Por Juan José Sagardía | [email protected]
Por Juan José Sagardía | [email protected]
A fin de año 2018, nos encontramos discutiendo si corresponde o no que la policía y todas las Fuerzas Armadas del Estado, puedan utilizar sus armas reglamentarias, para contrarrestar la violencia de los delincuentes. Lo más importante con los políticos en general, que opinan que no corresponde por las posibilidades de excesos y de actitudes de gatillo fácil.
Lo que opinamos los ciudadanos de a pie, que no tenemos fueros, ni garantía de seguridad, decimos “por fin el Estado va a cumplir con su deber, su responsabilidad constitucional de actuar en defensa del pueblo”, que vivimos entre rejas, que no tenemos derechos humanos, que todos los días sufrimos violaciones, robos, golpes y que nos matan como a un animal rabioso, por un celular, zapatillas, bicicleta y ni hablar de los adultos mayores que por migajas somos vejados en nuestra intimidad y encierro.
Cuál es la solución, es lógica, que cada uno hagamos lo que tenemos que hacer, los administradores del Estado que breguen por nuestra seguridad, que la policía pueda actuar con libertad ante el delincuente, que pueda decidir por sí, que no dependa de un fiscal, de esta manera siempre llegan cuando acontecieron los hechos. El personal de seguridad sabe donde están los delincuentes y saben quiénes son sus pares.
Como tragedia social, muere un delincuente y es noticia y la familia se moviliza atemorizando a la Justicia y a los familiares del policía; muere un policía y no es noticia y la familia no amenaza a nadie acepta la situación, para eso es policía. En este caso los derechos humanos ¿de qué lado están?.
De hecho a los delincuentes detenidos se les debe hacer un juicio sumarísimo y darle la condena que le corresponde en tiempo y forma. Los agentes de seguridad, de cualquier fuerza, las armas que utilizan son de juguete a la par de la que ostentan los delincuentes. Si queremos hablar en serio de la seguridad, debemos dejar de jugar al policía y al Ladrón.
Debemos dejar de ser cursis, de hablar de los derechos de los delincuentes, cuando nuestra Constitución Nacional establece el derecho de los ciudadanos y de la inviolabilidad de la propiedad privada. No matemos a nadie pero hagamos cumplir la ley y la Constitución.
Aquellos que hablan de los derechos de los delincuentes heridos o muertos por la acción de la policía, que piensen en su entorno si le golpean a sus hijos a sus padres, a ver si siguen defendiendo los derechos humanos, de los que no lo respetan.
Como siempre pregunto: ¿quién está primero? ¿el derecho de los ciudadanos o el derecho de los delincuentes?, en esto debemos definirnos para poder tener la paz que nos merecemos. A los representantes políticos que anteponen su sesgo de candidato y toman posición de defensa de la delincuencia, ante que la defensa a ultranza de los derechos de las personas de bien, les doy mi impresión, ¿Qué es más peligroso, el político-funcionario que no cumple con su deber, o un ciudadano delincuente?.
Que cada uno saque sus conclusiones. Basta de caretaje.
Como tragedia social, muere un delincuente y es noticia y la familia se moviliza atemorizando a la Justicia y a los familiares del policía; muere un policía y no es noticia y la familia no amenaza a nadie acepta la situación, para eso es policía.