Tecnología, clima y demografía: los desafíos del futuro del trabajo
Pedro Furtado de Oliveira presentó en Santa Fe “Offside”, un programa para abordar el trabajo infantil rural. Recomendaciones del organismo internacional en sus cien años, diálogo social como premisa y fuerte compromiso de la provincia.
Guillermo Di Salvatore En el trabajo infantil hay una línea muy tenue entre lo que se puede permitir y cuándo eso se transforma en una explotación .
La expresión offside, se traduce como “fuera de juego”. En un país futbolero como la Argentina, el término, conocido, repetido y reclamado en las canchas y frente a las pantallas, fue el elegido por la Organización Internacional del Trabajo para concientizar sobre el trabajo infantil en el ámbito rural. “Offside: ¡marcando la cancha!” es la denominación completa del plan que vino a presentar días atrás Pedro Furtado de Oliveira, el director del organismo internacional en el país.
En diálogo con este diario, el funcionario habló sobre el programa que va a operar en tres provincias: Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires, pero también sobre los desafíos que presenta el mundo del trabajo a nivel global; del diálogo que posibilita el Consejo Económico y Social -cuyo funcionamiento debería estar, para Furtado, plasmado en una ley- y de la relación entre los cambios poblacionales y la equidad de género, uno de los temas que constituye “una inquetud enorme” para la OIT.
- ¿Se conoce la cifra de cuántos niños y niñas trabajan en la Argentina?
- Está medido, los datos están. En 2017 se lanzaron los datos nacionales (N. de la R.: la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes concluyó que trabajan en el país 715.484 personas por debajo de la edad mínima de admisión al empleo). Lo que todavía no se lanzó de manera desglosada es el dato en el sector rural que se consiguió por primera vez junto a Unicef, el Indec y OIT. Estamos haciendo dos cosas: primero trabajamos con los datos crudos y segundo, con un mix, una metodología que desarrolló OIT con Cepal para buscar dónde hay más incidencia de trabajo infantil con el cruce de bases de datos. Tenemos un perfil por cada provincia y nuestra prioridad fue comenzar por Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires.
- ¿Por qué comenzaron por estas provincias?
- En el caso de Santa Fe, hay una historia de la OIT en la provincia. Y también un compromiso en temas que la provincia tiene bastante adelantados como los derechos laborales y las comisiones mixtas. Trabajo infantil fue un tema que nos pidieron los sindicatos y el sector empresario: tenemos una relación con empresas multinacionales que quieren que su cadena de suministro de Santa Fe y otras provincias de la región sean con un proceso transparente. Santa Fe tiene un compromiso formalmente desde el Estado para decir no al trabajo infantil y al trabajo forzoso, y junto con Mendoza y Buenos Aires son las primeras que presentaron su interés en un modelo para el sector rural. Santa Fe tiene una industria mixta: rural, empresaria, industrial y servicios; Mendoza es bastante agroindustrial y en Buenos Aires hay una industria rural y urbana.
- Estamos en un momento complicado en la Argentina, donde las cifras de pobreza alarman y el mayor porcentaje afectado es el de niños y niñas. ¿La OIT ve una relación directa entre estos indicadores y el aumento de trabajo infantil?
- Somos concientes de que las inundaciones que están sufriendo Santa Fe, Chaco, el norte en particular, generan situaciones de extrema vulnerabilidad: muchas veces los chicos tienen que salir y asistir a su familia porque están buscando reconstruir su casa. Pero un momento de crisis no siempre genera un impacto en el trabajo infantil, porque muchos países consiguen lograr un piso de protección social: la AUH y otros elementos de transferencia condicional fueron herramientas bastante sólidas para evitar que los momentos de crisis se ampliaran al trabajo infantil. No hemos podido cruzar si la crisis que estamos pasando en la Argentina está generando trabajo infantil o no. Es un proceso permanente con el ministerio de Trabajo y Producción. Pero en la medida en que los chicos trabajen y no cumplan con su formación, eso va a comprometer su inserción laboral.
