Juicio académico

Profesor universitario expulsado por violencia de género contra alumnas

Conrado Rudy Astudilla era docente de dos materias de la carrera de Psicología, en la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), y fue denunciado ante la institución por varias alumnas, dos de ellas oriundas de Santa Fe. La cesantía fue notificada el 20 de diciembre.

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Las denunciantes, participando de una marcha por los derechos de las mujeres. Foto: Gentileza Facebook

 

Ornella Pazzi

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El profesor Conrado Rudy Astudilla, a cargo de dos materias de primer año en la carrera de Psicología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), fue recientemente removido de su cargo en Paraná, impidiéndole también que se presente a futuros concursos docentes, según lo resuelto en un largo proceso de juicio académico que finalizó el jueves 19 de diciembre. Fue denunciado en múltiples oportunidades, la primera en 2014, por acoso, abuso, y violencia de género hacia sus alumnas; dos de ellas santafesinas.

Una de estas últimas, se presentó ante la institución en marzo de 2018 acompañada de su abogado, José Luis De Iriondo, y durante más de 3 horas se explayó sobre su relación con Astudilla. “Rápidamente aparecieron decenas de mensajes en las redes sociales donde estudiantes contaban situaciones desagradables, sea de intentos de acercamiento a algún tipo de relación afectiva, o de malos tratos” comentó el letrado, y prosiguió “siempre tratando de hacerse el canchero, el jocoso; lo cierto es que trataba mal a sus alumnos, y de esa forma, y con un grado de perversión muy refinado captaba a sus estudiantes, para entablar relaciones afectivas”.

Con aproximadamente 20 años de diferencia, Astudilla “usaba deliberada y sistemáticamente las redes sociales y su rol de docente de primer año, con todo lo que ello implica, con una marcada asimetría de poder, de conocimiento, para relacionarse con alumnas y entablar cuidadosamente relaciones que luego se tornaban tormentosas y muy violentas, ejerciendo en todos los casos violencia de género en su distintas formas”.

Modus operandi

Las jóvenes que se involucraban sentimentalmente con el profesor, luego de un tiempo, y cuando todo tendía a complicarse, intentaban salir de la relación, dejarlo. “Es ahí donde comenzaba la fase de acoso, donde Astudilla desplegaba toda una serie de formas de comportamiento que tendían a no dejarlas tranquilas”, les enviaba una miríada de mensajes por mail y whatsapp, las llamaba a cualquier hora, las hostigaba por las redes sociales y, además, se les aparecía en su casa o en la parada de colectivo, donde también dejaba pintadas para que, incluso cuando él no estuviera, ellas lo sintieran allí. También, el hombre “llegó a tratar de vincularse con amistades de las chicas, con las familias, y las terapeutas, todo muy invasivo. Una situación que se tornaba una pesadilla” aclaró De Iriondo.

Ese era su modus operandi, la descripción de lo vivido por las víctimas muestra las coincidencias en la forma de actuar del profesor. Cuando Andrea -la primera de las santafesinas que se animó a denunciarlo- se acercó a la Universidad en octubre de 2014 y planteó que tenía un vínculo con Astudilla (cómo se había acercado él, que padecía violencia de género y una situación de acoso), el asesor legal de la Uader “le preguntó si tenía marcas visibles y le dijo que los correos electrónicos no servían de prueba porque eran cuestiones privadas; en definitiva, no le dieron ningún trámite” dejándola desamparada. Hoy, la nota denunciando el modus operandi de Astudilla “da cuenta de la falta de perspectiva de género, de la voluntad de encubrir y mirar hacia otro lado, de la negligencia y de la falta de respuesta institucional de calidad por parte de la Uader, que si hubiera hecho lo que correspondía allá por 2014 no hubiéramos lamentado que otras chicas caigan en las manos de este ser tan perverso”.

Sufrir el mismo trato

“El costo que yo pagué por defender mi lugar fue muy alto” aclaró Sofía -estudiante santafesina-, mientras describía cuán asfixiante podía llegar a ser Astudilla: “Todo el tiempo se metía en los diferentes ámbitos en los que yo estaba, para ser él el único”.

Habiendo atravesado una relación marcada por la violencia de género con el profesor y el acoso del mismo cuando lo dejó, Sofía dice que tras denunciarlo en la Uader “comenzamos a sufrir el mismo trato por parte de la Universidad, de poner al frente -de la investigación- a las mujeres”. Se recuerda, durante los últimos dos años, pidiendo colaboración a la institución, consultando si necesitaban más pruebas y demandando “por qué tenía que andar yo pidiendo por los derechos que ellos dijeron que me iban a amparar”.

“La Uader fue su cómplice por tantos años, porque la primer denuncia es de 2014, pero este tipo estuvo al frente de un aula más de 20 años. Seguimos siendo los responsables de llevar a cabo este tipo de luchas los estudiantes, los que realmente queremos un cambio” manifestó Sofía, que a pesar de la expulsión del profesor continúa disconforme con la manera en que se manejó el proceso, los largos plazos que se pusieron y la indiferencia con la que se tratan las problemáticas de género en la Universidad.

Salvarse

Que se corriera del cargo a Astudilla era “la única” respuesta que buscaban tanto las víctimas, como quienes hicieron suyo el reclamo. Aún así, esa solución es parcial, ya que si bien el profesor no podrá acercarse a estudiantes, “él va a seguir haciendo lo mismo, va a seguir captando mujeres, va a encontrar la manera”, algo que hace aún más importante que esta historia sea conocida.

Respecto a la Universidad, “una entiende que está lo importante y lo urgente. Bueno, nos ocupamos de lo urgente, ahora queda lo importante” aseguró Sofía, mostrado el gran trabajo que queda por delante.

“Hoy en día dejo de ser víctima, porque tuve la posibilidad de denunciar, porque tuve la posibilidad de comprender, porque tuve la posibilidad de hacer este enorme recorrido y salvarme”.

Decisión histórica

“Hoy remarcamos el carácter histórico que tiene la expulsión de Astudilla, esta decisión que marca un antes y un después es un precedente que abre la posibilidad de denunciar a personas, a varones, que se comporten de esta forma, y desnaturalizar el trato violento y el abuso de poder por parte de docentes universitarios”, explicó el abogado José Luis De Iriondo.

Otros profesores

Para el abogado José Luis De Iriondo, un dato preocupante es que “de la gran cantidad de testimonios que la Uader obligó a las víctimas a introducir y a probar, algo más que surgió, fue documentado, y que la Uader sabe, es que hay otros docentes cuyo comportamiento podría ser similarmente reprochable al de Astudilla, y que implican una conducta de abuso de poder y de relación con estudiantes partiendo de esa asimetría. Habrá que estar atentos a ver qué tramites le da la Universidad a esos otros casos que fueron surgiendo en el ámbito del Juicio Académico”.