“Todo está guardado en la memoria...Sueño de la vida y de la historia”, reza uno de los estribillos del tema “La memoria”, de León Gieco, el santafesino nacido en Cañada Rosquín.
Una comisión ya se encuentra trabajando para intervenir el lugar. La idea es que quede lo más parecido posible a como lucía en los “años de plomo” que padeció nuestro país entre 1976 y 1983. Para este año está previsto terminar el traslado del archivo provincial y el área de recorrido.
“Todo está guardado en la memoria...Sueño de la vida y de la historia”, reza uno de los estribillos del tema “La memoria”, de León Gieco, el santafesino nacido en Cañada Rosquín.
Memoria, vida e historia, aspectos que quieren ser reflejados en el espacio que promueve, entre otros estamentos, la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe. Dicho lugar estará emplazado en la ex Comisaría Cuarta (Tucumán y Bulevar Zavalla), donde en los años de plena dictadura cívico-militar, pasaron unos 400 detenidos, uno de ellos (Alicia López), desaparecido al día de hoy.
El Subsecretario de Derechos Humanos Zona Centro Norte, Publio Molinas, dialogó con El Litoral para dar detalles de lo que se viene en el lugar.
“Cuando asumí hace dos años, una de las prioridades era recuperar el edificio de la Comisaría Cuarta. Un lugar emblemático en la ciudad, por aquí pasaron más de 400 compañeros, detenidos, desaparecidos. Y la idea era recuperarlo para hacer un espacio de memoria. Por suerte, hace casi un mes, pudimos trasladar la comisaría a la esquina de Tucumán y Avenida Freyre, y estamos en instancia de ver qué vamos a desarrollar adentro”, describió Molinas.
En una primera etapa, se trasladará el archivo provincial de la memoria, que es donde Santa Fe cuenta con toda la información que se usa habitualmente en los juicios de lesa humanidad. Luego, una comisión que está formada desde hace un tiempo y se reúne todos los miércoles, decidirá los pasos a seguir.
La Comisión de Trabajo está formada por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo; H.I.J.O.S (Hijos por la identidad, la justicia contra el Olvido y el Silencio); MEDH (Movimiento Ecuménico por los derechos humanos); familiares de detenidos por razones políticas; colectivo de ex presos y presas políticas; representantes de los Ministerios de Justicia y DD HH, Innovación y Cultura y Obras Públicas. También un designado por cada Cámara del Poder legislativo y uno del ámbito institucional-universitario.
La idea
“Queremos llevar adelante un proyecto para intervenir el espacio y llevarlo a la máxima expresión de lo que era en su momento ‘la cuarta’. Hubo reformas, paredes tapialadas, diferentes intervenciones que queremos volver al modo original porque en los relatos de los compañeros que estuvieron detenidos surge cómo eran las instalaciones en aquel entonces. Y llevar esto lo más parecido a lo que era, esa es la prioridad. Sería muy bueno lograr un recorrido de la memoria, donde los jóvenes de hoy y mañana puedan transitar y conocer lo que fue esta etapa oscura de nuestra historia”, aseguró el funcionario.
Molinas profundizó en algunos detalles de los encuentros que tuvo con ex detenidos: “Transitamos este lugar varias veces con distintos compañeros que estuvieron detenidos. Y cada vez que entramos y escuchamos sus relatos, se erizaba la piel. Porque realmente las aberraciones que se desarrollaron en esta comisaría son inexplicables, y escucharlo en primera persona produce emoción, pero también sirve para la lucha de los organismos y de nosotros mismos hoy como Estado. Que no sea en vano, y así poner en valor este edificio que será el primero de espacio y memoria de la ciudad. Santa Fe merece tener este lugar para mostrarle a los más jóvenes lo que sucedió en el país”.
Pasos a seguir
Si bien todavía no hay nada concreto, Publio Molinas dijo que “la primera etapa de las obras, a grandes rasgos, será derrumbar una pared que comunica con una sala contigua. Allí, cuando los detenidos venían, siempre decían que había algo y nunca se sabía. Tiempo después se descubrió que había una pared”.
La zona donde encerraban a las personas también está reformada. Hay paredes que están ahora frente a las celdas, que antes no existían. Por ende, el frío que sufrían los detenidos era terrible.
“Entraban a las personas por la cochera, pasaban el patio y de ahí a las celdas. Luego, a otro sitio lindante para las torturas. Queremos hacer un recorrido activo”, aseguró Molinas.
En el galpón, en una segunda etapa, se hará un edificio de cuatro pisos, donde habrá auditorio, biblioteca, espacios para los distintos organismos de derechos humanos. Un lugar para que las escuelas visiten y vean proyecciones.
Objetivos concretados
La actual gestión del Gobierno de Santa Fe, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, ya expropió la Quinta de Funes (centro clandestino de detención ubicado en el cruce de la ex Ruta Nacional 9 y diagonal San José, donde “trabajaban” miembros del destacamento de Inteligencia 121, del segundo Cuerpo de Ejército) y La Calamita en Granadero Baigorria (funcionó entre 1975 y 1978, pertenecía al ámbito del II Cuerpo de Ejército, siendo uno de los cinco centros clandestinos del circuito represivo del Batallón de Inteligencia 121 de Rosario. Por allí pasaron más de 150 personas que fueron torturadas, asesinadas y desaparecidas).
Ahora llegó el turno de la Cuarta, el lugar más simbólico para intervenir.
José Schulman, desde adentro
“Hay una celda que tenía una ventana en lo alto desde donde dicen que se escuchaban sonidos de bandoneón”, contó Molinas.
“Por calle Bulevar Zavalla había un músico, cuyo nombre prefiero olvidar, diría el Quijote. Lo escuchaba cuando era chico y estaba jugando en la calle, y lo mismo ocurrió años después, cuando estuve detenido en la cuarta. Luego de algunos años, estuvimos en el barrio y, al encontrarlo, mi hijo le preguntó si no escuchaba ruidos. Y el señor le dijo que creía que eran presos comunes. O sea, no tenía problemas en que torturen a los presos comunes y se excusó de no haberse dado cuenta que éramos personas más ilustradas, según su absurda lógica”.
Esta anécdota fue contada a El Litoral por José Schulman, uno de los tantos detenidos y torturados que tuvo la ex comisaría Cuarta.
“Estoy muy feliz de que la Cuarta haya dejado de ser un depósito de personas sometidas a los más crueles tratos. Y esto no sólo durante el período de funcionamiento del centro clandestino de detención. Hace diez años, en ocasión de unos de los tantos reconocimientos que la justicia me pide que haga del lugar donde estuve, me enfrenté con que en el sitio donde estuve secuestrado, había una cantidad de jóvenes en condiciones subhumanas y humillantes”, dijo compungido Schulman.
“Es muy bueno que la Cuarta comience a ser un espacio de memoria para que el conjunto del barrio y la sociedad santafesina adquieran una conciencia plena de que en ese lugar, frente a la escuela que muchos habíamos ido, se defendía al infierno. Porque tras pasar las oficinas de la guardia, del comisario y uno de los patios, en el fondo estaban las celdas que constituían un verdadero centro clandestino. Y creo que realmente se debe saber el nivel de crueldad, brutalidad extrema y deshumanización a la que puede llevar una política de odio y exterminio del movimiento popular. Obligando a los vecinos a convivir con la muerte, la tortura y la infamia. No tengo dudas que será algo que va a ayudar a que la población cercana recupere la memoria”, concluyó Schulman.