Un viaje en YouTube por el "pulmón" del oeste santafesino
Gentileza
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Llegaban los fines de semana y en la zona oeste de nuestra ciudad se armaba una postal bastante típica: niños y niñas encontraban un lugar perfecto para divertirse, para jugar, correr, saltar y ensuciarse. 30 hectáreas con cientos de árboles, césped verde, juegos, agua, arena y hasta una pista de carrera de bicicletas para desafiarse y probar quién era más veloz. Hermosas imágenes de nuestra ciudad que han quedado compiladas en este video.
La travesía era simple pero a la vez muy intensa, no había tiempo que perder. Todo comenzaba con un paseo en los botes a pedal por los lagos artificiales, pasar por debajo del puente de calle Salvador Caputto para llegar hasta las pequeñas islas del centro y poder alimentar a los gansos, patos y tortugas que allí descansaban. Luego llegaba el turno de subirse a la bici, dar una vuelta por el velódromo Clodomiro Cortoni, y frenar en los juegos ubicados en el arenero de calle Junín para comprar ese copo de azúcar que el vendedor envolvía suavemente sobre un palito de madera, en vivo y en directo.
Son suficientes las pistas para deducir que estamos hablando del Parque Juan de Garay, uno de los espacios verdes más importantes de la Ciudad de Santa Fe. Este imponente pulmón del oeste, que el año pasado cumplió 80 años desde su inauguración, sirvió como inspiración para que Federico Fulini (Docente de Historia y Concejal santafesino) lanzara un nuevo capítulo de la serie «Historias para dormir la siesta», que transmite a través de su canal de YouTube.
“Esta vez, motivados por las medidas de aislamiento, nos trasladamos a menos de 500 metros de nuestro hogar para visitar, investigar y contar la historia de nuestro querido Parque Juan de Garay. Más allá que tiene mucho que ver con el capítulo anterior referido al higienismo, ya que este espacio público representa un gran pulmón verde para el esparcimiento y la oxigenación de la ciudad, a mí me toca de cerca porque yo nací y crecí en los alrededores de este parque”, manifestó Fulini.
En este sentido, el concejal continuó “me pone muy contento poder realizar este trabajo sobre nuestro querido parque, y le digo ‘nuestro’ porque quienes vivimos en Barrio Parque Juan de Garay, en Barrio Roma y en las zonas cercanas sentimos que este espacio forma parte de nuestra vida, es como si fuera el gran patio comunitario que tenemos”.
Tal como se informa en el capítulo de la serie, bajo la intendencia de Urbano Aguirre (1920 – 1924), se colocó la piedra fundamental para la construcción de este emblemático espacio. Sin embargo, la historia se remonta a principios del siglo XX, cuando en la esquina de calle Paraguay y Crespo existía un anexo del Cementerio San Antonio, el cual fue trasladado en 1904 al actual Cementerio Municipal. Tiempo después, el municipio decidió construir un Vivero Municipal, donde se cultivaban plantas y flores para una ciudad que comenzaba a diseñar sus plazas e iniciaba el proceso de arbolado de sus calles. Fue así que este sitio de la capital provincial empezó a tomar forma como un gran territorio verde, lleno de vida.
Este espacio público debió sufrir distintas modificaciones en el tiempo, en su dimensión y en su nombre, hasta llegar a su designación definitiva y al trazado tal como hoy en día lo conocemos. “Fue un proceso muy satisfactorio el de investigar cómo cambió de nombre y de forma tantas veces. Entender que detrás de todo lo que nosotros vivimos como algo tan propio hubo un duro trabajo de arquitectura, de ingeniería, para darnos este espacio repleto de sauces, de jacarandas y tipas, de flores, de pérgolas y hasta de estatuas y enormes jarrones que llegaron desde Francia para alojar diferentes especies de plantas”, explicó el Docente de Historia.
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Foto: Gentileza
El fin de la travesía llegaba acompañado con un sonido bastante claro y reconocible: los domingos, a las 19:30, el golpe de las campanas de la Parroquia San Pedro -que se ubica sobre calle Crespo- anunciaban el comienzo de la misa que coincidía con la llegada de la noche. Hoy los vecinos de la zona manifiestan que este espacio se encuentra en un triste estado de abandono con luminarias rotas, muchos residuos en los lagos y zonas de esparcimiento y una falta de mantenimiento en general, pero sin perder la esperanza de volver a ver el parque en su mayor esplendor, ese que lo transformó en uno de los pulmones verdes más importantes de nuestra ciudad.
“En este parque jugué tantos partidos de fútbol, mil escondidas, me trepé a los árboles, le di de comer a las mojarritas, aprendí a andar en bicicleta y me hice muchísimos amigos con los que sigo compartiendo hasta el día de hoy. El Parque Garay es un organismo vivo no solo por la cantidad de árboles, de plantas, pájaros y de tortugas que lo habitan, sino por toda la comunidad que alguna vez lo visitó y que tiene una historia para contar de lo que alguna vez vivió en este hermoso lugar”, concluyó Fulini.