Llegan cartas

La juventud revolucionaria

Edgardo Urraco

Los movimientos sociales han inscripto su acción en los anales de la historia mundial. Cuando se habla de revolución, se piensa en una rebelión destinada al derrocamiento de un gobierno. Pero cualquier actividad que promueva un cambio profundo en algún estado de cosas, puede ser considerada revolucionaria. El “Mayo Francés” de 1968 es uno de los acontecimientos emblemáticos originados por jóvenes estudiantes, que obligó al presidente Charles De Gaulle a adelantar las elecciones. Por su parte, la juventud tuvo decidida participación en la revolución rusa de 1917. Y hoy es Greta Thunberg, la adolescente sueca, quien con su famoso “fridays-for-future” (viernes para el futuro), lidera una corriente mundial multitudinaria en defensa del medio ambiente. Pero no siempre la juventud se expresa masivamente, sino que individualmente o en pequeños grupos, también genera hechos revolucionarios en la técnica y en la medicina. Argentina se enorgullece por tener jóvenes talentosos, y su futuro se asienta en una juventud estudiosa, con una formación primaria, secundaria y universitaria de excelencia. Pero los jóvenes primero son niños que deben tener ampliamente satisfechas todas sus necesidades: alimentación, agua potable, vivienda, sanidad e instrucción; un desafío histórico del Estado Nacional, cuyo feliz resultado será reconocido por la posteridad.