Ha pasado el Día de la Raza. Tantos cambios ha sufrido el “Columbus Day”, el “Día de la Hispanidad”, el ”Día de la Raza” que, ejem, nosotros, los sabaleros, creemos que es el nuestro. Exceso de fanatismo. Colón de Santa Fe existe desde 1905 y el lío viene de antes. Debe reconocerse tal antigüedad. Exactamente desde octubre de 1492.
El fanatismo es poco propicio para los encuentros. Desencuentra a las personas y a las historias. El año del 2020 está clavado allí para siempre. La Peste en mi Pago sirve para fijar en el almanaque historias y acontecimientos (no es lo mismo) sirve y servirá.
Personalmente creo (insisto, aunque sea abundancia, con el “yo” que encierra la advertencia: “personalmente”), auténticamente creo, que el trabajo sobre el trasfondo Cultural, los factos culturales, es reprochable y, acaso sea injusto, porque si no saben nada se les puede exigir, pero allí me planto: los factos culturales hacen al mensaje que la sociedad se envía a si misma en mitad de lo más cruel, decisivo e inatajable que le ha ocurrido en lo que va del Siglo XXI y creo, insisto, que si no saben deberían decir eso tan simple: ”no se qué hacer” antes de creer que es su ignorancia en la resolución cultural lo que el ámbito correspondiente maneja. Repito: El coronavirus abrió el Siglo XXI y seremos otros humanos los que salgamos de esta… ¿qué parte del misterio no entienden?…
Los humanos que estaban por estos, mis pagos, antes de la colonización (Borges es tan bestialmente claro: “Pensando bien la cosa, supondremos que el río era azulejo entonces, como oriundo del cielo, con su estrellita roja para marcar el sitio en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron”. Es Juan Díaz de Solís y sabemos, por estos pagos muy bien sabemos, de quién se trata...
Hay una absurda pelea pidiendo que Colón no descubra América, que no lo haga con la Cruz y con la Espada, que deberíamos responder al Imperio Inca y su modo de entender la justicia y las castas… en fin.
Toda revisión de la historia implica una relectura y un cambio, nos traicionamos porque cambiamos y volvemos a mirar aquello que estaba y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, dijo Neruda.
La guitarra, la escala heptatónica, ese caballo, el modo de mirar la pampa y de entender el río es diferente desde aquel descubrimiento que indicó el fin de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna y che, caramba, ni ese enclave respetan algunos defensores inmobiliarios de las tribus originales (originarias no, no me originaron… no totalmente… me cruzaron… eso sí).
Digresión, espero que no lleguen a pedir una nueva reserva de hectáreas para mocovíes y querandíes, espero que no terminen en un casino y un emprendimiento inmobiliario, como bien decidieron las tribus de EEUU.
Entre los hechos socio culturales que cambió La Peste en mi Pago, hechos culturales que hacen -todos- a la reformulación societaria que se está produciendo, aparece el que re define cómo cocinaban la carne los gauchos, esa cruza o (otra vez Borges) “esa chusma valerosa” que cocinaba la carne ante unas llamas, unas brasas y la sazonaba con ese invento que los fenicios hicieron moneda: la sal.
Para algunos, poco precavidos del asunto, que el encuentro de los fines de semana, de los acontecimientos, de la simple pulsión de encontrarse y comer haya desaparecido no significa tanto. Cambiemos. El café. El juego de la doble copa en algunas horas del bar de copas. Algo que reunía y no reúne. Insistencia. El asado.
No es cuestión de tornarse apologético, pero todos sabemos que un asado no era tan solo pisar el pescante, apearse del carro y masticar a la sombra. No era eso, nunca lo fue.
Ya aparecerá quien advierta, clasifique, define y finalmente enumere de qué modo la Peste en mi Pago trajo las costumbres de la peste, una cuarentena muy larga y asustadiza que se llevó aquellas y puso éstas… ¿cuáles?... éstas, las que en cierta manera cuasi profética definió Leonardo Favio, ese fenomenal militante de sus cosas:… Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más…
Digamos las cosas como son: la Peste en mi Pago se llevó el asadito. Hasta el asado de falda (corte aromático si los hay) que los albañiles ya no preparan a las 12 del mediodía por una razón: no trabajan… y la Peste, si me apuran a definirla, pondría que una de las cosas que ha hecho es esa: se llevó el mediodía, no solo el asadito. También el trabajo, pero eso es economía política, no una crónica como esta, que definimos así: un reservorio de nostalgias… y algunas pocas cosas más.