Caza de brujas

El procesamiento de los dirigentes de la Mesa de Enlace de 2008 enciende luces de alarma en el campo.

Federico Aguer

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La Cámara Federal de Rosario desestimó el sobreseimiento oportunamente dictado por el juez en 2017, por lo que se dictó el procesamiento y embargo de Mario Llambías (CRA), Luciano Miguens (SRA), Eduardo Buzzi (FAA), la ex diputada Margarita Stolbizer, el ex titular de la Sociedad Rural Hugo Biolcati, Fernando Gioino (Coninagro), Raúl Víctores (Sociedad Rural de San Pedro); Silvio Etchehum y María del Carmen Alarcón (ex Grupo Pampa Sur).

Desde CRA no tardaron en manifestar su estupor. “Cuesta entender el porqué de un tratamiento tan distinto a situaciones fácticamente idénticas, cuando reclama el campo: proceso judicial, cuando reclaman los movimientos sociales: justificación y solidaridad”.

Por su parte, la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe también salió a expresar su “absoluta solidaridad” con Mario Llambías y con los otros afectados. “Los 11 años transcurridos desde los hechos hasta el dictado de la resolución citada habla más de algunos jueces que de la idoneidad y la templanza de dirigentes rurales como Llambías”, expresaron en una gacetilla.

“Luego de 11 años, donde la sociedad quiere transcurrir estos tiempos complejos del país con la mayor tranquilidad posible, los actos jurisdiccionales de la Justicia Federal contra un ex Presidente de CRA son una ofensa a todo el movimiento rural confederado, que los productores que conformamos CARSFE repudiamos con indignación”, manifestaron.

Lo cierto es que a días que el nuevo Gobierno Nacional anuncie un paquete de medidas económicas (con aumentos de gravámenes impositivos), tranqueras adentro la decisión judicial fue tomada como una advertencia y una clara señal de los tiempos que se vienen.

En momentos en que el arco productivo expresa un ahogo financiero e impositivo sin precedentes e inédito a nivel mundial, llevar las cosas a un escenario similar a 2008 no sólo sería imprudente, sino que podría desatar un espiral de violencia inconducente e impredecible entre los argentinos. La lucha contra la pobreza y el hambre requiere un compromiso honesto y superador, ya no tolera más demagogia.