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El tribunal encontró culpable a Maximiliano Ramón Díaz por el crimen de Alberto Constante, quien recibió 22 machetazos y agonizó durante un día entero dentro de su casa.
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Un joven de 22 años fue condenado este miércoles a 20 años de cárcel por el delito de “homicidio simple”, en perjuicio de Alberto Javier Constante, cometido el 21 de junio de 2015 en una vivienda de la ciudad de San Javier. El fallo -dictado por unanimidad- estuvo a cargo de los jueces Luis Octavio Silva -presidente-, Sergio Carraro y Héctor Gabriel Candioti, quienes anunciaron que los fundamentos serán dados por escrito en los próximos días.
La sentencia condenatoria recayó sobre Maximiliano Ramón Díaz, también apodado “el 22”. Fue el primer sospechoso en la investigación, desde que los testigos lo apuntaron como la última persona que estuvo con Constante antes del homicidio.
El caso presentó algunas dificultades para individualizar al autor, ya que ocurrió sin la presencia de testigos, puertas adentro de la casa de la víctima, y en el marco de cierta intimidad que ambos mantenían. La víctima tenía 48 años y vivía solo en una casa de la calle Juan de Garay al 2100, esquina Moreno.
“Pies descalzos”
Constante fue hallado sin vida, tendido al lado de su cama, la mañana del lunes 22 de junio de 2015. La autopsia reveló que el asesino le aplicó al menos 22 golpes de machete, la mayoría de los cuales se concentraron en la cabeza y torso.
Según los peritos, la víctima fue asesinada en horas de la madrugada del domingo 21 de junio, por lo que se presume que agonizó durante varias horas en soledad, hasta su fallecimiento.
El crimen se produjo “en la intimidad de su dormitorio”, sostuvo la fiscal de San Javier, Rosana Marcolín en su alegato de apertura. “La víctima se encontraba en calzoncillos, medias y remera”; “no había puertas ni ventanas violentadas” lo que da la pauta a los investigadores de que el asesino no era un desconocido para la víctima. “Encontramos sangre y pies marcados que nos indican que atacante estaba descalzo”, profundizó la acusación.
30 testigos
Si bien no fue detenido en lo inmediato, la investigación iniciada por la Fiscalía de San Javier, condujo a Díaz y su entorno familiar. Ya sea por un allanamiento que hubo en su casa del barrio La Flecha, donde se secuestró una consola de sonido perteneciente a Constante; como por el hallazgo del celular de la víctima y los informes técnicos que indican que fue activado por un miembro de su familia luego de cometido el crimen.
Más de 30 testigos pasaron por la sala de audiencias del subsuelo de los tribunales capitalinos desde el lunes 18 de junio, cuando se inició el debate. Este lunes, los fiscales Rosana Marcolín y Gonzalo Iglesias pidieron -tal y como lo adelantaron en su alegato de apertura- una condena de 20 años de prisión para Díaz.
Por su parte, las defensoras públicas Andrea Alberto y María Virginia Segado plantearon desde un inicio del debate la inocencia de su pupilo y por ende su absolución y libertad.
“Condena ejemplar”
“Fue una condena ejemplar, estamos conformes”, afirmó la Dra. Marcolín al término de la lectura de la sentencia. “Entiendo que estuvo bien fundado el pedido de pena (de la fiscalía) porque las características del homicidio fueron terribles y esto hizo que la pena sea merecida”, más allá de “la relación previa que había entre ellos”.
Tras una semana completa de debate, la fiscal destacó que se trató de “una investigación muy larga”, en la que “nos costó mucho” dar con el autor “porque no teníamos testigos presenciales”. Por eso, “llegar a la conclusión de quién había sido, fue todo un rompecabezas que se fundó en evidencia científica”. “Cuando llegué a la escena del crimen, encontré la casa cerrada y estaba Constante asesinado a machetazos”, recordó la titular del MPA en San Javier.
A propósito de los 20 años concedidos por el tribunal, la Fiscalía reconoció que “habíamos pedido mucha pena, pero justa en relación con lo que había sido el crimen y creo que también el tribunal así lo entendió”.
No declaró
Maximiliano Ramón Díaz no declaró en ningún momento durante las cinco audiencias de juicio oral. Su silencio selló la posibilidad de conocer el móvil del homicidio, ya que más allá de la relación de amistad que existía entre él y la víctima, no surgió del debate el motivo que pudo llevar al joven a desplegar semejante acto criminal. La fiscalía barajó una hipótesis, sobre un supuesto crédito que habría tomado Constante para cambiar el auto, lo que abonaba la teoría del robo, pero finalmente fue descartada por falta de elementos serios de convicción.
“La frialdad del imputado, la violencia del ataque, la ausencia de motivación del mismo, la falta de piedad y de arrepentimiento y su ‘actuar como si nada hubiera ocurrido’, hacen que el imputado merezca la pena solicitada por la fiscalía”. Rosana Marcolín, fiscal de San Javier.