Planeamiento urbano

“Todos deben contribuir a reducir la vulnerabilidad hídrica de la ciudad”

La abogada Melinda Maldonado, especialista en derecho urbanístico, planteó la necesidad de generar medidas de adaptación y mitigación frente al cambio climático. Destacó la construcción de retardadores pluviales y la apuesta a veredas “verdes”. Para lograr un financiamiento local, propone cargas urbanísticas y tributos (impuestos, tasas y contribuciones).

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Presentación. La abogada Melinda Maldonado disertó en Santa Fe en el evento “Encuentro por las ciudades”, en el panel “Desafíos para las ciudades frente al cambio climático: herramientas de financiamiento urbano”. Foto: Luis Cetraro

 

Redacción de El Litoral

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Pensar en el cambio climático y el ordenamiento urbano para mitigar el impacto ambiental o bien protegerse de los efectos ya irreversibles, es una materia que ya exige intervención y soluciones, para ahora y para más adelante.

La abogada Melinda Maldonado, especialista en el derecho urbanístico y cambio climático, disertó en Santa Fe en el evento “Encuentro por las ciudades”, en el panel “Desafíos para las ciudades frente al cambio climático: herramientas de financiamiento urbano”. Previo a su presentación, Maldonado dialogó con El Litoral y contó detalles de su investigación sobre los retardadores pluviales públicos y privados de Santa Fe.

La abogada pone en debate una pregunta, que ya responden en grandes ciudades latinoamericanas y que de a poco empieza a hacerse eco en Santa Fe, y es: ¿cómo financiar medidas de cambio climático? “Las fuentes de financiamientos tradicionales son fuentes externas, aisladas, tanto nacionales e internacionales. Pero lo que nos preocupa a nosotros es cómo financiar el cambio climático con medidas locales y lograr el autofinanciamiento”, explicó la investigadora y docente de Políticas del Suelo en el Instituto Lincoln.

En este camino de investigación, Maldonado junto a su equipo analizaron qué medidas se toman en Brasil, Colombia y en Argentina. “En el relevamiento que hicimos encontramos que Colombia y Brasil son modelos en derecho urbano de América Latina, y Argentina está mirando esos modelos; acá hay mucho potencial y las legislaciones están avanzando en temas urbanos”, comentó la abogada y agregó que utilizaron como factor de investigación a los retardadores pluviales de la ciudad.

“Nos llamó mucho la atención por su simplicidad como instrumento y lo caracterizamos como una carga urbanística que es exigida al momento de solicitar las licencias de construcción y urbanización. Nos interesó la exigencia a la parte privada, porque cambia la lógica de cómo entender a la propiedad, que es una función social y ambiental, que no sólo implica limitar el dominio sino que establece obligaciones a la propiedad, y dentro de esas obligaciones, la construcción de un retardador”, detalló. Al mismo tiempo amplió esta obligación que también recae sobre el Estado, “tiene que dar el ejemplo”, sostuvo.

Tipos de retardadores

Los diferentes retardadores pluviales, como su nombre lo indica, se encargan de retener agua de lluvia por un tiempo, hasta que los desagües drenen las precipitaciones para no colapsar el sistema de drenaje y así evitar importantes anegamientos. Todo el sistema está calculado según lo normado en la ordenanza municipal Nº 11.959 sobre retardadores pluviales, que determina para el cálculo de estos contenedores tomar como referencia una lluvia de 60 mm/hora, considerada una lluvia fuerte. “Esta ordenanza modifica las normas de edificación y urbanas, y tiene incidencia en el sistema jurídico urbanístico”, remarcó Maldonado.

—¿Qué tipos de retardadores observaste en la investigación?

—Por las consultas que hice en edificaciones privadas y en la Secretaría de Recursos Hídricos de Santa Fe, observé que hay una gran variedad y flexibilidad, y que las tipologías se adecuaban a las condiciones de obra. Es muy distinto si es una obra nueva porque ya se tiene en cuenta el retardador en el proyecto, y es muy distinto cuando se saca una licencia de ampliación.