UNA LÍNEA MUY TENUE
- ¿En qué consiste el programa Offside, que vino a presentar a Santa Fe?
- Estamos devolviendo una respuesta concreta desde la oficina a una demanda de la provincia. El Plan de Trabajo Decente que aprobó el Consejo Económico y Social tiene, como uno de sus ejes, el trabajo infantil. Cuando este plan se lanzó, los interlocutores sociales, empresarios y sindicales, dijeron que uno de los temas era la asistencia más sistemática, primero, en el tema de la informalidad, segundo, en violencia laboral y, tercero, en trabajo infantil. Pero lo que necesitaba la provincia era que pudiésemos tener una experiencia piloto, sólida, permanente y sostenida. Y ahí fuimos a buscar recursos financieros y conseguimos, con el apoyo de Copreti (Comisión provincial para la erradicación del trabajo infantil) y del gobierno, acceder a fondos de Estados Unidos para armar ese proyecto que se llama Offside. Se llama así, primero por la importancia que tiene el fútbol en la Argentina y, además, porque la idea es marcar la cancha, porque sabemos que en el trabajo infantil hay una línea muy tenue entre lo que se puede permitir y cuándo eso se transforma en una explotación.
Buscamos ese concepto para demostrar que hay un límite y para generar programas, sobre todo en el sector rural. Más del 53 % de las fatalidades en el mundo del trabajo involucran a jóvenes. El tema de la salud en el trabajo es fundamental y aún más en el sector rural. Por eso es importante un proceso sano, con condiciones garantizadas, en edades que se pueda permitir trabajar, y que en el contexto familiar se genere también esa cultura de prevención y de cuidado a los hijos.
- ¿Ese porcentaje del 53 % es a nivel nacional o mundial?
- Es a nivel mundial. Hay un elemento presente en la estructura psicológica de los jóvenes que asumen riesgos y piensan que nada les va a afectar. Eso hace que se expongan. Pero tampoco está muy claro en la legislación argentina, aunque tenemos un listado de actividades peligrosas, en qué contextos se podría o no tener presencia de chicos y chicas. Se está planteando una discusión para mejorar esa lista de manera que permita al sector empresario y sindical entender qué situación va a generar más riesgo y cuáles son las actividades que no generan ningún compromiso a la salud física y moral de un chico o una chica.
DIÁLOGO Y CONTRATO SOCIAL
- Santa Fe está a la vanguardia con un fallo que estableció una condena penal por trabajo infantil (es el caso del campo de arándanos en Santa Teresa).
- Hay un montón de procesos (judiciales) que no concluyeron, pero el de Santa Fe fue el primer caso emblemático. Y también sirvió para que la provincia fuera una de las beneficiadas con este programa. Porque demostró, más allá de los actores sociales, que el Legislativo y el Judicial también tuvieron ese compromiso.
Además, creo que Santa Fe es un modelo de diálogo social. El informe de OIT (elaborado en el marco de los cien años del organismo) propone revitalizar el contrato social y éste se da a partir del diálogo. En el caso de Santa Fe, a través del Consejo Económico y Social, es un diálogo ampliado que involucra a toda la sociedad. Santa Fe tiene el poder de ser una de las primeras provincias en lograrlo, teniendo en cuenta los desafíos del trabajo y convirtiéndolos en oportunidades.
- ¿Por dónde pasa en este momento el principal eje de la OIT?
- Hay tres elementos que nos preocupan: los cambios climáticos, los cambios tecnológicos y los cmabios demográficos.
Santa Fe también sufre del cambio climático y eso impacta en el trabajo y el empleo, y también generaría oportunidades. Se están produciendo migraciones, crisis humanitarias, enfermedades y si tomamos un ejemplo con la adhesión de Argentina al pacto de París, sabemos que con menos emisión de carbono van a desaparecer 6 millones de empleos. Y, en cambio, ya proyectamos que ese desafío va a generar 24 millones de empleos diferentes, empleos verdes. El tema es, entonces, qué empleos se podrían generar y cómo sumar a los países a una economía verde con empleos decentes y sostenibles.
