Por Bárbara Korol | El Litoral
Ella decidió que quiere investigar las flores que crecen en el bosque. Va mirando y diciendo los colores y cortando una por acá y otra por allá.
Por Bárbara Korol | El Litoral
¿Vamos a curiosear un rato?
Es una invitación irresistible...
Ella decidió que quiere investigar las flores que crecen en el bosque. Va mirando y diciendo los colores y cortando una por acá y otra por allá. Yo le voy diciendo los nombres: la amarilla, diente de león; la lila, alverjilla silvestre; la blanca, margarita; la anaranjada tan preciosa, amancay; la que pincha mucho, cardo. Ella escucha y repite, y me pregunta cosas, muy interesada. Le encanta descubrir y aprender. Ella quiere juntar ramitas para curiosear con el fuego y de noche mira las estrellas y se sorprende con la luna. Es tan lindo verla crecer y vivir junto a ella cada nueva maravilla como un alumbramiento tan mágico y tan simple. La contemplo y me convenzo de que todos los misterios de la vida se ocultan en sus ojos oscuros y divertidos. De la mano, unidas por este cariño sublime y sencillo abrimos la puerta del conocimiento y la esperanza. Con esa hojita que tiene rico olor vamos a condimentar la comida, con esa frutita roja se hace un té muy rico que además cura y ese pimpollo será una rosa hermosa... casi, casi tan hermosa como ella, que ríe sin parar, que salta y da vueltas, que corre a mis brazos, feliz... y me hace sentir gigante, loca, alegre, llena de energía y de amor...
¿Vamos a curiosear? Me pregunta nuevamente esta chiquita chispeante e inquieta. Si, querida mía... ¡Vamos!
Es tan lindo verla crecer y vivir junto a ella cada nueva maravilla como un alumbramiento tan mágico y tan simple. La contemplo y me convenzo de que todos los misterios de la vida se ocultan en sus ojos oscuros y divertidos. De la mano, unidas por este cariño sublime y sencillo abrimos la puerta del conocimiento y la esperanza.