En 2019, unas 30 toneladas de alimentos fueron rescatadas y ganaron valor social
El Banco de Alimentos Santa Fe trabaja junto a entidades sociales y empresas para evitar el desperdicio de la comida. Con esta ayuda buscan generar un desarrollo sostenible y sustentable. En los dos años de vida que tiene la organización, entregó poco más de 103 mil kilos.
Gentileza Basfe Voluntarios. Más de 20 personas aportan sus manos solidarias para que el Banco de Alimentos Santa Fe continúe con su misión.
El Banco de Alimentos Santa Fe (Basfe) tiene la misión de rescatar alimentos que perdieron valor comercial pero mantienen su importancia nutricional intacta, y que de no ser recuperados se transformarían en desperdicios. En lo que va de 2019 —con registros hasta mayo— los voluntarios llevan rescatados y entregados 30.706 kilos de alimentos, con un promedio de seis toneladas mensuales.
Mientras que durante el año pasado, el banco santafesino rescató y distribuyó 61.596 kilos (equivalente a 215.500 raciones), y con ello se benefició a 35 entidades. En total, desde que el Basfe funciona como organización (abril de 2017), se reunieron 103.035 kilos.
“Siempre estamos a la expectativa de los alimentos que las empresas quieren tirar, porque justamente desde el Banco de Alimentos buscamos darle valor social a algo que no tiene valor comercial. Combatimos el desperdicio y la inseguridad alimentaria, porque en este caso el alimento está bien”, indicó Irene Achenbach, voluntaria fundadora del Basfe, en diálogo con El Litoral.
Luego del almacenamiento y la clasificación de los alimentos —la otra parte de este círculo virtuoso—, las entidades sociales son quienes continúan el camino para que esa comida llegue a la panza de las poblaciones más vulnerables. Estas organizaciones santafesinas —son entre 35 y 38— cuentan con personería jurídica y reconocida trayectoria, y firman convenios con el Basfe comprometiéndose a hacer entrega en tiempo y forma de los alimentos recibidos. En este sentido, “ya no hablamos de ‘entidades beneficiarias’ sino que son rescatistas igual que nosotros, porque son intermediarios para que la comida llegue a la población. Sin ellas los bancos de alimentos no tienen sentido”, remarcó Achenbach.
Además de lograr esta ayuda social, la voluntaria fundadora explicó que buscan generar un desarrollo sostenible y sustentable, “para pensar y concientizarnos en el cuidado del medio ambiente. También la idea es seguir ampliando las redes solidarias y que todos los protagonistas de la sociedad civil nos ayudemos, cambiemos la realidad y lleguemos al resultado de ‘hambre cero’, ‘producción y consumo responsable’ y ‘alianzas en red’, que son los objetivos planteados por Naciones Unidas y nosotros queremos conseguir”.
De rescate en el Mercado
Hace un año, cada martes pasado el mediodía, los voluntarios del Basfe —en la actualidad son entre 20 y 30— llegan al Mercado de Productores y Abastecedores de Frutas, Verduras y Hortalizas de Santa Fe para reunir alimentos que son donados por decenas de puesteros que trabajan en las instalaciones ubicadas en el extremo noroeste de la ciudad. “Tenemos un promedio de 450 y 500 kilos de rescate de frutas y verduras por cada martes que vamos”, reconoció Achenbach. Los voluntarios van puesto por puesto recolectando los alimentos, y luego cargan todo lo reunido y lo dirigen al depósito.
“Las frutas y verduras tienen un componente de imagen muy fuerte: todo consumidor que va al supermercado o a la verdulería no elige la pera manchada o la banana más madura. Por eso, nosotros rescatamos lo que queda fuera del circuito comercial. En el mercado sucede a veces que a última hora llegan cajones de zapallito o lechuga, que no se vendieron y no son llevados de regreso a la quinta. Ahí aprovechamos y nos llevamos mercadería de 10 puntos”, comentó la voluntaria.
Pero además, en el mercado se genera un efecto contagio: “La mayoría de los quinteros colaboran. Saben que somos voluntarios, nos ven levantando cajones, con nuestras pecheras identificatorias y siempre ayudan”. Como retribución al gesto que tienen los comerciantes del mercado de donar lo que no pueden vender, los voluntarios les preparan algún regalo en agradecimiento. El año pasado fueron galletitas de limón, y este año les llevarán mermelada y licor de pera.