El otro eje está puesto en los cambios tecnológicos: es una preocupación y si no prestamos atención, podemos volver a lo que pasaba hace cien años con una atomización del trabajo, con gente cada vez más en su casa, desprotegida, sin una reglamentación sindical y colectiva. Pero también se puede transformar en oportunidades.
SISTEMA DE CUIDADOS Y EQUIDAD DE GÉNERO
El tercer eje que aborda la OIT es el cambio demográfico: “Argentina sufre, como muchos países, cambios en la población y ese envejecimiento hace que haya más gente con edad avanzada y ganas de seguir trabajando. Es un elemento presente en muchos países, no tanto en África”, explica Furtado de Oliveira.
Este panorama lleva a otra conclusión y es que se pueden generar más empleos en tareas de cuidado. Y que la “industria de cuidado” para los adultos mayores, discapacitados y niñez va a impactar en la equidad de género. ¿Por qué ? “Porque en la medida que no tengamos una estructura del Estado para que las mujeres puedan seguir en el mercado de trabajo después de la maternidad, para que puedan insertarse en el mercado laboral con tranquilidad, que tengan un sistema de cuidados para su hijo o para el familiar que sufre una enfermedad o sus padres que necesitan asistencia, eso dificulta que la mujer pueda cumplir con su trabajo”.
“La equidad de género en los lugares de trabajo comienza en el hogar, con la licencia por paternidad. Hay tareas no remuneradas que los varones están asumiendo, menosque las mujeres aunque en algunos lugares está creciendo. Tampoco se está midiendo una riqueza de una familia porque no se miden actividades no remuneradas”, advirtió el experto.
Para la OIT este es “una inquietud enorme, no solo la paridad salarial sino también de oportunidades porque no tenemos un sistema de cuidado sólido para garantizar que la mujer pueda estar en ese proceso. Puede ser un mecanismo compartido de responsabilidad Estado-empresa para que la mujer pueda insertarse (en el mundo laboral)”.
En la Argentina y Latinoamérica, la informalidad es un tema importantísimo; no solo en el mercado de trabajo, sino también en el sector productivo. Nuestro desafío es cómo evitar que se informalice lo que ya es formal. Para eso es importante que el Estado genere políticas fiscales, que sean justas para las empresas y que no corran el riesgo de irse por la informalidad”.
Pedro Furtado de Oliveira Representante de OIT en Argentina.
“LA PERSONA EN EL CENTRO”
En el marco del centenario de la OIT, que se celebra este año, se creó una comisión mundial que elaboró un informe en el que se plantean los principales desafíos en el mundo del trabajo. “Trabajar para un futuro más prometedor” establece, en un lenguaje accesible, recomendaciones básicas.
“Nos esperan innumerables oportunidades para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar las opciones disponibles, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial y mucho más. Sin embargo, nada de ello ocurrirá por sí mismo. Sin esas medidas enérgicas, nos dirigiremos a un mundo en el que se ahondarán las desigualdades e incertidumbres existentes”, arranca el documento, disponible en la página web www.ilo.org.
Una de las recomendaciones que emanan del documento es que “tenemos que mantener, en el actual contexto, los derechos fundamentales”. Así lo resume Pedro Furtado de Oliveira a este diario. Y avanza: “Está planteado que los estados aprovechen este momento para revitalizar el contrato social y pongan a la persona en el centro de la política; el derecho a un aprendizaje a lo largo de toda la vida, desde la niñez hasta la vejez, y que el Estado tenga implemente mecanismos para la formación, recapacitación o aprendizajes de nuevas técnicas en forma permanente”.
“Los temas tecnológicos, climáticos y demográficos están generando que las personas deban reposicionarse en forma permanente”, advierte el funcionario del organismo internacional en línea con el documento de OIT.