Desde 2008 no tenía contacto con otros simios, pero ahora Sandra vive en compañía de otro orangután. Se llama Jethro y es un macho adulto de 31 años”, contaron desde el Center for Great Apes. Destacaron la excelente adaptación de la primate trasladada desde el Ecoparque porteño y luego de haber sido declarada como “persona no humana”.
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Tras 33 años en cautiverio y más de una década en soledad, finalmente, Sandra logró acercarse a un orangután y entablar una relación de confianza. La noticia es celebrada por sus nuevos cuidadores que tanto temían que los años sin contacto con otros de su especie la hubieran imposibilitado socializar.
“Sandra y Jethro han estado viviendo en el mismo hábitat durante algunas semanas, pero ambos son muy tímidos y aún no se han tocado", contó a Infobae Patti Ragan, fundadora del Center for Great Apes, un santuario ubicado en la localidad de Wachula, en Florida, que se especializa en el cuidado de grandes primates.
El cumpleaños de la primera orangutana en ser considerada por la Justicia argentina como una “persona no humana” coincide con una ocasión muy celebrada en los Estados Unidos: el Día de los enamorados. “Sus cuidadores festejarán su cumpleaños y el Día de San Valentín con una pequeña fiesta con golosinas para Sandra y Jethro”, adelantó Patti.
Sandra en el Center for Great Apes
La esperaron con ansiedad, casi contando los días para su llegada luego de la cuarentena que debió cumplir. El mundo tenía los ojos puestos en la orangutana que la justicia argentina le había reconocido los derechos de una persona “no humana” y exigido que fuera sacada del encierro para vivir en un lugar donde hubiera personas especializadas en la especie y en donde pudiera interactuar con sus pares.
“Sandra es ahora una de las 11 encantadoras orangutanas en el santuario. La supervivencia de sus primos salvajes en Borneo y Sumatra está amenazada críticamente debido al desarrollo, la caza furtiva y la destrucción de hábitat como resultado de las plantaciones de aceite de palma, la minería y la tala”, decía la primera publicación del Center for Great Apes.
D.R.
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Pocos días después de su llegada, Sandra fue incluida en la página de la reserva que cuenta la historia de cada habitante. “Nació en el Rostock Zoologischer Garten en Alemania. (...) Desde 2008, ha vivido sola en el zoológico de Buenos Aires”, destacan en su presentación y cuentan sobre el histórico fallo que la llevó hasta allí. “En la decisión judicial se le otorgó la personalidad jurídica con el derecho a ser respetada como un ser sensible. El tribunal dictaminó que no se le permitía permanecer en exhibición en el zoológico”. Si bien, al salir de Argentina Sandra perdió esa figura jurídica, en el santuario “consideramos que todos los grandes simios tienen derecho a ser respetados como seres sintientes”, aclaran sobre la orangutana.
El 2020, encontró a Sandra adaptándose muy bien a su nueva vida y su entorno. Mostrándose cada día más receptiva a los juegos y actividades que puede hacer en el centro. También comenzó a manifestar sus gustos y los detalles de su personalidad. “Lo está haciendo muy bien en su nuevo hogar y está viendo a los otros orangutanes en el santuario con particular interés en Jethro, Chuckie y Mari”, revelaron el 9 de enero pasado.
Sus nuevos cuidadores están muy alentados porque Sandra es sociable pero no la fuerzan. El 30 de enero contaron en las redes que “se ha adaptado extremadamente bien a la vida de santuario y ha comenzado a conocer nuevos orangutanes”.
Los 34 años de Sandra fueron a ser festejados por los cuidadores, como es costumbre. Tendrá una canasta de frutas en forma de torta, y algunos nuevos juguetes para seguir activando sus habilidades cognitivas y estará rodeada, por primera vez en su vida, de árboles y animales de su especie.