Lic. Lilia Puig
Lic. Lilia Puig
La sociedad argentina está viviendo el proceso de la última modernización occidental a un ritmo ciudadano que ha superado al activismo feminista.
Naciones Unidas ha ayudado con su consigna de igualdad de géneros; en tanto, la agenda de Cepal Mujer brega por que la paridad en los cargos políticos aparezca como un instrumento prioritario para el logro de la igualdad de oportunidades entre mujeres y varones respecto del acceso a los cargos electivos y políticos en el Estado.
En este marco, en el ámbito de la provincia de Santa Fe se desarrolla el tratamiento de la ley de paridad que cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados. El antecedente fundamental que ha disparado las reformas provinciales ha sido la sanción de la ley de paridad para los cargos para la Cámara de Diputados de la Nación y la reforma de la Ley de Partidos Políticos que opera sobre la vida interna de los partidos políticos, obligando a la modernización de sus cartas orgánicas. Las provincias patagónicas de Chubut, Río Negro, Neuquén y Santa Cruz, las norteñas Salta, Santiago del Estero y Catamarca y las centrales Córdoba, Mendoza y Buenos Aires ya han dado el paso incorporando la paridad a sus legislaciones.
El Senado provincial santafesino se resiste al tratamiento del tema. Se negó a hacerlo el año pasado y también durante las sesiones extraordinarias de este año.
El Senado está integrado por 18 senadores varones y una mujer. De ellos sólo 4 no han sido reelectos. El resto oscila entre dos y cuatro mandatos y medio. Los dos senadores más antiguos llevan 18 años en el cargo, cuatro llevan entre 13 y 14 años, uno lleva 11 años, dos llevan 10 años y cuatro van por su segundo mandato. O sea que hay 12 senadores que cuentan con más de dos reelecciones. Ese número tiene una gran importancia en la vida parlamentaria ya que les permite controlar la decisión del órgano cuando se coordinan ya que no sólo pueden decidir por mayoría simple sino usar su poder de veto para el logro de mayorías especiales.
Aristóteles llamaba aristocracia a los gobiernos de pocos que respetaban el bienestar general y oligarquía a esos mismos gobiernos cuando sólo perseguían su interés particular.
El senado santafesino, que se ha transformado en el órgano de mayor poder político de la provincia, debe tomar una decisión respecto de la paridad de los cargos políticos en la provincia. Cuando la tome, aunque sea evitando el tratamiento de la sanción de diputados, la ciudadanía estará en condiciones de evaluar si estamos frente a una aristocracia o a una oligarquía. El año que viene habrá elecciones.