"La puerta del cielo": 40 años del film que quebró a un estudio
Tuvo su premiere en Nueva York el 18 de noviembre de 1980. Costó más de 40 millones de dólares y recaudó 3, pese a su gran reparto encabezado por Kris Kristofferson y Christopher Walken. Llevó a la quiebra a United Artists, que fue comprada por la MGM. El director Michael Cimino, jamás pudo reconducir su carrera. Se la considera una obra de culto “maldita”.
United Artist Kris Kristofferson, cantante, compositor y actor, es el protagonista del western La puerta del cielo . Christopher Walken Isabelle Huppert y John Hurt también integran el lujoso elenco.
En los albores de la década de 1980 Michael Cimino era uno de los directores más prometedores de Hollywood. Tenía apenas 40 años y en 1978 había estrenado “El francotirador”, que pese a la polémica generada a partir de ciertas tergiversaciones respecto a la Guerra de Vietnam (la recordada secuencia de la ruleta rusa en el campo de prisioneros es un ejemplo) había sido capaz de conectar con el público y la crítica. No sólo ganó el Oscar por su trabajo, sino que además obtuvo un prestigio que le permitió seleccionar sus próximos proyectos prácticamente con un cheque en blanco. De modo que United Artist, creada en 1919 por Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Mary Pickford y David Wark Griffith, le asignó un generoso presupuesto para rodar “La puerta del cielo”, que pretendía convertirse en uno de los “tanques” del año 1980 para la compañía.
Se trata, esencialmente, de un western que se podría inscribir en la misma línea de “Shane, el desconocido” o “El hombre que mató a Liberty Valance”. Narra amistades, pasiones, ambiciones y odios de un grupo de personajes en medio de un contexto muy puntual: el enfrentamiento, hacia fines del siglo XIX, de los inmigrantes de Europa del Este y los terratenientes. Que cuenta con un elenco de actores y actrices de probada solidez: Kris Kristofferson, Christopher Walken (que había ganado un Oscar justamente por “El francotirador”), Isabelle Huppert, John Hurt, Brad Dourif, Joseph Cotten (recordado por su papel de Jed Leland en “El ciudadano” de Orson Welles), Jeff Bridges, Sam Waterston y unos jóvenes Mickey Rourke y Willem Dafoe.
Lo cierto es que las partidas asignadas inicialmente por la empresa a Cimino se fueron engrosando poco a poco. En parte por las dificultades del rodaje y por las excentricidades del director, que iban desde la obsesión por la precisión en la dirección artística hasta hacerle gastar a los productores cientos de miles de dólares sólo en unas flores muy específicas de una escena. Así, la inversión total superó los 40 millones de dólares, una cifra enorme para su tiempo, considerando que “Star Wars: El imperio contraataca”, rodada el mismo año, costó menos de la mitad. Otra complicación sobrevino en la etapa de postproducción. El 26 de junio de 1980, Cimino mostró un montaje a los ejecutivos de United Artists que duraba 325 minutos. Éstos, alarmados por el impacto que esto podía tener en el público, la recortaron a 149 minutos, lo cual probablemente influyó en forma muy negativa en el contenido. Si bien más tarde se estrenaría una versión de 219 minutos, el daño ya era irreparable.
El desastre
“Le dediqué todo mi talento y mi energía, pero en el proceso perdí la objetividad, me enfrenté al estudio que la producía y luego me entraron dudas y acabé traicionándome a mí mismo”, diría Cimino décadas más tarde. Cuando el film llegó a los cines, en noviembre de 1980, la crítica la recibió de un modo furibundo. Fue considerada como “un naufragio”, “una abominación” y hasta tildada, directamente y sin vueltas como “un completo desastre”. No le fue mejor con el público, ya que apenas recaudó poco más de 3 millones de dólares, lo que produjo una crisis en United Artist, que apenas un año después fue adquirida por la Metro Goldwyn Mayer. Cimino entró en un ostracismo del que no pudo recuperarse jamás, a pesar de que rodó algunas obras interesantes, llenas de rabia. “La película se me fue de las manos”, diría después. Y realmente parece haber sido así, ya que con esta obra quedó relacionado directamente con los excesos a la hora de poner en funcionamiento sus ideas creativas.
D.R.
Pasaron muchos años hasta que “La puerta del cielo” (presentada por el propio director en una versión restaurada con su corte final, tal como lo había previsto en 1980) fue revalorizada por los especialistas. Se remarcó su brillante comienzo, sus localizaciones y detalles de época, su originalidad sin apartarse de las convenciones del género, su reflexión sobre el poder corruptor del dinero, su pasión y su forma poética de mostrar la violencia. Incluso un especialista en el wester como Philip French llegó a decir que “Probablemente sea el western más hermoso jamás hecho”.
D.R.
Pese a todo, Cimino jamás logró despegarse de “La puerta del cielo”. Tras el enorme y resonante fracaso, apenas dirigió un puñado de filmes, algunos de ellos de indudable interés, como “Manhattan Sur” y “The Sunchaser”. “Nadie vive sin cometer errores”, afirmó años después. Él, como pocos, quedó preso de su propio traspié.