La Protectora de Animales aloja a 700 perros y necesita urgente más caniles

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Los ladridos se escuchan a lo lejos sobre el Camino Viejo a Esperanza, en el extremo noroeste de la ciudad. Provienen de unos 700 perros que están alojados en el predio perteneciente a la Asociación Civil Protectora de Animales. La institución, que tiene 60 años de labor al rescate de los perros de las calles santafesinas para su posterior donación, atraviesa hoy un difícil momento debido a la gran cantidad de animales que aloja. Por ese motivo lanzó un pedido solidario a la sociedad para recibir donaciones y poder construir más caniles en el predio.

Hoy cuentan con 25 caniles en el refugio y necesitan duplicar la cantidad. Cada canil es un espacio cerrado con un galpón techado que oficia de gran cucha.

Con los nuevos caniles buscan mejorar las condiciones de alojamiento de los perros que llegan al lugar. Muchos de ellos ingresan malheridos, maltratados o abandonados. Allí reciben el amor, las curaciones, e ingresan al sistema a través del cual son ofrecidos luego a familias que los adoptan. Pero pese al esfuerzo de los voluntarios que integran la Protectora a veces este momento de la adopción no llega y muchos terminan sus días en el predio.

En la última década el crecimiento de la población canina de la Protectora fue abismal. Pasaron de contener unos 400 perros a los 700 que habitan el refugio de aproximadamente una hectárea en la actualidad. El lugar que abrió sus puertas allá por el ‘63 cuenta con varias obras de infraestructura y está subdividido hoy por caniles. “Lo ideal es que haya unos siete perros por cada canil, pero es difícil lograr que ello suceda”, explica Lorena Arber, quien dedica sus horas a esta acción voluntaria desde hace más de dos décadas y en la actualidad preside la asociación que cuenta con 9 integrantes y 6 voluntarios.

Por ese motivo, desde la Protectora lanzaron un pedido a toda la población para recibir donaciones, además de otras acciones como una feria americana y una cuenta corriente en un corralón para la compra de materiales.

Sin respuesta

La gran cantidad de perros alojados en el refugio —reconocido como uno de los más grandes del país— se debe a que “rescatamos más que antes”, explica Arber. “También actuamos ante denuncias de maltrato”. Desde su experiencia, la voluntaria valora una actitud proteccionista en la comunidad santafesina.

Y en cuanto a los perros, Arber señala que “la mayoría entra (al refugio) mal, aquí se los atiende y luego se los deriva, cuando están bien se los ofrece en adopción”, dice, “pero es más la cantidad que ingresa que la que sale”, advierte. Los cachorros en cambio son derivados en tránsito, porque no cuentan con las condiciones para alojarlos y atenderlos como precisan. Lo mismo ocurre con los gatos.

Además de los nuevos caniles, otra de las obras que precisan construir en el refugio es un canil especial para alojar a los perros discapacitados. El mismo debe tener un suelo de cerámica y reunir otras condiciones para la higiene y cuidado de los animales.

Desde la asociación realizaron gestiones ante la Municipalidad de Santa Fe. Según Arber, la respuesta fue que debían presentar un proyecto. Cuando lo hicieron, les dijeron que el pedido “era excesivo” y no llegaron a un acuerdo, dijo.

En la actualidad, la Asociación Civil Protectora de Animales cuenta con unos 1.500 socios que abonan entre 100 y 200 pesos en forma bimensual. El monto donado es recaudado por una empresa de cobranza que se queda con un poco más del 30 por ciento por el cobro del servicio. En consecuencia, el dinero recaudado les sirve para mantener la atención de los animales. Pero no alcanza para realizar las obras de infraestructura que precisan en el predio, como los nuevos caniles.

Cómo ayudar

Para colaborar con la Asociación Civil Protectora de Animales se puede comunicar al 342 418-7407 ó vía Facebook Lorena Arber.

Perros abandonados en el hogar

Otra realidad que advierten desde la Asociación Civil Protectora de Animales en medio de la actual crisis económica que impera en el país es la creciente demanda de ayuda que reciben de parte de particulares que tienen mascotas y no cuentan con los recursos económicos para atenderlas. “Llegan muchos animales accidentados y nos ocupamos nosotros”, dice su presidenta, Lorena Arber.

“Mucha gente no tiene dinero para atender a sus animales y nos pide ayuda. Nosotros los derivamos a veterinarias, donde son atendidos, pero eso tiene un costo. Las cirugías las pagamos nosotros, de nuestro bolsillo, y la crisis lo agravó todo”, describe Arber. Y menciona luego, a modo de ejemplo, el caso de “una perra con una fractura expuesta que permaneció 15 días sin atención hasta que acudimos de urgencia a su hogar. El dueño nos dijo que no tenía un peso para atenderla y tuvimos que pagar nosotros.

“Otra perra sufrió una hernia perianal, su dueño —que es un verdulero— me dijo que no tenían un centavo para su tratamiento y tuvimos que pagar todo nosotros”, mencionó Arber. Y destacó que esta realidad se observa más seguido en los barrios periféricos de la ciudad.