Enrique Cruz (h)
El volante de Unión, figura repetida en el muy buen semestre anterior, no se agranda ni se la cree por el tercer puesto que ostenta el equipo.
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Mar del Plata)
Es el típico ejemplo del pibe nacido en el club y que llegó a Primera para hacerse notar y triunfar. Lamentablemente, esos ejemplos escasean. Hay muchos que se quedan en el camino, otros se hacen ver al principio pero luego entran en una meseta de la cuál les cuesta salir y hay varios que se tienen que ir a probar mejor suerte en otros equipos, eligiendo otros horizontes.
Casos como los de Emanuel Brítez, Diego Barisone y Mauricio Martínez no son tan recurrentes. Y no es todo culpa del proceso de formación de los jugadores, sino que muchas veces faltan dos cosas que se hacen fundamentales en el éxito deportivo: la actitud del propio jugador, responsable nato de su carrera, y la “banca” que pueda recibir de parte del entrenador de la Primera, muchas veces reacios a jugarse por los juveniles del club.
En Santa Fe, los procesos no siempre se dan de la mejor manera. “A los chicos hay que ponerlos en el mejor contexto, cuando el equipo funciona bien y ellos tengan respaldo adentro y afuera de la cancha y no deban asumir responsabilidades para las cuáles no están preparados”, es un concepto que se escucha mucho y se cumple poco.
Generalmente, los pibes aparecen en el equipo cuando éste empieza a defeccionar y cuando aquellos jugadores que vinieron a reforzarlo, no terminan de rendir adecuadamente. Son los que tienen que tapar agujeros o apagar incendios. Y no es así. No debiera ser así.
Con Madelón –proceso que también continuó Juan Pablo Pumpido y ahora retomó el exitoso técnico tatengue-, en Unión se les ha dado oportunidades a los jugadores en momentos propicios. Mauricio Martínez, por ejemplo, brilló en un contexto totalmente favorable. Y hay muchos otros casos, como el que nos ocupa: el de Mauro Pittón. Incluso, hasta se lo puede comparar con el de su hermano, que se tuvo que ir a jugar el Argentino en Las Parejas y luego volvió para ser ahora una pieza titular e indiscutida en un equipo que ha sorprendido en la extremadamente competitiva Superliga argentina.
Mauro Pittón ha sido uno de los tantos jugadores de Unión que tuvo un desempeño regular, por lo contínuo, y destacado en estos 12 partidos que levantaron una autoestima colectiva que había quedado bastante baja en el plantel por todo lo que sufrió en el primer semestre.
-Mauro, ¿”afilando las garras”, como se dice?
(Risas) –Trabajando duro para mantener todo lo bueno que hicimos en el semestre pasado y tratar de superarlo. El objetivo es seguir creciendo como equipo y como grupo, que Droopy se acople rápido y que los más chicos también empujen desde abajo como en alguna ocasión me tocó a mí.
-Se recita de memoria este equipo. ¿Ayuda?
-Sí, pero hay algo que es clave en este equipo y es eso, que jugamos como equipo, que nadie se cree que es el mejor o que se va a destacar por sí mismo. Y Droopy Gómez también lo siente así, como lo sentimos todos. Pese a que el equipo se mantiene, sabemos que tenemos que seguir creciendo y mejorando. Esta parte del entrenamiento tiene mucho que ver con lo físico, pero el hecho de tener una base ayuda al técnico para el arranque del torneo.
-¿Y los objetivos?, ¿cambian después de tan buen semestre pasado?
-Nosotros, por ahora, estamos en el borde de la zona del descenso y lo que queremos como prioridad es salir de ahí. Ese es el principal objetivo. Y después, desde el cuerpo técnico nos inculcan la idea de seguir mejorando como equipo, de jugar cada vez mejor y mantenernos. No podemos regalar ningún partido, el torneo argentino es muy parejo, todos se sacan puntos entre sí y hay que jugar a muerte cada partido. Sabemos que estamos muy bien posicionados, pero está claro que necesitamos sumar para escapar de la zona del descenso. Y si nos va bien, seguiremos estando arriba.
-¿Y en lo personal?
-De a poco voy aprendiendo y adquiriendo cosas del técnico y también de los que tienen mayor experiencia. Los muchachos me enseñan, me marcan cosas y eso es lo que también tengo en cuenta para jugar cada vez mejor y ser útil en la cancha.
