Experiencia Forrajera 2019

El forraje, donde todo comienza

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El insumo más importante. El maíz para silo es una de las principales fuentes nutricionales del rodeo. El desafío es sacarle el máximo provecho.

 

Campolitoral

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Luego de 31 ediciones, Experiencia forrajera se consolida en la agenda de productores, contratistas y empresas de uno de los nichos de mayor vanguardia del campo. Y ostenta con orgullo la característica de estar organizada por marcas competidoras, que se juntan para exponer sus novedades ante este público tan selecto. Este año no fue la excepción, y los responsables decidieron desdoblar la temática en picado y cosecha; una dinámica para cada necesidad.

“Llevamos ya 9 años trabajando este evento. En Sunchales es la actividad número 12, siempre tratando de innovar y enriquecer el evento”, asegura Eduardo Gross, vicepresidente de la empresa en Argentina. “Entendemos que los públicos son distintos: para la carne o la leche no es el mismo el que usa la picadora que aquel que usa la cosechadoras por las distintas necesidades y sus ventanas de trabajo”.

Respecto a los desafíos que se vienen par ala marca, aseguró estar trabajando mucho en la agricultura de precisión, y en temas como siembra y cosecha variable, mapas de prescripción agronómica en las distintas aplicaciones, etc. “Es lo que el mercado está pidiendo: ser eficiente en costos, ser más productivos, y la diferenciación viene por ahí”.

Finalmente, admitió que en estos momentos sin bancos, las empresas marcan la diferencia. “Tenemos una financiación propia en dólares a 5 años para la maquinaria usada y a 4 años a 3.5 en dólares para picadoras. Es la herramienta para poder avanzar acompañando a los clientes con este esfuerzo”.

La importancia de la semilla

Según el Ing. Agr. Mauricio Acosta, cara de un importante semillero reconoció la importancia de estar presentes con algunos tips o herramientas para tener en cuenta a la hora de confeccionar un buen silaje. Teniendo en cuenta que hay híbridos de maíz para grano y otros para silaje, implementan planes de mejoramiento para esos últimos. “Más allá de eso, buscamos a la hora de la elección de un buen material, la mejor cantidad de materia seca digestible como alimento para darle a las vacas, novillos o terneros. Que sea de alta calidad, para que el animal lo traduzca en alta conversión a carne o leche”.

Acosta reconoce que también buscan una amplia ventana de picado, para que ese cultivo que está en el campo, “si el contratista no puede venir (porque llovió o no hay piso), el cultivo se mantenga verde, no pierda tanta humedad y nos permite cosecharlo con una humedad óptima sin perder los atributos de calidad, con parámetros de fibra para la dieta animal”.

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Capacitación. La empresa familiar en la lechería, el aporte de AAPRESID y del INTA, fueron abordados en un espacio entre las dinámicas.

Por último, respecto de la densidad de siembra, recomendó apuntar a densidades medias. “Vemos a través de los ensayos (en unidades experimentales y a campo), que con densidades medias -entre 60 mil hasta 70 mil plantas- estamos teniendo resultados iguales o hasta superiores que cuando usamos más plantas. La clave: la fertilización nitrogenada, que permite obtener el máximo rinde que se traduce en un buen silo de maíz”.

Mejorar la administración

Según Reynaldo Postachini de Claas, es un orgullo mantener esta exposición conjunta con el grupo de empresas “con algunas de las cuales competimos”. Y agrega que el campo no es sólo producir toneladas de soja o litros de leche. “Detrás hay mucha gente que trabaja codo a codo. Y Argentina está entre los países más sustentables a nivel productivo y en el cuidado de los campos. Es un orgullo que nos acompañen entidades como AAPRESID y el INTA”.

Según el referente de la marca alemana, Experiencia es un banco de pruebas, que permite ver la maquina funcionando, contar con un workshop de empresas testeando en vivo y en directo. “Es como comprar un auto usado que podés probar una semana, nos permite generar nuevas expectativas en el mercado”, afirma con su particular estilo.

