Grupos de radicales sembraron este miércoles caos y violencia en el centro de Barcelona, capital de Cataluña, en la segunda jornada consecutiva de disturbios en el marco de las protestas independentistas contra las condenas a los líderes del fallido intento de secesión de 2017.
Pasada la medianoche, y cuando los disturbios no estaban aún controlados, el presidente catalán, Quim Torra, condenó la violencia y pidió el cese de los disturbios que atribuyó a "infiltrados" que buscan mancar la imagen del movimiento independentista.
Horas antes y previo al estallido de los nuevos enfrentamientos, el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, había exigido al líder secesionista y al resto de líderes independentistas que condenara de forma tajante y contundente cualquier acto de violencia.
"Vamos a modular la respuesta en función de la actitud y las decisiones de los líderes independentistas", aseguró en una comparecencia desde el Palacio de La Moncloa, sede del Ejecutivo, tras reunirse con los líderes de la oposición y en medio de presiones de la derecha para que intervenga ya la norteña región.
El gobierno garantizará "los derechos de todos en Cataluña desde la firmeza, la moderación y la unidad", insistió Sánchez, quien pidió serenidad al conservador Partido Popular (PP) y Ciudadanos, quienes exigen la inmediata aplicación de la Ley de Seguridad Nacional-que le permitiría controlar todas las fuerzas de seguridad- y la intervención del gobierno catalán por medio del artículo 155 de la Constitución. "No vamos a sobreactuar", dijo el líder socialista.
Pocos minutos después, miles de manifestantes independentistas se dirigían en Barcelona hacia un nuevo choque con las fuerzas de seguridad tras protagonizar una protesta pacífica entre las calles Gran Vía y Marina, convocada por los llamados Comités de Defensa de la República (CDR).
En la concentración, los ciudadanos, de forma muy creativa, enarbolaron y lanzaron al aire papel higiénico con la consigna de que lo hacían "por toda la mierda" que adjudican al fallo judicial que afectó a los separatistas.
Sin embargo, luego se dirigieron a los alrededores de la Consejería del Interior, donde buscaron la confrontación con la policía catalana que custodiaba el edificio, situado en el barrio del Example.
Los CDR pretendían exigir la dimisión del Consejero de Interior, Miquel Buch por la actuación de la policía en la jornada anterior, que terminó con más de un centenar de heridos leves tras una batalla campal en el céntrico Paseo de Gracia de Barcelona.
Tan pronto se acercaron al edificio gubernamental, grupos de radicales armados con piedras, palos y bombas molotov provocaron un caos, levantaron barricada y encendieron con fuego contenedores, llegando a provocar un gran incendio a pocos metros de una estación de servicio.
Los manifestantes, con una violencia inusual, quemaron una docena de vehículos, dañaron árboles y el mobiliario urbano, y hasta llegaron a lanzar cinco cohetes contra el helicóptero de la policía catalana que sobrevolaba la manifestación.
Los incidentes, que incluyeron lanzamientos a botellas de vidrio y ácido a las policías, según denunciaron los agentes, se extendieron hasta pasada la medianoche en las zonas aledañas.
Según el servicio de Emergencia catalán, al menos 52 personas fueron atendidas por heridas leves, y una por una contención fácil, posiblemente compatible con las pelotas de goma lanzadas por la policía.
"Hago una llamada a la calma y a la serenidad. El movimiento independentista no ha sido ni es violento", dijo Torra cuando la situación comenzaba a controlarse después de varias horas.
"No se pueden permitir estos incidentes, no hay justificación ni razón para quemar coches ni para ningún acto vandálico. La protesta ha de ser siempre pacífica", añadió.
"No podemos permitir que grupos de infiltrados y provocadores destruyan la imagen del independentismo", dijo, desmarcando a los CDR de los incidentes.
El mensaje exigido por Sánchez llegó pero tarde. Entrada la madrugada, los disturbios continuaban entre gritos de "¡Independencia, independencia!" y "¡Libertad presos políticos!".
La policía informó de una veintena de detenidos en toda Cataluña por los enfrentamientos que se extendieron a otras ciudades como Tarragona.