Otra vez su continuidad en el tapete...

Lavallén camina en arenas movedizas

No es nuevo que se discutan sus estrategias y decisiones. La derrota ante Vélez agilizó las versiones de un cambio de rumbo. En su momento, Pancho Ferraro fue el hombre que lo defendió. ¿Pensará igual que antes o también se le habrá caído ese respaldo?

D8-A-_DSC0218.jpg

Los cinco volantes que puso Lavallén en el mediocampo no le dieron resultado. Vélez manejó la pelota y el partido. Ni siquiera pudieron controlar a Gago, dueño absoluto del mediocampo como ya le había pasado en la final ante Independiente del Valle con Pellerano.

Foto: Ignacio Izaguirre

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

La trama se inicia la noche del partido con Huracán. Ese día, José Vignatti se fue enojado de la cancha y con una decisión que la muñeca de Pancho Ferraro torció al día siguiente. “Jamás hay que echar a un entrenador en el vestuario después de un partido”, confió Pancho a este periodista en Café con Fútbol. Por eso, quizás, Vignatti no bajó al vestuario por más que la calentura del momento inclinaba la balanza a terminar con el proceso. Salvo Darrás, que sí estuvo en el vestuario y regresó con el plantel ese viernes a la noche, el resto de la plana mayor se quedó en capital y volvió al otro día.

“Pancho, ¿está volviendo a Santa Fe?... Apure el regreso porque a las 4 de la tarde nos reunimos en el hotel. ¿Está claro?”, fue la “orden” de José Vignatti al secretario deportivo el día sábado. “Ariel, apurá la marcha que tengo que llegar a esa reunión”, le dijo Pancho a su hijo, que manejaba el coche en la vuelta a Santa Fe. La reunión ya tenía avisados a sus integrantes: los dirigentes, el secretario deportivo y Lavallén.

Pancho fue el que tomó la palabra y le pidió calma a los dirigentes. “Veo cómo trabaja este cuerpo técnico, lo que se esmera y pienso que hay que ser cautos y dejarlos que sigan trabajando. Se jugó mal como puede jugar mal cualquier equipo en cualquier partido, pero yo vengo a todos los entrenamientos, llegó un buen rato antes de que empiecen y ellos ya están trabajando, cada cuál con sus computadoras. No hay que apresurarse, dejemos que sigan haciéndolo porque trabajan bien”, dijo Pancho, seguramente con ese tono tranquilo, que inspiró confianza en una dirigencia que confió en él y respetó su opinión. Pancho lo respaldó a Lavallén en ese momento. Como también lo hizo después, cuando otra derrota lo hizo trastabillar (la noche del partido con Independiente). Justamente dos partidos (Huracán e Independiente) en los que el técnico se fue sin hablar, casi sospechando que algo malo estaba pasando o podía pasar.

Y Lavallén continuó, llegó a la final de la Sudamericana y logró lo que ningún otro entrenador pudo en 114 años de historia. El análisis meramente resultadista, exitista si se quiere, lo puso en un sitial único, pero con un equipo que futbolísticamente no terminaba de convencer. Y con estrategias que tampoco terminaban de convencer.

Cuando este periodista, en la conferencia de prensa post final, le preguntó a Vignatti y a Ferraro por la opinión futbolística de ese partido, Vignatti atinó a decir que lo único que iba a opinar, era que el partido, desde su óptica, debió suspenderse. Y Ferraro fue concluyente: “No opiné públicamente en cinco meses que llevo en el club de ningún partido, menos lo voy a hacer ahora, después de una final perdida. Si Lavallén me lo pide, me sentaré con él y hablaremos. Pero públicamente no diré nada”.

La pregunta es: ¿quedó conforme Ferraro?, ¿no le hizo cambiar de opinión la estrategia de esa final?, ¿se quedó sin argumentos sólidos para defender al DT?. Eso no se sabe porque Ferraro priorizó el silencio, la cautela y lo fundamentó diciendo que nunca había opinado públicamente. Pero seguramente lo habló con los dirigentes. Y quizás también lo hizo con Lavallén. Eso forma parte de una intimidad que, públicamente, no se ha ventilado.

Hasta que llegamos a este domingo de festejo en Liniers por los 25 años de aquella gesta en Japón. Derrota, mal juego y otra vez los rumores. La plana mayor estaba representada en José Vignatti, Patricio Fleming y Horacio Darrás. También estuvo Pancho Ferraro, que antes del partido recibió el saludo afectuoso y considerado del Gringo Heinze. Pancho fue al vestuario después de la derrota, no sin antes haber tenido las impresiones de los dirigentes. Que no fueron buenas, queda claro.

No estaba bien Lavallén después del partido. Es natural que no se sienta cómodo después de una derrota, pero hay algo a lo que en el fondo le cuesta encontrar una explicación razonable. Son 9 partidos consecutivos en Superliga que el equipo pierde de visitante. Y además, la actuación tampoco ayuda. Colón no la peleó nunca con Vélez, fue superado y la sensación que uno tiene es que tampoco hubo, desde su idea y planteo, algo que pueda ayudar desde afuera.

* “Es inexplicable lo que nos pasa, porque yo veo que el equipo responde de local, pero estoy tratando de encontrar la causa para entender por qué no repetimos de visitante. De local encuentro reacción y de visitante no”.

* “Hablaré con los jugadores y trataré de encontrar junto a ellos esas causas. Escucharé a todos y veré la mejor manera de poder sacar esto adelante. A veces, la cabeza suele jugar una mala pasada”.

* “Lo único que yo sé y que les puedo decir, es que el lunes a las 16.30 estaré en el club iniciando el entrenamiento con el plantel. Yo solo pienso en el partido que viene. Y para mí, lo más importante a partir de ahora es Aldosivi”.

