Evelina Cabrera, una argentina entre las mujeres más influyentes del mundo
La entrenadora de fútbol argentina, seleccionada como una de las 100 mujeres más influyentes del 2020 por la BBC, forma a las jóvenes más allá del deporte. "Vos no podés exigirle a una jugadora que pida sus derechos si no sabe cuáles son", dijo en entrevista con la agencia de noticias Sputnik.
IG Evelina Cabrera
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"Por ejemplo, aquello que me han dicho varias veces: 'El fútbol te salvó'. Y no. Ahora que puedo manejar yo las palabras quiero decir que el fútbol fue una herramienta, como cualquier otra. Lo que yo quiero escribir es 'Me salvé yo'. Porque las negras, las negras sin recursos y olvidadas, tenemos hambre, un hambre que a veces es de comida, pero también de más cosas", puede leerse en Alta Negra (2020), la autobiografía en que la argentina Evelina Cabrera presenta, en detalle, su historia.
Pero a Evelina no le interesa en absoluto que su vida sea ejemplo alguno de superación, y lo recalca cada vez que puede. Al contrario, tiene claro que su historia es la historia de muchas otras mujeres, de muchas otras pobres, y de muchas otras negras. Si escribió, dice allí, precisamente, "fue para poner la mirada en las chicas como yo". Las chicas como ella, escribe, son "las que somos carne de cañón. Las que vivimos en peligro desde niñas y sin saberlo. Las que tomamos un tren y dos colectivos para ir a bailar a la Capital. Las que que sufrimos la violencia, que nos hicieron creer que merecíamos."
Construirse como Alta Negra: quién es Evelina Cabrera
Evelina Cabrera, de 34 años, es entrenadora profesional de fútbol y fundadora e integrante de la Asociación Femenina de Fútbol Argentino (AFFAR), que existe desde 2013 como una organización que apunta al aprendizaje del deporte y al "desarrollo pleno, integral y equilibrado" de sus jugadoras más allá del fútbol, según define en su página. Su trabajo como entrenadora de fútbol femenino le valió el reconocimiento de la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras del mundo: dirigió al equipo argentino en el Homeless World Cup, creó el primer equipo de fútbol ciego femenino de Buenos Aires, y entrenó a mujeres privadas de libertad.
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La mención se suma a la larga lista de premios y reconocimientos que ha obtenido por importantes medios, clubes deportivos e instituciones internacionales, como The Economist, la Fundación Boca Social del club Boca Juniors, y Naciones Unidas, que la invitó como disertadora en 2019 para hablar acerca de su trabajo, por mencionar solo algunas. Sin embargo, los galardones, que la sorprenden cada vez y que agradece enfática, tampoco le interesan demasiado, admitirá más tarde.
Nacida en Virreyes, Gran Buenos Aires, Cabrera empezó a jugar al fútbol tarde para lo que se acostumbra, a los 20, porque de más pequeña, las niñas "teníamos casi prohibido jugar al fútbol, era algo visto como algo de los varones", dice a Sputnik. Pagar una cuota en un club para poder entrenarera una posibilidad para pocos, agrega, menos aún para las mujeres, y tampoco para ella. Probó suerte en un club casi de casualidad —"sin querer", dice—, cuando acompañó a una compañera de trabajo que quería dar la prueba y no se animaba a ir sola. Ambas entraron. De allí pasó a jugar en el Club Atlético Platense, hasta que un problema de salud la alejó de las canchasy decidió estudiar para ser entrenadora, en la Asociación de Fútbol Argentina (AFA).
De barrio y familia pobre, Cabrera llegó a pasar meses viviendo en situación de calle, y trabajando como cuidacoches. Fue durante esos años de la adolescencia cuando descubrió que al término "negra", como solían gritarle, se lo tenía que reapropiar. "Dos palabras que se usaron en mi contra, pero que convertí en mi escudo. Ya sabemos cómo se usa despectivamente eso de 'negra', para marcarte un lugar, para disciplinarte, para señalar que no deberías aspirar a algunas cosas. Y he sido llamada 'altanera' por no resignar esas aspiraciones. Negra y altanera, entonces, con orgullo. Y esa es la persona que construí", escribe acerca del título de su libro.
Evelina Cabrera hoy
A Cabrera no le gusta hablar en términos de futuro. Dice que, antes de irse a dormir, le gusta pensar que "si mañana no me despierto hoy hice todo lo que tenía que hacer". Por eso, la pregunta correcta es qué va a hacer ahora. Recuerda que durante la pandemia, durante una visita a un comedor en Villa Azul, al sur de Buenos Aires, "vienen unos chicos y me dicen, '¿por qué no nos entrena usted a nosotros?' Y yo los miré, y no entendí. '¿Qué?' (les preguntó) '¿Por qué a ellas sí y a nosotros no?'".
"Y ahí dije, ¿por qué yo le tengo que enseñar a las mujeres cómo cuidarse y no enseñarles a ellos cómo hacer? (Reconocer) qué es algo violento, que sean conscientes de las cosas que hacen, qué está bien y qué no. Y para mí es como que me planteé un nuevo desafío, yo ahora quiero trabajar con varones, nunca tuve la posibilidad de plantearme entrenar a varones", reflexiona. Por ello, ahora se encuentra elaborando un proyecto para trabajar con futbolistas varones, en términos de género y educación sexual. Además, junto al director de cine uruguayo Adrián Caetano, Cabrera trabaja en la construcción de un guión para llevar a Alta Negra —libro más vendido en Argentina y que está por publicar su tercera edición— a la pantalla grande.
Consultada sobre cómo se tomó el reconocimiento que le hizo la BBC, admite que primero pensó que era una broma. "Vi el correo y pensé que se equivocaron de persona, y le respondí y me dicen, 'No, no, sos vos'", ríe. "Esto es como un mimo, de alguna manera hay alguien que me está mirando, a mí me hace bien", reconoce. Pero el verdadero "premio", sostiene, lo encuentra en el trabajo diario.
"Me llamaron de muchos equipos de afuera, de Europa para trabajar, y para mí que me llamen de equipos de europa es como wow", relata. Pero dijo que no. "Amo lo que hago, siempre pienso que si hubiese tenido a alguien que me guíe, que me diga es por acá, que me hubiese dado la posibilidad de proyectar… Los que no tienen recursos no pueden proyectar porque piensan que no lo merecen, que es de otros. Lo otro es esperar, acostumbrarse a lo que tenés", sostiene emocionada. Por eso, asegura convencida, se queda.