José E. Bordón | [email protected]
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El domingo 1º de octubre de 2017, en esta misma sección, sostuvimos que en el manejo del recurso agua, en la provincia de Santa Fe siempre se trabajó sobre las consecuencias y que era imprescindible hacerlo sobre las causas. El argumento era simple: en los últimos años se potenció la idea de un manejo inadecuado del recurso agua en nuestro territorio. En realidad, lo que nunca hubo fue una estrategia para saber cómo evacuar los excedentes cuando hay inundaciones y aprovechar lo que debería acumularse para las épocas de sequía. Lamentablemente, hay que repetir que el problema es mucho más complicado que esta apreciación. Es cierto, pero también es cierto que el problema no es exclusivamente de una provincia.
A las pruebas nos remitimos: en los últimos cuatro años, cuando el cambio climático aportó registros de lluvias abundantes que impactaron, especialmente en los aspectos económicos y sociales, nuestra provincia acaparó problemas. Por ejemplo: ¿qué pasó que por cuarto año consecutivo debió interrumpirse la circulación vehicular sobre la autopista Santa Fe-Rosario, a la altura del kilómetro 103? ¿Por qué el hundimiento en la Ruta Nacional 11 a la altura de Sauce Viejo? ¿Por qué el corte de la misma ruta a la altura de Monje y Emilia? ¿Y por qué se cortó la Ruta Provincial 80, en jurisdicción de Gálvez?
Según el secretario de Protección Civil de la provincia de Santa Fe, Marcos Escajadillo, “hacía un mes que desde el Servicio Meteorológico Nacional nos informaron que tendríamos la presencia del fenómeno El Niño. Había una previsión estimada de 130 milímetros” y precipitaron entre 320 y 350 milímetros en poco más de 24 horas. Con la mirada puesta en estas cifras, la cuestión de fondo quedaría minimizada, porque lo que sobra es agua, lo que faltan son obras.
El fenómeno en la zona centro-sur de la provincia se concentró nuevamente- en el departamento San Jerónimo, donde a la acumulación de los registros pluviométricos se le sumaron como es habitual- los excedentes en el oeste, que se desplazan por declive hacia el río Coronda. El desborde de la cuenca del arroyo Colastiné volvió a impactar sobre los puentes de la autopista. El endicamiento que se produce obligadamente genera el paso de agua sobre la carpeta asfáltica.
Si hay un plan de obras habrá que pensar en el presupuesto (unos 240 millones de pesos) de esos trabajos y quién se hace cargo, Nación o Provincia. Hubo algunas acciones orientadas a la readecuación y al recambio de alcantarillas, pero sigue faltando la ejecución, en la margen este de la autopista, de un terraplén que sirva de protección del macrodrenaje de la ciudad de Coronda. Algún funcionario sostuvo esta semana que en el corto plazo no está previsto la construcción de un nuevo puente a la altura del kilómetro 101 de la autopista, donde se encuentra el puente sobre el arroyo Colastiné. También es necesario terminar con la decena de canales clandestinos que realizaron los productores, creyendo que iban a evitar la inundación de sus propiedades.
El senador por San Jerónimo, el galvense Danilo Capitán, solicitó estudios urgentes para evaluar el sistema hídrico en la región, porque “nuevamente estamos en presencia de un fenómeno atmosférico que ha puesto en relieve las deficiencias de sistema hídrico del departamento”. Además, los estudios internacionales advierten que “estaremos expuestos a fenómenos climáticos repetitivos, de fuertes precipitaciones y sequías, en una importante franja que atraviesa la provincia, y que afecta particularmente al departamento San Jerónimo”.