* “Intentamos jugar a algo distinto pero el resultado fue el mismo”.

* “Hay que encontrar rápidamente las causas que nos llevan a perder de visitante, porque puede ser que ganemos otra vez de local, pero luego nos tocará venir a Buenos Aires para jugar con Arsenal de visitante y nuevamente se nos presentará la misma historia”.

Estas fueron algunas de las declaraciones que hizo Lavallén, más allá de mencionar que la idea era marcar a Gago para que no juegue (fracasó en el intento) y que esa función no la podía desempeñar ninguno de los dos delanteros (el Pulga o Morelo) y que por ese motivo cambió de esquema y jugó con un 4-2-3-1.

Lavallén está convencido de que los jugadores le responden, que en momentos complicados sacó a relucir el carácter y que mientras esto pase, mientras él vea que existe una respuesta adentro de la cancha por parte de los futbolistas, seguirá pensando que hay conexión y que eso no debe interrumpirse.

Después de perder la final con Independiente del Valle y sin que ningún dirigente lo haya planteado, varios jugadores opinaron que por más que los resultados posteriores no fueran buenos, había que seguir adelante. Es decir, los dirigentes saben que el técnico tiene banca en el plantel. Esto, sin dudas, es algo que favorece a Lavallén porque él mismo lo reconoce cuando expresa que el día que no encuentre conexión con sus jugadores, llegará el momento de irse.

Esto no es ninguna novedad y todos los técnicos lo saben. Allí, en la intimidad y en la “banca” con los jugadores, es el recinto en el que se encuentran respuestas y fortalezas. Pero evidentemente hay cosas que no funcionan o que no salen de la manera deseada o trabajada. Si, por ejemplo, Lavallén arma un equipo en función de encontrar a alguien que encime a Gago para que Gago no juegue y se encuentra con que el manejo de la pelota, por parte del rival, empieza siempre en ese jugador y sin que tenga demasiados obstáculos a la vista, es porque no lo entendieron o equivocó la idea. Tapar el primer pase era el objetivo y no se consiguió. Y después, “entendimos en el segundo tiempo que si manejábamos la pelota, le podíamos hacer daño”, y la pregunta es: ¿por qué esperar hasta el segundo tiempo o no intentarlo desde el arranque?

El fútbol de Colón y su futuro está inmerso en un círculo vicioso. Cuando se gana, parece que todo se disimula y se disfraza detrás de un resultado; cuando se pierde, afloran las dudas y los pedidos de decisiones urgentes y terminantes, tanto con el técnico como también con algunos jugadores. Es un círculo vicioso que merece un análisis profundo que no se diluya ni se sostenga o se desbarranque por la volatilidad de un resultado.

Lavallén viene caminando desde hace un tiempo por arenas movedizas. Y adentro de la cancha, en el análisis puramente futbolístico que vaya más allá de ganar o perder el partido, muchos no encuentran razones para justificar su continuidad. Algo que hoy está en tela de discusión.

D8-B-_DSC0164.jpg

Franco Quiroz quiere salir con pelota dominada ante el asedio de Thiago Almada (una de las figuras de Vélez) y Gastón Giménez. El juvenil defensor sabalero tuvo muchos problemas en la marca.

Foto: Ignacio Izaguirre

19 partidos

Son los que lleva Colón sin ganar de visitante por la Superliga. El último fue en mayo del año pasado ante Racing, cuando clasificó para la Sudamericana de este año. Desde ese momento, pasaron 567 días.

“Colón campeón”

La Agrupación “Colón campeón” que lidera Ricardo Magdalena convoca a una reunión en Hipólito Yrigoyen 2329 a aquellos socios que quieran conocer la propuesta de dicha agrupación política. Para mayores informes se puede llamar al 3424481966. Además, el síndico Ricardo Luciani, integrante de este grupo, solicitó hace tiempo un pedido de informe sobre varios puntos que tienen que ver con la situación económica, financiera y deportiva del club, sin haber recibido contestación aún.

100 partidos

Cumplió Christian Bernardi con la camiseta de Colón. En total, marcó 11 goles.

D8-C-_DSC0327.jpg

Marcelo Estigarribia jugó en varias posiciones durante el partido y en esta acción busca dar un pase ante la marca de Nicolás Domínguez y Orellano, en la parte final del encuentro, cuando todo Vélez era una fiesta para despedir a Cubero.

Foto: Ignacio Izaguirre

633 partidos

Fueron los que jugó “Poroto” Cubero con la camiseta de Vélez. Idolo total, es el que más veces vistió la camiseta del club de Liniers, aventajando a Pedro Larraquy, que totalizó 457 partidos. Fue despedido con una gran ovación.

  • No puedo creer lo que me pasó. Apenas había tenido un solo desgarro en Tucumán y nunca más una lesión. No tenía ni ansiedad ni nervios. Habíamos decidido que íbamos a practicar penales y cuando fui a ejecutar el tercero o el cuarto, le pegué fuerte, como si estuviese definiendo la Copa. Se me pasaron un millón de cosas por la cabeza y realmente la pasé muy mal... La sigo pasando muy mal”.

Rodrigo Aliendro

El volante de Colón, que acompañó al plantel, explicó lo que le pasó el día previo a la final en Asunción del Paraguay.

Lo que viene

A Colón le queda recibir el viernes a las 19 la visita de Aldosivi de Mar del Plata en el Brigadier López y luego visitar a Arsenal, en el encuentro que fue suspendido cuando Colón debió jugar la final con los ecuatorianos. Hay una posibilidad de que ese partido se adelante del viernes 13 al jueves 12 del corriente mes de diciembre. El 13 se jugará la final de la Copa Argentina entre River y Central Córdoba de Santiago del Estero.