En este sentido, admite que la marca trabaja en el desarrollo de nuevas tecnologías que apunten a un menor consumo y una mayor producción por tonelada procesada. “Tratamos de acercarnos al productor con crédito propio, porque entendemos que los cambios nos afectaron a todos, todos sufrimos: la cadena intermedia, los contratistas, y con el cepo también tenemos problemas para pagar nuestras deudas”.

A futuro, el empresario admite que hay que producir más. “Argentina es uno de los países más productivos y debemos apuntar a la producción global. Ante el riesgo todos nos protegemos, y el productor se protege con lo que tiene a mano”, dice en referencia a los granos. Finalmente, adentrándose en diagnósticos políticos, afirma que Latinoamérica debe apostar a los plazos más largos y no “usar” a la pobreza, que se supera sólo con la educación. “En esto estamos errando el camino, lo importante es mirar par adelante, pensar en el bien común y el futuro de la Argentina. Estas son empresas con más de 50 años, que han pasado muchas crisis, y que pueden mostrar que en Sunchales hace 90 años un señor pensó que la cosechadora autopropulsada era el futuro”.

Claves para ser eficientes

Según el Ing. Agr. Federico Sánchez, el silaje de maíz es el ingrediente básico para la dieta animal. Y le pone cifras a un crecimiento sin igual. “En Argentina ya picamos más de un millón y medio de has de maíz porque nos da fibra y energía”. Pero aclara que lo importante es saber algunas cuestiones cuando entramos con la maquinaria al campo para confeccionar ese silaje.

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Tribuna caliente. El evento permitió una recorrida a campo protegidos del inclemente sol de diciembre.

En cordobés básico, Sánchez explica que el silaje es un método de conservación del forraje “como si hiciéramos un pickle, picamos en el campo, y lo metemos en una bolsa con un método anaeróbico (sin aire) ya que la ausencia de oxígeno baja el Ph”.

A la hora de cuantificar el crecimiento de este proceso, explica que desde el año 1995 hay unas 40 mil picadoras en el país, que permiten aumentar la rentabilidad y disminuir los costos. Algo similar que con el proceso de henificación de alfalfa, rollos y megafardos, que permiten conservar el forraje por deshidratación. “Todavía tenemos mucho para mejorar en cuanto a la calidad en cosecha, sobre todo hacerlo en el momento oportuno con las máquinas adecuadas”.

El especialista aconseja no hacer el silaje temprano para no trasladar tanta agua, “algo ineficiente que nos lava el producto”. También aconsejó picar con el grano consolidado con la mayor cantidad de almidón, y en la alfalfa en el momento más oportuno de corte para lograr la relación entre cantidad y calidad. “Usar una desmalezadora adecuada para una buena calidad de corte. Sugirió usar una segadora con acondicionador, que no requiere una gran inversión, y con las humedades precisas. “Rastrillar con un 40 % de humedad, hacer el rollo entre 13 y 20 % de humedad, y para eso comprar un humedímetro (que vale $ 7.000) que permite hacernos el ojo y ser más precisos. Si no medimos, no podremos lograr esa precisión que buscamos”.

Palo y a la bolsa

En la etapa de poscosecha, el material que uno procesa en el campo debe ser derivado a comercialización (a puerto o a un acopio) para la venta, o se puede almacenar en el campo (ya sea grano o forraje).

Según Nicolás Olazarri, de Richiger, los granos y forrajes se trabajan y embolsan de forma distinta, “para poder tener reserva de cada uno a lo largo de un período de tiempo con un material que preserve sus medidas de calidad para proveer al animal”.

Olazarri opina que desde la incorporación del silobosa ha habido una “revolución”. Y agregó que hoy la tecnologías “nos permiten producir más y más rápido. Nosotros hemos buscado no tener un colchón de tiempo entre un proceso y otro. Estamos haciendo embolsadoras para grano entero y para el procesamiento del grano, ahorrando el proceso para la posterior alimentación del animal, esto ahorra tiempo y dinero. También incorporamos embolsado de forraje, con máquinas muy grandes que hacen la silobolsa con pasto adentro”.

