El mito popular que asocia el viernes 13 con la mala suerte encontró fundamento este viernes, donde en apenas unas horas se consumaron en la ciudad dos robos cuantiosos y un crimen.
Uno de los asaltos ocurrió en pleno centro (Irigoyen Freyre al 3000). El otro en barrio María Selva (J. P. López 1200).
El mito popular que asocia el viernes 13 con la mala suerte encontró fundamento este viernes, donde en apenas unas horas se consumaron en la ciudad dos robos cuantiosos y un crimen.
Intrusos en casa
La secuencia se inició minutos antes de las 9 en barrio María Selva, donde una mujer atravesó una dramática experiencia con desconocidos que se ganaron al interior de su domicilio, la maniataron y le robaron dinero.
Silvana (39) fue quien estacionó el vehículo con el que hace transporte de escolares, en la puerta de su casa, en J. P. López al 1200, esto es, a escasos metros de la avenida Gral Paz.
La mujer ingresó al inmueble y fue hasta una galería para hacer unas tareas domésticas. Pero segundos después se vio sorprendida por dos individuos que le apuntaban con armas de fuego.
Bajo amenazas de muerte la víctima fue conducida hasta un dormitorio donde la maniataron con un alambre y le taparon su boca con un trapo. Acto seguido los desconocidos comenzaron a hostigarla para que revele el lugar donde guardaba el dinero.
La pesadilla se prolongó un rato hasta que finalmente los rufianes dieron con un “secreter” de un ropero donde había una muy importante suma de dinero en efectivo.
Una vez logrado su objetivo, los malvivientes se retiraron a bordo de un vehículo que los estaba esperando, con el que se dieron a la fuga.
Caja fuerte
Un rato después se supo de otro grave siniestro ocurrido en pleno centro, el que dejó como saldo una jubilada herida.
Vilma, de 75 años, se encontraba en su domicilio de Irigoyen Freyre al 3000 cuando atendió a tres desconocidos, los que se presentaron como empleados del correo y que dijeron que venían a entregar una encomienda para su hijo.
La mujer no tuvo tiempo a procesar la información cuando recibió un empujón de los desconocidos que la hizo caer al suelo.
Tan brutal fue la caída para la jubilada que le significo una severa lesión en una de sus piernas (fractura de fémur).
Sin mostrar un indicio de piedad, los rufianes comenzaron a requisar el lugar hasta que finalmente dieron con una caja de seguridad, la que estaba empotrada en la pared de una habitación.
Tras hacerse de un botín compuesto por alhajas de oro y una suma importante de dinero, los ladrones se dieron a la fuga.
Minutos después un familiar fue quien encontró a la mujer, por lo que de inmediato llamó a la policía.
Al lugar también acudió una ambulancia del servicio de salud 107 que trasladó a la víctima hasta el hospital Cullen, donde ingresó en condición delicada.