Su discurso comenzó y terminó con una cita a Raúl Alfonsín. Y en nada menos que doce oportunidades usó la expresión que lo puso en un pedestal cívico, desde 1983: “nunca más”. Tanto para subrayar la necesidad de “ciudadanizar la democracia” a la que nombró también otra docena de veces, como para amonestar lo que definió como la misión histórica de su gobierno: superar la grieta.
En dos oportunidades, siempre para referirse a un país en urgencias que necesita salir del “desorden económico”, por haberlo invitado a “participar de la maravillosa aventura de sacar a la Argentina de la postración”, habló del ex presidente Néstor Kirchner. Lo mencionó como su amigo, término que también agregó (no estaba en el papel) para mencionar a Cristina Fernández de Kirchner.
Aunque la jura fue precedida por la marcha peronista, cantada a viva voz desde las barras y buena parte de las bancas del recinto de Diputados en el Congreso de la Nación, Fernández solo una vez nombró al fundador de esa fuerza política. Mencionó al Perón de 1974 que aseguraba que la realización de la Argentina necesita de la del continente al destacar los vínculos con Latinoamérica y dedicar un extenso párrafo a la necesidad de compartir políticas con Brasil y revitalizar el Mercosur. Y a Arturo Frondizi que “alguna vez” habló del coraje y la decisión que requiere luchar por el futuro.
Cuando el tema fue el medio ambiente, el desarrollo sustentable y otros conceptos similares del equilibrio económico y el cuidado de los “bienes naturales” citó la encíclica de 2015 “Laudato Si” de “nuestro Papa Francisco”.
Fue particularmente original -y acaso procuró así cerrar una grieta en la historia- cuando en una misma reflexión citó a Alberdi y Sarmiento, que “trabajaron para que la educación sea pública”. Y subrayó que la Argentina “se hizo rica con la Reforma Universitaria” y “más potente” cuando “el justicialismo declaró la gratuidad de la enseñanza universitaria”. (La “Argentina potencia”, fue una de las consignas del Perón de mediados de los ‘70 que citó. Ni una vez, ni bajo la sonoridad de las expresiones conocidas volvió sobre los lugares comunes del peronismo.
Concluyó su discurso con una mención a la visión estratégica de su “amiga” la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Es verdad que la palabra Cristina figura solo una vez en el primer mensaje de “Alberto presidente”, lo que se coreó en las bancas, pero también es cierto que casi todo el capítulo dedicado al “paquete de leyes” sobre reformas al sistema judicial parecía tener ese nombre como sujetos tácito. Habrá que ver el contenido de esas normas.
A Esteban Righi (con quien la dos veces presidenta tuvo un fuerte enfrentamiento lo puso en el mismo pedestal que a sus padres.