Durante meses, un seguidor de 21 años de Trump se hizo pasar por miembros de la familia del mandatario, propagó teorías conspirativas, pidió dinero y logró llamar la atención del presidente estadounidense.
Durante meses, un seguidor de 21 años de Trump se hizo pasar por miembros de la familia del mandatario, propagó teorías conspirativas, pidió dinero y logró llamar la atención del presidente estadounidense.
El mes pasado, entre tuits que cuestionaban su derrota electoral, el presidente Donald Trump publicó un artículo de un sitio web conservador que decía que su hermana Elizabeth Trump Grau acababa de unirse a Twitter para respaldar públicamente la lucha de su hermano para revertir la votación.
“Gracias Elizabeth”, escribió Trump en Twitter. “¡AMOR!”.
Pero la cuenta de Twitter que motivó el artículo no era de su hermana. Era un perfil falso manejado por Josh Hall, un repartidor de comida de 21 años en Mechanicsburg, Pensilvania.
“Y yo me quedé tipo: ‘Dios mío. De verdad cree que es su hermana’”, dijo Hall, un ferviente partidario de Trump, en una entrevista la semana pasada.
Fue un colofón surrealista a casi un año de la farsa de Hall. Desde febrero, se había hecho pasar por figuras políticas y sus familiares en Twitter, entre ellos cinco parientes del presidente. Se había hecho pasar por Robert Trump, el hermano del presidente; Barron Trump, el hijo de 14 años del presidente; y Deborah L. Birx, la coordinadora de respuesta al coronavirus de la Casa Blanca. Las cuentas, juntas, reunieron más de 160.000 seguidores
Al usar sus identidades, ganó atención al mezclar comentarios políticos fuera de lugar con teorías de conspiración disparatadas, entre ellas una que afirmaba que el gobierno quería implantar microchips en los estadounidenses, y otra que decía que John F. Kennedy Jr., que murió en un accidente de avión en 1999, estaba vivo y a punto de reemplazar a Mike Pence como vicepresidente.
“No había ninguna intención perversa detrás de esto”, dijo Hall. “Solo intentaba movilizar a los partidarios de MAGA y divertirme”.
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Muchos de esos seguidores de “Hagamos a Estados Unidos grandioso de nuevo” (MAGA, por su sigla en inglés) parecían creer en las publicaciones. Los registros también muestran que algunas cuentas servían para otro propósito: llevar a la gente a darle dinero a Hall. Promovieron una recaudación de fondos para un grupo político que Hall creó llamado “Voces Gay por Trump”. En una entrevista, admitió que el grupo no existía. La recaudación de fondos reunió más de 7300 dólares.
La juerga de Hall en Twitter parece ser una trama maliciosa fuera de control que ilustra cómo una persona solo requiere de un teléfono y algún conocimiento de Internet para causar problemas que llaman la atención de cientos de miles de personas.
Hall no fue el primer fanático autoproclamado de Trump que trató de sacar provecho de otros seguidores del presidente. Los fiscales federales, por ejemplo, dijeron en agosto que Steve Bannon, antiguo asesor del presidente Trump, y otras tres personas habían solicitado donaciones para construir un muro fronterizo y se embolsaron más de un millón de dólares.
Y difícilmente fue la primera persona en crear una personalidad falsa en línea. Las cuentas falsas han sido fundamentales en la difusión de las teorías de conspiración, y los timadores se han hecho pasar repetidamente por celebridades, soldados e incluso Mark Zuckerberg para estafar a la gente en Facebook, Twitter e Instagram.
Las compañías tecnológicas dicen que eliminan millones de perfiles falsos cada año. Sin embargo, Hall demostró que todavía era bastante simple hacerse pasar por funcionarios clave de la Casa Blanca y la familia del presidente, incluyendo su hijo adolescente, y acumular decenas de miles de seguidores antes de que Twitter se diera cuenta.
Millones de personas han sido atraídas por abismos de Internet como QAnon, una teoría de conspiración pro-Trump que afirma que demócratas satánicos abusan de y se comen a los niños y que es alimentada por alguien que se hace pasar por un funcionario del gobierno. Hall, en cambio, era un don nadie. Sus aventuras en el universo de la realidad alternativa podrían haber pasado desapercibidas, hasta que el tuit erróneo de Trump lo elevó a las grandes ligas de la desinformación de MAGA.
The New York Times identificó a Hall como la persona detrás de las cuentas falsas de los Trump, que ahora han sido todas eliminadas por Twitter, y construyó un resumen de su engaño a través de capturas de pantalla de algunos de sus tweets y un archivo de muchos otros recopilados por Ian Kennedy y Melinda Haughey, investigadores de la Universidad de Washington que utilizan software para guardar millones de tuits sobre la elección y la pandemia. El Times también entrevistó a Hall, a personas cercanas a él y a personas a las que engañó en línea.
Hall dijo que se interesó en la política en 2016 cuando era un adolescente, animado por Trump. “Al principio pensé que era como un payaso”, dijo. “Pero cuanto más le oía hablar, más me daba cuenta: Sí, dice cosas absurdas, pero estoy de acuerdo con lo que dice”.
El portavoz de Twitter dijo que la empresa acabó retirando todas las cuentas de Hall por violar sus normas sobre suplantación de identidad y por evadir una prohibición anterior del sitio. En respuesta a las preguntas sobre por qué alguien podría crear cuentas que suplantan al hijo adolescente del presidente y a un funcionario de la Casa Blanca, el portavoz dijo en un correo electrónico: “Estamos comprometidos con la protección de la integridad de la conversación en Twitter, y trabajamos duro para asegurar que las violaciones de nuestras reglas contra la suplantación de identidad, en particular cuando la gente está tratando de difundir información errónea, se aborden de forma rápida y coherente”.
Una revisión del sábado mostró que cerca de 100 cuentas falsas de Barron Trump seguían activas en Twitter, sin contar las que se identificaban como parodias.