Ulrich Federico Lehmann, abogado, había cumplido 41 la noche anterior. Lo celebró en un lugar tranquilo y en una reunión simple con sus seres queridos: desconectó el celular y se aisló de todo por un rato. Y durante la semana, a “timbrear”. Dice su campaña se hace “a pulmón”, silenciosamente, casa por casa y de cara a los vecinos. Es un “Pro puro”, parte de la génesis de ese primer proyecto político que encabezó el actual Presidente Mauricio Macri y que hoy se ha transformado en la coalición Cambiemos, con radicales y una parte de la Coalición Cívica (CC) aliados.
Lehmann es precandidato al Concejo e irá a internas el 28 de abril con otras tres listas dentro del Frente Cambiemos. No es radical y tiene críticas para repartir, o lo que él llama “diferencias” con la actual gestión local de Cambiemos, encarnada en José Corral. ¿Es Lehmann un político díscolo? Quizás, pues no tiene problemas en cuestionar decisiones de la gestión nacional, y más aún local. “En la gestión municipal de Corral se hicieron cosas muy buenas, y otras no tanto. Yo estoy para marcar lo que aún no se hizo y lo que propongo hacer para mejorar la ciudad”, le dice a El Litoral.
“En los timbreos, la gente está descontenta por la cuestión económica. Hay preocupación porque la cosa se pone dura y no se llega a fin de mes. Pero, ‘para atrás no quiero volver’, nos dicen los vecinos”, relata. Ese “para atrás” no es necesariamente el kirchnerismo (como polarizan los propios radicales alineados con Macri) sino —según el precandidato— el peronismo: “El PJ tiene una crisis muy general, que es parecida a lo que le pasó a la UCR después del 2001, con la Alianza. El radicalismo tuvo un cimbronazo muy fuerte que aún no pudo recomponer”.
Y hace una consideración respecto del actual presidente: “Macri va a ser reelecto. Este gobierno ha sido de transición: fueron cuatro años de acomodamiento de la situación. Su segundo gobierno va a ser más beneficioso para la gente”.
En las Paso de 2017, Lehmann participó por una banca en el Concejo. El Frente Cambiemos sacó en aquel entonces 53.955 votos. De ese total Lehmann obtuvo 9.888 marcas en la boleta única: casi un 20 %. Es decir, hizo una buena elección. Con ese handicap, considera que a tal “piso” de votantes no sólo lo tiene, sino que lo va a duplicar. “No descartamos dar la sorpresa y ganar la interna”, asevera confiado.
Pero en 2017 pasaron cosas... “Yo fui muy crítico con Cambiemos, y esa es la diferencia. Si hay que cuestionar hacia adentro, lo hago por más que a muchos no les guste. Hace dos años, ser crítico me generó cuestiones desafortunadas”. Incluso un poco feliz episodio con el actual intendente Corral, durante un acto de Macri en la capital (ver Relacionada). “Sin embargo, hoy Cambiemos está. Tenemos diferencias, pero hay un Norte sobre lo que queremos para la ciudad, la provincia y el país. Nosotros nos mantuvimos más independientes de la Municipalidad. Somos el Pro, estamos dentro de Cambiemos pero queremos marcar nuestra propia identidad”, insiste.
“Modelo Medellín” y urbanización integral
“Primero, la inseguridad: sería posible aplicar en la ciudad el Modelo Medellín. Medellín pasó de ser una de las ciudades colombianas más inseguras del mundo, tomada por los narcos, a ser una de las más seguras. ¿Cómo? Con un cambio radical: aplicando el criterio de que lo mejor debía estar en las villas. El Estado debía estar presente, con proyectos educativos y culturales dentro de los sectores más vulnerables, con centro educativos, espacios públicos, plazas y canchas de deportes con vestuarios, baños. Eso le cambia la vida a la gente”, proyecta Lehmann.
Lo segundo es un plan integral de urbanización. “La gente tiene que saber al menos cuándo va a llegar el asfalto, el agua o la cloaca a su casa.
Así sea dentro de tres, cuatro o cinco años. La gente nos dice: ‘Estamos olvidados. Nadie viene’. Si le explicamos a cada vecino que, por ejemplo, el asfalto llegará dentro de un año, cuando se termine determinada etapa de obra, esa persona ya tiene la tranquilidad de que fue tenida en cuenta. Esto principalmente en el oeste y norte, con mucha obra de infraestructura”, agrega.
Lehmann asegura que todos los proyectos que tiene y que impulsaría en el Concejo —de acceder a una banca— antes los ingresará por mesa de entradas como peticiones particulares en el recinto de calle Salta 2943. A algunos ya los ingresó, a otros los está terminando. Y empieza a puntualizar. Cita la prohibición de la tracción a sangre y la reconversión de los carreros. Y que en La Tablada se haga un balneario sobre el Salado, con una reserva ecológica y parques húmedos.
“Planteamos que las multas puedan ser canceladas mediante probation. Esto quiere decir mediante un trabajo comunitario y, de acuerdo a la gravedad de la multa, con terapias psicológicas y psiquiátricas. Es darle la posibilidad al infractor de que, si no puede pagar la multa, haga una actividad comunitaria”. También, las castraciones: “Si bien las Casas de las Mascotas son algo positivo, para terminar con la superpoblación de los animales en vía pública proponemos firmar un convenio con el Colegio de Veterinarios, y que profesionales participen de los operativos para llegar a hacer 200 ó 300 castraciones por semana durante un año”.
Por último, Lehmann presentó un proyecto para la protección a nivel municipal de la mujer embarazada y del niño por nacer. “Estamos a favor de la defensa de la familia y de la vida (y en contra de la legalización del aborto). El municipio tiene que tener como eje central la defensa de la familia”, cierra.
El presidente Macri visitó la ciudad en agosto de 2017. Lehmann estaba presente, y se acercó a saludarlo. Alcanzó a darle la mano. Pero algo pasó: lo retiraron descortésmente. Publicó un video en su cuenta oficial de Twitter donde se ve que alguien lo tironea hacia atrás, “de mala manera”, recuerda.
“A Seguridad de Presidencia le dijeron desde la Municipalidad que yo no tenía que estar. Y me sacaron, un muy mal momento. Hoy decidimos tener un relación más tranquila con la gestión municipal. Eso no me lleva a mí a decir que perderé mi identidad política de pertenencia: el radicalismo es una cosa, y el Pro es otra”, establece un parteaguas.
“Las diferencias (entre el Pro y el radicalismo aliado) están en las formas. La UCR es un partido centenario, y modificar modos de hacer política no se cambian de un día para el otro. Partidos como el Pro o la CC son muy nuevos, son partidos millennials. Nada de punteros políticos: es ir a tocarle el timbre a la gente y poner la cara, ser muy estrictos con la honestidad. Estas son cuestiones a las cuales los partidos tradicionales como la UCR les cuesta aggiornarse. Eso es lo que más nos diferencia”.