Nancy Balza | [email protected]
En un contexto nacional complicado y un panorama que se presenta difícil para los primeros meses de 2019, el funcionario destacó el trabajo realizado en la provincia, la coordinación con otros ministerios, el fortalecimiento de la red institucional y las “medidas contracíclicas” que definió la actual administración para paliar la crisis.
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El ministro de Desarrollo Social de la provincia fue, durante 2018, fuente frecuente de consulta en los medios de Santa Fe. Tan frecuente como necesario fue conocer el impacto que tenían las novedades económicas -aumento de tarifas, quita de subsidios, disparada del dólar- sobre los bolsillos de quienes habitan los sectores más postergados. La respuesta fue en todos los casos un aumento en la demanda de atención de las necesidades básicas, pero también una fuerte convicción acerca de la importancia de sostener programas que trascienden la coyuntura. “Uno quisiera no tener que destinar tiempo a la urgencia y que sea todo parte de una política de atención de la vulnerabilidad con una mirada integral”, resume en este diálogo.
-¿Cual fue el principal desafío que tuvieron en 2018?
- Como gestión fue fortalecer el Abre que es un plan que empezó hace casi 5 años, con la gestión de Antonio Bonfatti, y siguió con Miguel Lifschitz, y permite conciliar distintos programas y articular el trabajo de todos los ministerios, profundizando lo que se realiza desde el gabinete social. Hay 66 barrios abordados en la provincia, de los cuales 17 son de esta ciudad y en 6 está el Abre Familia. Eso llevó a un abordaje importante casa por casa, no solamente en seguridad alimentaria, sino también en acceso a la salud, educación, hábitat y servicios públicos. También trabajamos mucho con los clubes, en políticas de género y de adultos mayores. Además, dentro del Plan Abre se hizo un abordaje multiagencial que se inició con dos barrios en Rosario y, en esta ciudad, en Yapeyú, donde se sumó la municipalidad y el Ministerio Público de la Acusación.
Además, está el programa Nueva Oportunidad que hoy involucra a 12.500 jóvenes en la provincia, 2.800 de la ciudad de Santa Fe, de 16 a 30 años con quienes se realiza un trabajo de capacitación pero también en esa instancia que llamamos tercer tiempo. Integrantes del programa participan del Nexo Oportunidad por el cual pagamos 5000 pesos por mes a algunas empresas para que posibiliten una práctica laboral: alrededor de 250 jóvenes están en esa instancia en la provincia.
- Parece un trabajo de hormiga porque se comienza con un grupo pequeño y se va ampliando: Nueva Oportunidad inició con muy pocos jóvenes.
- Cuando empezó la gestión había 300 en la ciudad de Rosario y ahora son 12.500 en la provincia. En los barrios se ve lo que es hoy Coronel Dorrego con El Alero, el centro de salud y la avenida French. En Alto Verde, donde no había salida en días de lluvia, la calle de acceso se fue haciendo en tres tramos y le dio otro tránsito a la gente. También mejoraron mucho los Fonavi. El Abre es una política de Estado en la provincia y tiene algo que no tienen otros programas como es el monitoreo externo del Observatorio de la UCA, el acompañamiento en la planificación del CIPPEC y el trabajo de los municipios.
Es un programa por excelencia donde fuimos sumando distintas instancias de participación: para nosotros es una gran fortaleza la red que tenemos, desde la iglesia católica, la iglesia evangélica, Los sin Techo en la ciudad de Santa Fe. Con el Nueva Oportunidad tenemos experiencias en las cárceles: en Las Flores con la fundación de los hermanos Dalla Fontana que trabajan con un gran compromiso y con otra fundación en Rosario. Estamos convencidos de que, quien está detenido debe cumplir una pena, pero cuando la cumpla hay que evitar la reincidencia, y el deporte y la capacitación que podamos hacer en economía social son importantes para lograrlo.
- Más allá de estos programas, fue un año intenso para Desarrollo Social, en el que se lo consultó muchas veces a usted, como ministro, por la situación coyuntural.
- Fue un año conflictivo en lo económico y lo social por la realidad que tenemos en el país. Es la peor combinación: inflación y recesión, más el aumento de las tarifas, la eliminación de subsidios y el tipo de cambio. Todo lleva a una situación de conflicto donde no solamente está el sector vulnerable que se aborda desde distintos programas, incluso el Abre, sino que se tiene que abocar a sectores informales que se quedan sin trabajo o sectores de la producción que también pierden fuentes de trabajo. Esa es una realidad insoslayable y nosotros la abordamos con Producción, Trabajo y todo el gabinete. Eso nos llevó a profundizar la relación con las distintas organizaciones sociales, religiosas, culturales y de distintos signos políticos; con todas trabajamos en lo que hace a transferencia de recursos. Pero la urgencia pasó a ser lo alimentario y eso nos llevó a incrementar la inversión, sin dejar de hacer lo que estábamos haciendo.
Por otra parte, lo económico y lo social lamentablemente van de la mano de la violencia: no son sinónimos pero en muchos casos eso ocurre.