-Contra Aldosivi metiste un tiro en el travesaño y en las prácticas ensayas mucho los tiros libres. ¿Es uno de los aspectos en los cuáles buscás mejorar?
-Con Bruno, mi hermano, con Lucas Gamba y otros muchachos nos quedamos después de los entrenamientos pegándole a la pelota. Ahora llegó Droopy Gómez, que también le pega bárbaro. Leo nos pide a los volantes, sobre todo, que pateemos mucho de afuera del área y que lleguemos al gol. Hay que tratar de incorporarlo y de ir mejorando en esa faceta.
-Se va a jugar con pelota nueva. ¿Cuánto cambia?
-Es una pelota un poco más liviana y creo que lo van a sufrir un poco más los arqueros, porque al ser liviana, se mueve mucho. A los que pateamos nos va a ayudar.
-Con Acevedo se nota entendimiento. ¿Siempre hay uno que se va a quedar un poco más atrás?
-Yo soy de soltarme un poco más, pero él lo hizo varias veces y le sale muy bien también, en ese caso tengo que respaldarlo yo desde atrás, quedándome más contenido. No sólo es un trabajo que tenemos claro y aceitado con Nelson, sino también con cualquiera de los muchachos a los que les toque jugar. Leo nos pide concentración en eso para que el equipo no quede partido.
-¿Soñás con una transferencia?
-Hoy estoy muy bien en Unión, mentalizado en esto y en el equipo. Pero me llegan rumores, a través de amigos que leen cosas en las redes sociales.
-¿Pero hubo algo concreto?
-No, no. Mi representante nunca me dijo nada respecto del interés de algún equipo. Yo sé que si ando bien en Unión, lo otro llegará solo.
-Boca, River y el resto de los grandes tienen una billetera que muchos equipos, entre ellos Unión, no tienen. ¿Cómo se hace para equiparar eso adentro de la cancha?
-Los clubes grandes incorporan jugadores de mucha jerarquía que pueden hacer diferencia en el uno contra uno. Nosotros, para evitar esas cosas, lo hacemos como equipo. Cuando Unión trabaja como equipo, se sobrepone a cualquier diferencia que pueda presentarse en el aspecto individual. Eso es algo que tenemos muy en claro.
>>> Nereo lo vé futuro capitán: En la extensa nota que Nereo Fernández, capitán y referente del plantel de Unión, concedió hace unos días a El Litoral, no ahorró elogios hacia Mauro Pittón. El experimentado arquero, ya con 38 años y una vigencia notable, dijo que “así como escuchaba y mucho a los jugadores que tenían muchos años en Primera cuando yo empecé y que ya son ex jugadores, siento que mi función dentro del plantel es hacer lo mismo con los más chicos. Por ejemplo, nosotros tenemos en el plantel a un chico como Maurito Pittón, que es muy querido dentro del plantel, tiene grandes condiciones y yo lo veo como futuro capitán de Unión”.
>>> Animarse a más (por Enrique Cruz -h-)
Hace poco escribí un artículo hablando de los hermanos Pittón como los “pistones” de Unión. Bruno tiene mucha soltura y decisión para aparecer repentinamente en ataque –logró entendimiento con un Fragapane que se cierra para dejarle libre el carril- y también para ser uno de los encargados de la pelota quieta: muy cerca estuvo de convertir un gol y seguramente llegará en cualquier momento.
En el caso de Mauro, ha mostrado capacidad física, buena técnica y también cierta repentización para aparecer por lugares incómodos para el rival y desacostumbrados para un “5”. ¿Qué le puede faltar?, quizás animarse a más, a pisar el área con decisión y a rematar al arco, algo que ha demostrado que puede convertirse en un punto positivo y fuerte para él.
No tiene la misma contextura física, pero Mauro Pittón aprendió a hacer esas cosas que destacaron en su momento a Mauricio Martínez. No pertenece a la exclusiva raza de jugadores que logren desequilibrar por sí mismos (cada vez son menos los que pueden hacerlo y mucho más en un fútbol tan duro y competitivo como el nuestro), pero entiende el juego. Y Madelón lo sabe muy bien. Y ahora vuelve a disfrutarlo.