Una vez clasificados y separados en bolsones y cajas, los miércoles son retirados por las entidades sociales, quienes colaboran con una “contribución logística” y que es utilizada para los gastos que debe afrontar el Basfe para funcionar. “A las entidades siempre les pide que tengan personería jurídica porque se tiene que seguir la trazabilidad del alimento. Es una gran responsabilidad que las empresas nos donen y está prohibido que vaya al circuito comercial, tiene que ir a ‘la panza de la gente’”, aseveró Achenbach.
Gentileza Basfe Entidades. Las organizaciones sociales santafesinas buscan cada miércoles los bolsones de alimentos rescatados para entregar a los más vulnerables.
Entidades. Las organizaciones sociales santafesinas buscan cada miércoles los bolsones de alimentos rescatados para entregar a los más vulnerables.Foto: Gentileza Basfe
En buen estado, siempre
La autoexigencia del Basfe es que los alimentos rescatados estén con vigencia para ser consumidos. Es por eso que el nexo entre las empresas comerciantes de productos comestibles debe ser fluido. Al consultar a Achenbach sobre por qué un alimento puede perder valor comercial pero aún ser nutritivo, contó un caso: “Una vez nos avisó una empresa que tenía dulce de leche que iba a ser exportado y que no pudo vender, y que tampoco podía ser incluido en el mercado interno. Algunos tienen errores de fabricación, como un yogurt entero que es envasado con la inscripción ‘descremado’. A estos productos, antes las empresas los tiraban y ahora los Bancos de Alimentos los rescatan”.
Sobre este punto, la voluntaria analizó que con esta acción el empresario también “se siente útil, colabora y tiene un gesto solidario, porque además de darnos los productos muchas veces nos dan un espacio físico del local, una heladera para conservar o nos trasladan las donaciones”.
Esta gran cadena de valores, conformada por varios eslabones y que termina en la mesa de los más necesitados, se va agrandando cada vez más y trasciende la mera acción de rescatar alimentos. La intención del Basfe también es inculcar el consumo de comida sana: en el último tiempo se llevaron adelante capacitaciones —destinadas a las entidades sociales y voluntarios— para aprender a cocinar con legumbres y masas integrales. Además, la voluntaria fundadora detalló que tienen convenios con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) para brindar talleres sobre alimentación saludable, que dictan los alumnos orientados a carreras relacionadas con la nutrición.
Los inicios y sus proyectos
En abril de 2017, un grupo de 29 voluntarios fundó el Banco de Alimentos Santa Fe. La iniciativa se gestó a fines de 2015 en el Programa Santa Fe Sustentable de Responsabilidad Social Empresaria de la Bolsa de Comercio de Santa Fe.
El Basfe tiene su depósito en instalaciones del ex Liceo Militar Gral. Belgrano, camino a Recreo. El lugar, que fue cedido en comodato por el gobierno provincial, sirve como centro de recepción, almacenamiento y distribución de los alimentos con las características necesarias para asegurar su conservación. “Tenemos el comodato por 20 años y ahora estamos pidiendo extendernos porque nos está quedando chico el espacio. Por el contrato tenemos otro espacio que queremos usar para instalar la cámara de frío, y así poder conservar los alimentos lácteos”, indicó Achenbach.
Otro proyecto que tienen desde la organización se llama “Nutriendo solidaridad”. “Es una colecta que se hace con los supermercados, el año pasado se hizo en diciembre, con los cuales se buscan productos a los que no llegamos con los rescates. Este año lo haremos en octubre o noviembre”, informó la voluntaria.
En gran parte del país
La Red Argentina de Bancos de Alimentos (BdA) es una asociación civil sin fines de lucro que agrupa a 17 bancos, distribuidos en 14 provincias del país. Fue creada en 2003 como una iniciativa para potenciar el trabajo conjunto, acompañar su desarrollo, fomentar la creación de nuevos bancos y favorecer alianzas estratégicas que contribuyan a la construcción de una Argentina bien nutrida y sin hambre. Sólo en 2018, se distribuyeron más de 12 millones de alimentos entre 2.670 entidades, que beneficiaron a cerca de 400.000 personas.
“La idea es seguir ampliando las redes solidarias y que todos los protagonistas de la sociedad civil nos ayudemos, cambiemos la realidad y lleguemos al resultado de ‘hambre cero’, ‘producción y consumo responsable’ y ‘alianzas en red’”, dijo Irene Achenbach.
Esta gran cadena de valores, conformada por varios eslabones y que termina en la mesa de los más necesitados, se va agrandando cada vez más y trasciende la mera acción de rescatar alimentos. La intención del Basfe también es inculcar el consumo de comida sana, y por eso realiza capacitaciones.