Ivana Fux
Tras la evaluación de los resultados electorales, tanto en las fuerzas derrotadas como en las triunfadoras de las primarias llega el momento de replantear la campaña, con pases de factura incluidos.
Ivana Fux
“La victoria tiene cien padres; la derrota es huérfana”. A dos semanas de las elecciones primarias, el resultado que sacudió al oficialismo no deja de provocar reacciones internas. El revés en las urnas para el Frente Progresista derivó en reclamos varios de radicales hacia socialistas, y de éstos hacia los del propio palo. El miércoles, Miguel Lifschitz reunió en el Club Quillá a ministros, primeras y segundas líneas del gabinete; no estuvo Carlos Fascendini pero sí Maximiliano Pullaro, que como líder de NEO se sumó a la arenga para movilizar y convencer al electorado. Pero más allá de estos encuentros y de los plenarios a los que habían sido invitados hasta los empleados de planta para realinear las huestes, los planteos que ya se escuchaban en el búnker socialista el 13 de agosto por la noche superaron esta semana el efecto de implosión y derivaron en un cruce discursivo que transformó en pública la queja que se venía haciendo entre bambalinas. La recriminación es hacia el ex gobernador Antonio Bonfatti, a quien se le imputa falta de participación activa en la campaña. Cuando puntualmente se le hizo la consulta periodística al ministro Pablo Farías, el funcionario respondió que “todos debían trabajar con más garra para las próximas elecciones, incluso Antonio Bonfatti”. La respuesta incomodó, molestó, enfureció al actual presidente de la Cámara de Diputados, que desairó a los periodistas cuando lo consultaron. Rechazó las preguntas, pero algo respondió. “Creo que está todo dicho; no hace falta sobreabundar (sobre los resultados de las elecciones). Para eso existen los politólogos -se excusó. No entro en ninguna de esas pavadas que llevan a contradicciones entre unos y otros; no me interesa -disparó sobre los dichos de Farías. Todos estamos trabajando a full. Yo he recorrido la provincia y el país, y lo vamos a seguir haciendo”, dijo en su defensa, antes de cerrar la puerta en la cara de los periodistas. No quiso hablar, pero lo hizo. Una sola palabra; todo un editorial.
En el Frente Justicialista, aun con el beneficio y regocijo de la victoria como partido, también hay reclamos por las ausencias. Los realizan sobre todo aquellos que promovieron la candidatura de Alejandra Rodenas, derrotada en la interna por Agustín Rossi. Los dardos apuntan en este caso al senador nacional Omar Perotti. “Estuvo desaparecido durante la campaña”, dijo Luis Rubeo. “No concibo la política mirando desde el balcón; tiene que definirse”, sostuvo el presidente del bloque justicialista de senadores, Armando Traferri.
Perotti decidió no exponerse en esta instancia electoral y preservarse para la de 2019, donde competirá por la gobernación de Santa Fe. Emerge allí como principal aspirante en el peronismo, sobre todo luego de que Agustín Rossi acaba de confirmar que no participará en esa instancia. En el devenir, el partido logró las fotos con la lista de unidad y principales referentes tanto para las listas de concejales en esta ciudad como en Rosario. Lo propio hizo con la nómina de candidatos a diputados nacionales, que fue expuesta en la sede partidaria después de una reunión de su Consejo Ejecutivo. Justo en la previa de ese cónclave, el pasado viernes, una agencia de noticias nacionales sorprendía con la difusión de otra foto. Ésta mostraba juntos a los dos senadores nacionales por Santa Fe: Carlos Reutemann, alineado desde los últimos años a Cambiemos; y Omar Perotti, cuya presencia reclamaron en la campaña varios de los referentes peronistas.