Ivana Fux
Ivana Fux
También este año, Miguel Lifschitz esperó el 8 de marzo para anunciar el envío a la Legislatura del proyecto de ley que garantice paridad en la conformación de listas cuando se renueven cargos en cuerpos colegiados. El proyecto original, redactado por Verónica Benas y empujado por todas las mujeres en la Cámara de Diputados, había logrado aprobación en ese cuerpo en octubre de 2016. Fue una votación unánime, pero cuestionada; se objetó improvisación y falta de tiempo en el debate. Hubo voces disidentes, sobre todo en el Senado. Su titular, Carlos Fascendini, decía en ese mismo octubre de 2016 que no estaba de acuerdo “con ese tipo de leyes”. En declaraciones al diario La Capital, admitía no compartir “ni el cupo (femenino) ni lo que se votó ahora. Me parece que la imposición es un demérito para el sexo femenino, o que por obligación tengan que tener un determinado porcentaje en los cargos públicos (...). Hay suficiente capacidad y desarrollo en las mujeres argentinas como para que puedan lograr sus lugares por méritos y no por obligación”, sentenciaba.
Terminó el año y no hubo sanción. En enero de 2017, el gobernador se comprometía ante un colectivo de mujeres multipartidarias a volver a poner en discusión el tema. Llegó el 8 de marzo. El mandatario anunciaba en el Día Internacional de la Mujer que sometería el proyecto a una ronda de consulta con los partidos políticos. Y el 16 de marzo firmaba un decreto por el que volvía a incluir en el temario de extraordinarias, el mismo proyecto que había sido votado en Diputados el año anterior. Pero el hecho molestó a los senadores, que en demostración de su incomodidad, no sesionaron durante dos meses. “Creo que el tema está muy instalado y hay una demanda real que excede, incluso, a los partidos políticos”, decía Miguel Lifschitz a El Litoral en mayo de ese 2017, a propósito de la reacción en la Cámara Alta. “Si hablamos de fortalecer la democracia, estoy convencido de que debemos avanzar en criterios de equidad de género. Hay varias provincias que ya lo tienen; no es que estamos haciendo con esto una innovación demasiado disruptiva”, planteaba.
El 1º de mayo de ese año, Lifschtiz ratificaba ante la Asamblea Legislativa que insistiría con el proyecto. En julio, la desplegó públicamente y volvió a anunciar un período de debate y consulta con las fuerzas partidarias. Pero se consumió el 2017 y nunca ingresó formalmente el nuevo proyecto a las Cámaras.
Llegó 2018 y otra vez, el Día Internacional de la Mujer. Lifschitz hizo la apuesta, esta vez, en un Salón Blanco colmado esencialmente de mujeres, pero también de hombres, como el vicegobernador. Fascendini acompañó el anuncio, y hasta se fotografió con las militantes que se lo pidieron. Consultado por El Litoral, dijo que no recordaba manifestaciones contrarias al proyecto en aquel momento primario de la discusión.
“Me parece que había llegado sobre el filo de la finalización de las sesiones y no se lograron hacer las modificaciones que se consideraban necesarias. Esperemos que ahora ingrese con más tiempo y que se pueda llegar a una sanción. Seguramente, los senadores introducirán alguna reforma -avisó- y los diputados, también”. Fascendini adelantó ya “haber escuchado algunos problemas que podrían suscitarse con las pequeñas comunas por la cantidad de miembros que son. Es bastante difícil reunir la cantidad de personas que esas listas requieren. Pero fuera de ello, es una cosa que se va a sancionar, y que estará en línea con lo que se ha dado a nivel nacional”. A su criterio, esta vez “tenemos todo el tiempo y un largo período para poder estudiar el tema”. Pero adelantó que como titular de la Cámara, no tiene voto, excepto que haya un empate. “Como presidente del cuerpo tengo que promover el debate que los senadores acuerden; obviamente, el presidente no vota, salvo en esa situación de igualdad en la cantidad de sufragios”, expresó.
—No vota pero puede opinar. ¿Cuál es su opinión? -consultó El Litoral.
—Creo que es una cosa que hay que sancionar. Hay que estudiar bien el texto porque tal vez puede haber algunas dificultades en algunos cuerpos de pequeñas localidades pero que son de orden práctico; nada que tenga que ver con una actitud de discriminación.