La semana no pudo comenzar peor para José Correa (42).
Los delincuentes rompieron un portón y se llevaron costosas herramientas. “Cada vez cuesta más reponerse de estos golpes”, dijo el damnificado.
La semana no pudo comenzar peor para José Correa (42).
Mientras se preparaba para iniciar su jornada recibió un llamado telefónico de una inmobiliaria donde le avisaban que -otra vez- delincuentes habían entrado en su taller de herrería ubicado en Estanislao Zeballos al 2700.
Con lógica preocupación el hombre salió lo más rápido que pudo hacia el lugar. “Cuando llegué ya estaban los policías de la seccional 11va. El portón estaba ‘palanqueado’ desde abajo. Por el espacio que quedó debió ser una persona de contextura chica el que hizo esto”, dijo en diálogo con El Litoral.
Solo le bastó una primer observación para darse cuenta que el o los intrusos se habían llevado gran cantidad de sus herramientas, entre ellas, una moderna máquina de soldar “inverter”.
Tercera vez
“Es el tercer robo que sufro en lo que va del año. Yo no conozco otra forma de salir adelante que no sea con el trabajo. Pero lo cierto es que estos hechos te tiran para atrás”, reflexiona con pesar.
“La rotura de cosas, el robo de mis herramientas, la sensación de violación que a uno le queda cuando llegas a tu lugar de trabajo y lo encontrás así. Es muy triste todo”.
“Ahora tengo que ponerme a pensar en cómo voy a reponer los elementos que me robaron. Todo esto sale mucho dinero y no me puedo olvidar que soy el sostén económico de una familia”.
Perjuicios
Más adelante José recordó que aun no logró recuperarse de los anteriores golpes sufridos. “Entre los robos anteriores y este ya llevo un perjuicio económico cercano a los cien mil pesos. Y las herramientas que no me robaron es porque todos los días me las llevo, las cargo en el auto y las pongo en el living de mi casa”.
“El perjuicio no solo es económico. También es laboral porque yo trabajo mucho en obras. Hoy por ejemplo no pude asistir a la obra porque me tuve que dedicar a reparar el portón que me rompieron. Eso genera incumplimientos y malestar en todo sentido”.
Por último el herrero también se mostró disconforme con el trato que recibió por parte de la policía.
“El papel de los policías deja mucho que desear. En el robo anterior concurrí a la seccional pero me dijeron que no me podían atender. Jamás me encontraron las cosas que me robaron. En definitiva fue una pérdida de tiempo muy grande.
Mientras, los hechos de inseguridad en el barrio siguen ocurriendo. Hoy me tocó a mí, pero también robaron en un lavadero, en una farmacia y en casas de familias”, concluyó.