El analista asegura que la innovación es permanente, y que las máquinas de poscosecha nos marcan el camino. “La capacidad y la calidad de ese proceso, se logra pese a una menor mano de obra aplicada. Hoy cuesta mucho conseguir gente que opere maquinaria a campo. Y una ventana de oportunidad con las maquinaras que miden la humedad y conservación de granos que las máquinas más chicas también están incorporando. Estamos trabajando con entidades financieras y de financiación propia para ayudar al productor, todos los días son un desafío en la Argentina”, confesó.

Actualidad lechera

Una de las principales disertaciones teóricas del evento la brindó Jorge Giraudo, del Observatorio de la Cadena Láctea. “A nivel mundial va a cerrar el 2019 con una producción igual al año pasado, creciendo en el hemisferio norte y con caídas en el hemisferio sur” opinó.

Según Giraudo, el mercado mundial es muy chico, (el 12 % de la producción global), y se mueve con mucha volatilidad. A su vez presenta una demanda sostenida y creciente en los países emergentes con su principal traccionador que es China que crece al 9 % y África que viene creciendo.

“Recordemos que Argentina tiene 51 pesos por dólar efectivo de cobro del sector industrial, que es el dólar oficial comprador que tiene retenciones de $3. Con lo cual, cualquier alejamiento entre el oficial y el paralelo y con un eventual aumento de esas retenciones puede hacer más compleja la recomposición de las exportaciones. Incluso puede hacer caer las exportaciones”.

Escenario y perspectivas

Giraudo manifestó que el mercado interno cierra 2019 con un 6 % menos de consumo (177 litros) una de los más bajos de los últimos 30 años. “Sabemos que este gobierno tratará de recomponer eso, con lo cual una suba del consumo puede impulsar una mayor producción, que si en el mercado externo no se pude ubicar, podría volcarse en el mercado interno”.

Por otro lado, manifestó que la lechería argentina tiene problemas de costos intermedios que la hacen una actividad compleja (costos, inflación, tasa de interés, presión impositiva), y que dificultan el negocio lechero a nivel primario como industrial; y no hay mecanismos para atemperar las caídas en los precios. “Los países como EEUU las tienen (mallas de contención, fondos anticíclicos, compras de stocks de intervención, aseguramiento de márgenes, etc.). Son políticas que protegen a la producción y el precio de esa producción en escenarios complejos o de alta volatilidad como tiene la lechería a nivel mundial”.

También expresó que hay que mejorar las relaciones transaccionales entre el productor y la industria, porque hay desconfianza entre los actores. “Debemos buscar herramientas que ayuden a transparentar esa relación. Esto se da en Argentina porque su lechería es una de las más atomizadas, acá las 5 empresas más grandes juntan el 30 % de la producción, y son muchos actores con los que discutir, y con una gran informalidad que no se involucran en estas cuestiones”.

Finalmente, respecto del sistema productivo, sostuvo que “hay un modelo para cada realidad, hay que ver la estructura societaria, familiar, la escala, el tamaño, la ubicación geográfica, en algunos casos se puede avanzar a modelos pastoriles, y en otros con estabulados y robots; lo importante no es el sistema sino el resultado del negocio.

 
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“Tratamos de acercarnos al productor con crédito propio, porque entendemos que los cambios nos afectaron a todos: la cadena intermedia, los contratistas, y con el cepo también tenemos problemas para pagar nuestras deudas”

Reynaldo Postachini

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“Todavía tenemos mucho para mejorar en cuanto a la calidad en cosecha, sobre todo hacerlo en el momento oportuno con las máquinas adecuadas”.

Federico Sánchez

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“Lo preocupante es que el precio de la leche en polvo (U$S 3.200 a 3.400/tn) para Argentina es un número bastante complejo si no existe un tipo de cambio favorable.

Jorge Giraudo