debía “cuidar” su regreso a la Casa Rosada tras un mandato de Kirchner. Lo hizo para Kirchner, cuando abandonó al ex mandatario bonaerense para garantizar su lugar en la Casa Rosada, al menos hasta que se fue del íntimo despacho desde el cual no vio nada. Elogio de la traición.

FMI y bonistas aguardan al nuevo mandatario con gentiles salutaciones, después de haber escuchado a Sergio Massa y Martín Redrado en Estados Unidos. Fueron los emisarios para tomar distancias de Maduro a los ojos de Washington y para tantear ánimos inversores, antes de negociar el reperfilamiento. En el Río de la Plata fueron horas de reproches cristinistas y del “somos lo mismo”, con el que sorprendió Alberto. Dichos previos al comicio en el que el Frente de Todos no alcanzó en las urnas el apoyo hegemónico que descontaba.

Después de desayunar con Macri en “ordenada transición”, la movida siguiente de Alberto fue la designación de su equipo de transición. Un gesto que no pasa desapercibido y que -en el único dato previsible- ubica al jefe de campaña del Frente de Todos, Santiago Cafiero, como encargado de coordinar el equipo.

El camporista Eduardo De Pedro integra el cuarteto; si resulta ministro del Interior, será intermediaro “kirchnerista” entre Fernández y los jefes territoriales del PJ. Los gobernadores son -como Massa o los gordos de la CGT- la plataforma de apoyo en la que el presidente electo sustituye la falta de una base propia. “Wado” es una cuña “K”. Cristina, Kicillof, la Cámpora, la CTA y las organizaciones sociales son parte del universo electoral del Frente de Todos, pero no de la trama que le asegura sustentabilidad a la voluntad de Alebrto Fernández en el ejercicio del poder.

La lista de los gestores de la transición se completa con dos nombres que generan perplejidad política (tal vez compensación de tensiones) puertas adentro del Frente de Todos. Uno es el de Gustavo Béliz, hombre ligado a la Iglesia, que renunció como ministro de Justicia de Néstor (y se fue del país) tras denunciar la ilegal actividad de Jaime Stiuso. La Casa Rosada se inclinó por entonces en favor del ex espía; venían tiempos de carpetazos.

El último nombre de la lista es el de Vilma Ibarra. Fue pareja de Alberto Fernández y escribió “El ocaso del Relato”, en el que expuso -una por una- las contradicciones de la Cristina menemista a su última versión kirchnerista. La encargada de los temas legales de la transición será, tal vez, menos trascendente en la sucesión de Alberto a Mauricio que en la dialéctica de la interna peronista, cuya conciliación promete ser más compleja que con el gobierno saliente.

“No es cogobierno”

La transición “no implica un cogobierno”, advirtió Nicolás Trotta, coordinador de los equipos técnicos del presidente electo, Alberto Fernández al analizar el encuentro que mantuvo con Mauricio Macri. “Es un proceso como ocurre en todos los países del mundo, donde el equipo entrante empieza a tomar conocimiento del estado de situación, pero hasta el 10 de diciembre la responsabilidad de gobernar es de Macri. Ahora viene la etapa del diálogo, la de superar estas antinomias innecesarias”. Dijo sobre el futuro gabinete que Fernández no se apresurará en dar nombres. “Hay mucho tiempo por delante todavía, hay que ser responsables en ese sentido y convocar a los mejores hombres y mujeres en esta etapa compleja”, puntualizó. Rogelio Friogerio y Hernán Lacunza serán los encargados de negociar por el macrismo.

Reformas estructurales

El secretario de la Cámara Argentina de Comercio, Natalio Grinman, exhortó al presidente electo, Alberto Fernández, a llevar adelante “reformas administrativas, para terminar con esta historia de gastar por encima de nuestros recursos”. “La tarea a la que se enfrenta el próximo presidente electo Alberto Fernández, a quien felicitamos, es muy compleja”.

Iinsistió en que “se requieren reformas estructurales importantes para terminar con esta historia de gastar por encima de nuestros recursos. Reiteramos nuestro compromiso de trabajar, tal como lo hicimos con todos los gobiernos democráticos sin distinción de bandería partidaria, aportando ideas y proyectos, para desarrollar nuestro entramado productivo, promoviendo el desarrollo de las Pymes de nuestro país profundo, que nos permita impulsar el consumo interno y aumentar sensiblemente las exportaciones”, apuntó.