—¿A qué creés que apunta esta herramienta?

—Es una obligación, ya que todos deben contribuir a reducir la vulnerabilidad hídrica de la ciudad. Ésta es sólo una medida, y lo importante es que esté acompañada por un plan mayor que es el plan de desagüe de la ciudad.

—¿En qué momento se da la exigibilidad de esta obligación?

—Hay distintos supuestos. En los casos de obra nueva y de ampliación hay una carga urbanística, porque se exige al momento de solicitar la licencia de construcción y se hace una contraprestación por esa licencia. Es una manera de compensar la impermeabilización del suelo, por eso lo consideramos que es una carga urbanística.

—Respecto al uso de retardadores en otras ciudades provinciales y del país, ¿en qué situación está Santa Fe?

—Encontramos que hay otras ciudades como Venado Tuerto y Rosario que tienen sistema de retardadores. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, el nuevo Código de Planeamiento Urbano también ha incorporado los retardadores, pero mucho más restringido, sólo a zonas de riesgo hídrico y de acuerdo a la superficie de edificación.

—¿A qué conclusión llegaste?

—La ciudad de Santa Fe tiene una alta incidencia en las construcciones privadas y eso es bueno. Además tiene este supuesto de medidas de adecuación para los que ya tienen licencias y no los he visto en otras ciudades.

Ideas de financiamiento

Los retardadores pluviales y las veredas “verdes” (forestación) son algunos instrumentos que favorecen a moderar el cambio climático. “Hay dos medidas de cambio climático, de adaptación y mitigación. Para mitigar se busca, por ejemplo, reducir los efectos de gases, por eso se apunta a plantar árboles en las veredas, que también sirven para absorber agua de lluvia. Para la adaptación se trabaja más en la consecuencia y en reducir la vulnerabilidad, por eso los retardadores”, detalló.

Para financiar estas medidas, la especialista en derecho urbanístico plantea: “Buscamos un autofinanciamiento, que sea local. Hay dos vías, una es por cargas u obligaciones urbanísticas -se incluyen los retardadores-; y la otra es por tributos (impuestos, tasas y contribuciones) con lo que se puede hacer ‘contribución de mejoras’, subir o bajar impuestos con fines ‘verdes’, es decir que uno pague menos impuestos por tener más árboles, es un incentivo”.

Ejemplos de amortiguadores de lluvia en avenida Freyre

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Retardadores. El reservorio de lluvia, en avenida Freyre y Catamarca, pasó la prueba y cuando caen intensas precipitaciones, la zona no queda anegada. Foto: Flavio Raina

Sobre avenida Freyre, en su intersección con calle Catamarca, cada vez que llovía se volvía intransitable.

Por ese motivo, en el marco del plan integral de remodelación de avenida Freyre, la Municipalidad planificó una solución para este histórico problema y construyó un reservorio sobre el cantero central. El mismo tiene dos cuadras de largo, sobre Freyre entre Catamarca y Tucumán.

“Al momento de la lluvia, todas las bocas de tormenta comienzan a captar y dirigir el agua hacia el conducto existente en calle Catamarca, que luego lleva el agua hacia los reservorios. Cuando el caudal es mayor al volumen que puede transportar ese desagüe, los retardadores empiezan a acumular el excedente, hasta tanto disminuya la intensidad o pare la lluvia. Entonces, la situación comienza a restablecerse a medida que el desagüe sigue evacuando, hasta volver a la situación original, en la cual los retardadores quedan vacíos”, explicó Felipe Franco, secretario de Recursos Hídricos de la ciudad, tras una intensa lluvia de principios de septiembre, que sirvió para poner a prueba a este retardador pluvial.

La obra, conectada al sistema hídrico de la ciudad, incluye la construcción de un conducto troncal de unos 200 metros que va por debajo del cantero central de la avenida, desde Tucumán hasta Catamarca. También, los tres retardadores propiamente dichos que se conectan con este conducto, y que son el corazón del sistema.