Entonces, fue un año difícil con esa mirada en lo social. Pero si vemos el vaso medio lleno, nos permitió fortalecer la red de instituciones, y trabajamos en seguridad alimentaria, centros de día, niñez, género, diversidad, Nueva Oportunidad, el Abre, adultos mayores y deportes.
- ¿Qué perspectivas tienen para el año próximo con el panorama económico que se anticipa complejo a nivel nacional?
- En lo personal, creo que febrero y marzo van a ser meses difíciles. Primero fue la decisión de eliminar el programa del Fondo Sojero que consistía en recursos importantes, más que para la provincia, para los municipios y comunas donde se destinaban a pequeñas obras. La eliminación de las tarifa social y subsidios al transporte son un ataque frontal al bolsillo del vecino. Si bien hay una decisión del gobernador de atenderlo, a nivel nacional no todas las provincias lo van a hacer y eso va a tener un impacto negativo. Sólo de jubilados hay casi 250 mil casos de tarifa social. Uno ve que la recesión se va a profundizar en los próximos meses. Ojalá nos equivoquemos.
Mientras tanto, estamos trabajando desde el gobierno en medidas contracíclicas. Tenemos una deuda millonaria con fallo de la Corte que el gobierno de Cambiemos no toma la decisión de cumplir y sobre la que el gobernador hizo una nueva presentación judicial. Pero Lifschitz tomó la decisión de adelantar más de 3.100 millones de pesos a municipios y comunas para obras de pavimento. De la misma manera ocurre con Iluminá tu provincia. Son programas que tienen que ver con obras. Son más 44 mil millones de inversión en obra pública en 2019, va a ser récord y va a ocupar mano de obra. Pero el contexto general no es positivo.
- Ese contexto no positivo y ese escenario complicado, ¿se vio reflejado en el presupuesto? ¿Hay más fondos destinados a Desarrollo Social para el año que viene?
- Desde el inicio de 2018 al presupuesto de 2019 tenemos un 45 % de aumento y la verdad es que cada vez que necesitamos fondos para las distintas áreas -que es lógico que se discuta en un gabinete y el ministerio de Economía que tiene la responsabilidad macro- siempre hemos tenido acompañamiento. De la misma manera que el gobernador prioriza la obra pública, la red vial y la infraestructura, lo social es muy importante. Está la plata para Santa Fe Juega que involucra a 180 mil jóvenes; para los 70 mil chicos y jóvenes de las colonias de vacaciones en 199 municipalidades y comunas con las que tenemos convenio; para la copa Santa Fe de fútbol, básquet, voley, hockey; para eventos internacionales de este año y, en 2019, para el mundial de Rugby.
También se hizo un aporte de 6 millones de pesos a la cooperadora del Isef para cerramiento y climatización, y se invirtieron casi 100 millones en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo (Card).
Uno quisiera no tener que destinar tiempo a la urgencia y que sea todo parte de una política de atención de la vulnerabilidad con una mirada integral.
- Y 2018 fue un año de destinar mucho tiempo a la atención de la urgencia.
- A la urgencia y a la emergencia. Son emergencias que calan hondo porque no se recupera de un día para el otro. Pero por otro lado veo que hay un mayor compromiso. A veces la situación se compara con 2001, 2002 y en esos años surgieron muchas instituciones sociales que hoy forman parte del tejido social y tienen un gran compromiso. Además, empieza a calar más hondo la responsabilidad social empresaria. Lo veo en los consejos económicos y sociales, que fueron iniciativa del gobernador, con actores de la sociedad civil, el trabajo y la producción. Todos podemos ser parte de un cambio de la realidad y para eso tiene que haber un mayor compromiso.
Los clubes hacen un trabajo muy importante, y a más de 1300 se les asignan subsidios para la tarifa eléctrica, de Assa y de las cooperativas. Para electricidad tenemos más de 5 millones de pesos por mes de subsidio, además de los aportes del Coprode y de fondos para el Abre. Pero el nivel de contención y de integración de los clubes es importante.
- Las elecciones son en junio y va a ser una transición larga. ¿Esta condición puede dificultar el programa que tienen previsto para 2019?
- En primer lugar es bueno separar lo provincial y municipal de lo nacional. Son proyectos distintos. El Frente Progresista viene gobernando desde hace muchos años como un proyecto que no nació de arriba para abajo sino de abajo hacia arriba. Soy de un pueblo donde en el ‘97 fui presidente comunal por un frente que formábamos radicales, socialistas y demócrata progresistas. Santa Fe es una provincia distinta del resto y de la Nación, y uno piensa que el santafesino lo va a evaluar al momento del voto. En lo social tenemos programas que se llevan a cabo durante todo el año, como seguridad alimentaria, Nueva Oportunidad, los subsidios a los clubes, centros de día, residencias, género, diversidad y adultos mayores. No deberíamos tener inconvenientes en lo que hace a la ejecución del presupuesto a lo largo del año.