La Justicia de Garantías dictó la prisión preventiva del policía imputado por haber cometido un asalto en el que también participó otro efectivo, que se encuentra prófugo: durante el mismo, utilizaron un patrullero oficial.
M.B seguirá detenido, mientras que otro efectivo que fue su cómplice es intensamente buscado. Ocurrió en Mar del Plata a fines de octubre.
La Justicia de Garantías dictó la prisión preventiva del policía imputado por haber cometido un asalto en el que también participó otro efectivo, que se encuentra prófugo: durante el mismo, utilizaron un patrullero oficial.
Conforme trascendió hace un mes, el oficial inspector M.M.B y los demás incriminados le robaron a las víctimas alrededor de 2 millones de pesos que, conforme denunciaron, iban a utilizar para costear el tratamiento oncológico de su pequeño hijo.
De acuerdo al fallo, la Justicia de Garantías consideró que el fiscal Mariano Moyano logró reunir pruebas suficientes para imputar al detenido, que se entregó con su abogado en la comisaría decimosexta días después del hecho. Además, consideró que el acusado debe permanecer detenido porque de lo contrario podrían existir riesgos procesales para la investigación, sumado a que la figura delictiva que se le adjudica es grave.
Del documento se desprende que el mencionado y sus cómplices actuaron con conocimiento de los movimientos de las víctimas, como así también que los ladrones se habían reunido previamente en una plaza de 12 de Octubre y Polonia en Mar del Plata. Tal situación quedó acreditada por imágenes tomadas a través de las cámaras de seguridad del Centro de Operaciones y Monitoreo (COM).
Por otro lado, otros videos tomados por el sistema de vigilancia de un establecimiento privado “permitieron apreciar no solo el momento en que la víctima fue interceptada por los dos integrantes de la banda delictiva en la mañana del sábado 30 de octubre del 2021, sino también el arribo del patrullero a la estación de servicio YPF, momentos después que el damnificado fuera privado de su libertad, circulando a poca distancia de la camioneta Ford Ranger y del Peugeot modelo 206 (conducido por el tercer miembro de la organización), una vez que la víctima fue obligada a conducir hacía su domicilio”, donde se produjo el robo.
Para la Justicia de Garantías, existen indicios de que el individuo cometió los delitos de “privación ilegítima de la libertad agravada por simular orden de autoridad pública”, “robo agravado por su comisión en lugar poblado y en banda, por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no puede establecer y por el carácter de funcionario policial, concurriendo entre sí en forma material”.
El hecho
El caso, insólito y escandaloso, ocurrió en la mañana del 30 de octubre en Mar del Plata, aunque recién trascendió cuando salió a luz el dato de que uno de los efectivos acusados en el marco de la investigación que lleva adelante el fiscal Mariano Moyano había decidido entregarse en la comisaría decimosexta.
Según la reconstrucción del hecho, todo comenzó a las 8 de la mañana del pasado sábado 30 de octubre, cuando la víctima, un hombre que se dedica a la compra y venta de vehículos, se dirigió a una estación de servicios, en las inmediaciones de la rotonda de El Gaucho, donde había dejado estacionada su camioneta Ford Ranger.
Fue entonces cuando dos hombres con uniforme policial se le acercaron y tras identificarse le dijeron que en su vivienda se iba a desarrollar un allanamiento. Para reforzar la credibilidad de todo aquello, a escasos metros estaba apostado un patrullero perteneciente a la División de Custodia y Traslado de Detenidos, en cuyo interior aguardaba el oficial inspector M.B, que se entregó este jueves.
El sorprendido hombre preguntó el motivo del allanamiento y pidió que se presentara ante él un fiscal para explicarle qué era lo que ocurría. Sin embargo, la respuesta fue que “el fiscal ya está al tanto y está yendo para la casa”. De inmediato fue obligado a subir a su vehículo. Dos de los hombres se subieron con él. La camioneta Toyota Hilux de la División de Traslado de Detenidos salió adelante en la “caravana”, en el medio fue la víctima y por detrás un vehículo con el cuarto delincuente.
Todo lo expuesto resultó ser un engaño pero no se trató de falsos policías, como en otras oportunidades, sino de verdaderos. Al llegar a la vivienda, redujeron al hombre y a su esposa, quien posee un par de locales comerciales. Las dos víctimas fueron esposadas.
El asalto se extendió por alrededor de 40 minutos hasta que los “poliladrones” se hicieron de una suma de dinero en efectivo muy importante que las víctimas guardaban en distintos lugares de la casa. Una primera versión sostiene que ese dinero estaba destinado a costear un tratamiento oncológico al que debe ser sometido un hijo del matrimonio. Si bien no trascendió exactamente, la cifra ronda los 2 millones de pesos.
A la vivienda habían ingresado uno de los policías (con campera policial, chaleco y placa) y dos hombres vestidos con ropas similares a las de la policía, mientras que el restante efectivo permaneció a bordo del patrullero “de campana” en la calle. Al consumarse el robo, que también incluyó los teléfonos celulares de las víctimas, los cuatro delincuentes escaparon a toda velocidad en el automóvil de la fuerza.