El Litoral
[email protected]
El 1º de julio midió 5,38 metros -el pico de esta crecida ordinaria- y en la actualidad se ubica alrededor de los 5,15 metros en el Puerto de Santa Fe, un nivel que está por debajo del alerta (5,30 metros).
El Litoral
[email protected]
Lentamente, la crecida ordinaria que complica a las zonas de la ciudad que están fuera del anillo de defensas comienza a replegarse. En los últimos diez días, el río descendió 23 centímetros en el Puerto de Santa Fe. Pasó de medir 5,38 metros, la altura máxima que alcanzó en esta inundación, a ubicarse alrededor de los 5,15 metros este lunes al mediodía.
A pesar del descenso, la situación sigue siendo complicada en el barrio la Vuelta del Paraguayo, que tiene dificultades cuando el agua supera los 5 metros (el nivel de alerta en la ciudad es de 5,30 metros).
El municipio informó que continúa realizando un monitoreo diario del sistema de defensas y que se mantiene la guardia técnica así como el trabajo de refuerzo con bolsas de arena en el camino de la Vuelta del Paraguayo. Esta mañana, 5 bombas “sacaban” agua hacia el río y el camino estaba transitable, a pesar del barro y los charcos.
Para las familias que se quedaron en el barrio costero, la situación es muy difícil porque viven rodeados por el agua —incluso denunciaron un aumento de las ratas— y la humedad es constante, sobre todo teniendo en cuenta que en la ciudad llueve desde el viernes. El municipio habilitó un refugio en barrio El Pozo, pero las familias quieren quedarse cerca de sus casas para evitar los robos.
“Hace 50 años que vivo aquí y la verdad es que preferimos quedarnos todo el tiempo que sea posible en el barrio. Pero no nos olvidamos que nos dijeron que nos iban a construir nuevas casas”, le recordó a El Litoral Ramón Pérez, quien viene aguantando la crecida con su familia desde hace un meses. En mayo de 2016, el municipio anunció que con la colaboración del gobierno nacional se iban a construir unas 80 viviendas sobre pilotes en el barrio.
Un situación similar también se está dando en el barrio Los Espinillos en Rincón, en donde se produjeron filtraciones por debajo de la defensa —permea la napa— y los suelos ya no tiene capacidad para absorber el agua de lluvia.
En este barrio —que tiene una de las cotas más bajas de Rincón—, la gente también camina entre bolsas de arena y pallets. “El problema es que mi hijita ya se dobló el tobillo varias veces porque la patita se mete entre los pallets. Mi otro nene tiene fibrosis quística (tiene unos dos años) y con el estado del barrio se me complica llevarlo a kinesiología”, contó Teresa García, que vive con su familia casi pegada al terraplén. Enojada, García avisa: “Cuando vengan los políticos por las elecciones, los vamos a tirar al barro”.
María Rosa Maldonado también la está pasando mal. Tiene un hijo de 24 años, con una pierna con riesgo de infección, luego de un accidente. Y la constante humedad agrava la situación. “Ya no sé a quién pedirle ayuda. Además, le quedaron otras lesiones del accidente que tuvo y ni siquiera me ayudan con los pañales”, reclamó. Vive en calle Zarza, a unos 100 metros del terraplén.
Frente a todas estas dificultades, la buena noticia es que los pronósticos aseguran que el río seguirá bajando. En su último informe, el Sistema de Información y Alerta Hidrológico de la Cuenca del Plata (Siyah), que depende del Instituto Nacional del Agua (INA), estimó que hacia el 18 de julio tendrá un nivel de 4,87 metros; es decir, 28 centímetros menos que la altura actual.