El Grupo Escénico Res, bajo la dirección de Silvina Grinberg, presentará su nuevo espectáculo “Misterio”. Será el próximo jueves 11 de julio, a las 21 en el Foro Cultural de la UNL (9 de Julio 2150), continuando los días viernes 12 y sábado 13 dos funciones al mismo horario y en el mismo lugar. La propuesta narra los avatares de un grupo de artistas que intenta mantener viva una obra con cuatro intérpretes menos, a través de un niño de 13 años quien, desde su imaginario, intentará develar los acontecimientos que condujeron la pieza al fracaso. La obra está interpretada por Ciro Berrón, Pablo Vallejo y Juan Berrón, quien en una charla con El Litoral aportó detalles del flamante trabajo.
—¿Cómo fue el origen del proyecto?
—Nosotros somos un grupo de danza contemporánea que tiene bastante recorrido. En 20 años pasó mucha gente por el grupo. Esta obra que estrenamos ahora, está dirigida por Silvina Grindberg, una directora porteña a quien convoqué porque nos hemos hecho amigos a través de todos estos años de actividad. Ella nos ayudó en un proyecto anterior que se llamó “Magnética Fe”. Éste es un momento muy difícil para sostener el trabajo de grupo y de obra. Éramos seis intérpretes y se fueron cuatro. Y Silvina tuvo la idea de salir “al salvataje” de la obra.
—El proceso previo y las dificultades que tuvieron aportaron la temática de la obra.
—Si. Y con una clave, que toma algo de Vivi Tellas, una argentina que a través de algunas investigaciones indagó el biodrama, que consiste en hablar de la vida misma. Es como si la obra ficcionalizara un poco la vida real. Tomando la dinámica del biodrama, entra en escena un niño, que van contando lo que pasó con la obra. Y Pablo (Vallejo) y yo hacemos un repaso de nuestra obra anterior. Hay otra característica: nosotros ya somos grandes, si habláramos de un deporte, diríamos que jugamos en “veteranos” o “senior”, categorías que no son tan competitivas. La obra está hecha con el rigor de cualquier otra, pero ves bailar a personas grandes que están con otro sistema, que no es el de la juventud.
—A quiénes les cuesta hacer lo que están haciendo, al menos a un nivel físico.
—Todo eso se pone en valor. El chico nos arenga, diciéndonos: “Ustedes pueden, son buenos bailarines”. Pero lo principal que se da cuenta en la obra, es de la responsabilidad y las dificultades para juntar a los grupos. Hoy tenemos muchos medios de comunicación, pero a la hora de concretar en lo real y dedicar tiempo a un proyecto con un grupo de personas, notamos que el compromiso se ha deteriorado. Ésa es la temática principal, no es sólo retomar la obra vieja y hacer una narración nueva, sino reflejar esas dificultades.
—Las limitaciones se pueden convertir en hecho artístico.
—Sí. Que den vida, potencien o den luz a una nueva creación. Obviamente, pasó eso. Pese a que tomamos elementos de la obra anterior, fue un proceso nuevo. Sin embargo, la gente que no conoce la obra anterior no es que se pierde algo, verá una obra nueva.
—¿A qué técnicas echaron mano en la propuesta?
—Hay una gran crisis de la danza contemporánea actual. Los grupos de investigación como el nuestro son muy pocos. Han perdido fuerza y terreno. Han avanzado mucho, y esto no es una crítica sino una descripción, las danzas urbanas. Eso está bueno y también que haya mucha más gente bailando. Pero creo que la danza contemporánea se enroscó en algo medio intelectual y dejó de bailar. Creo que es la que más se ha deteriorado por esto de que los grupos no se sostienen y porque se han copiado modelos de investigación que se aplican en Europa y no son transferibles a nuestra realidad. Han surgido otro tipo de danzas, pero que para mi gusto son más estáticas, tienen que ver con cuestiones más escolásticas, de escuelas de danza, que en definitiva se van poniendo rígidas y no dan cuenta de la realidad.
—De las demandas que impone la realidad.
—Pareciera que el pensamiento se detiene ahí. Y ésa para mí es la gran pérdida. El espacio crítico que se planteaba la danza contemporánea, como signo abierto de reflexión, ha perdido bastante terreno.
—¿Por qué en el título de la obra se apela a la figura del “misterio”?
—Porque el jovencito viene a ver los motivos por los cuales los actores se fueron de la obra. Porque está el espacio vacío que dejaron. Nuestra obra da cuenta de todo eso que vivimos ahora, donde tenés que trabajar el doble para ganar más plata entonces no podés investigar tanto, tenés que dedicarle menos tiempo al grupo porque ya tenés otras prioridades. Esto tiene que ver con la edad, pero también con el compromiso más difuso. Noto que vienen algunas generaciones con un compromiso bastante raro. No quiero ubicarme en un lugar de criticar a los jóvenes, es algo más descriptivo.
—Más que con la edad, eso tiene que ver con una cuestión cultural.
—La obra habla de todo eso. Recupera un espacio de la danza contemporánea, que también en algún momento llamamos danza de investigación. Genera empatía directa con el espectador porque va a ver que lo que pasa a los intérpretes también les pasa a ellos.
“Misterio” cuenta con asistencia de dirección de Daniela Osella, fotos y gráfica de Juan Curto, vestuario de Karina Budassi - HUE y música original de Esteban Coutaz. La idea y dirección general son de Silvina Grinberg