Nacido y criado en Elortondo, el doctor Aníbal Puente está afincado desde hace 30 años en USA. Actualmente, trabaja y vive en el Estado de Nueva York, donde vivió de cerca la experiencia contra el COVID-19 en uno de los lugares con mayor tasa de contagios y mortalidad del mundo. También contrajo el virus, pero en 10 días ya estaba nuevamente trabajando.
Puente tiene 54 años. Estudió en el Liceo Militar de la capital provincial y en la década del 90 se graduó en la Facultad de Medicina en la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Con el título en mano, partió hacia Estados Unidos, donde tuvo que realizar su residencia y posterior revalida del título de grado.
Se especializó en cirugía oncológica, laparoscopia y en minimally invasive surgery (microcirugía). Empezó a trabajar en uno de los hospitales de la Cornell University para luego pasar a la Escuela de Medicina “Albert Einstein” donde se desempeña actualmente.
El profesional asegura que casi no tienen casos de COVID-19 en el Estado de Nueva York, pero que en mayo reportaban cerca de 2500 por día. “Ahora no llegan a 400 en una jornada, en una población de 30 millones de personas. Hay más casos de tétano que de COVID-19. Es insignificante ese número de contagios”, graficó.
Según cuenta, las zonas más complejas ahora están en el sur de Estados Unidos y en el midwest, pero dice que ambos lugares, están “mejores preparados”. Por el contrario, en el noreste prácticamente se controló la situación.
Puente, rescató que en USA “aprendieron” del ejemplo italiano, donde muchos médicos se contagiaron con el virus rápidamente: “Nosotros tenemos un porcentaje de medico por población mucho menor que Europa y la Argentina misma. Tuvimos que maximizar los recursos humanos que teníamos”, contó.
De hecho, aclaró que cancelaron las cirugías electivas, incluyendo las oncológicas. “Cubríamos 7 días, las 24 horas, emergencias quirúrgicas por una semana. Luego teníamos un día libre y después teníamos dos semanas de terapia intensiva donde cubríamos seis horas. Después de nuevo un día libre, para volver a la cirugía de emergencia. Así estuvimos desde marzo hasta el 4 de julio casi”, ejemplificó.
“De todos modos, -continuó-, siempre tuvimos los materiales más apropiados para trabajar y la tasa de médicos enfermos fue un décimo de lo que sucedió en Italia”. De paso, aclaró: “Nunca hubo un caso donde tuvimos que decidir entre qué paciente vive y cuál no. Lo mismo pasó con la información de que había cuerpos en la calle o que las morgues estaban llenas. Fueron dos noticias falsas”.
Esto se debe, a que en el caso de Nueva York, hay una morgue centralizada. Las personas que fallecían por cualquier razón, sus familiares no podían buscarlos porque estaban cerradas. “No eran ‘actividades esenciales’ que debían estar funcionando. Entonces se acumularon los cuerpos y hubo que ubicarlos en cámaras frigoríficas de los alrededores”, señaló.
Y es que en el peor momento de la pandemia de coronavirus en las tierras de Donald Trump, los muertos se contaban de a miles. “En el Estado de Nueva York, hace unos días hubo 56 mil testeos en 24 horas. Caes a la guardia por una emergencia y te testean”, amplió.
El oncólogo, admitió tener “miedo” por la salud de su familia, pero no por la de él. De hecho, contrajo la enfermedad (presume que trabajando y entubando pacientes), pero que la transitó lo más “normal” posible. “Estaba expuesto cada vez que iba al hospital. Fueron 10 o 12 días solo en mi casa. Mi familia se fue. Ni bien la superé, volví al hospital”, valoró.
En cuanto a los anuncios de la puesta en el mercado de una vacuna para frenar el avance del COVID-19, fue contundente: “Es un virus que se va a quedar con nosotros y no es nuevo. Fue descubierto junto a otras cepas en la década del 60. La vacuna nos va a ayudar, pero hay que tomar las precauciones necesarias porque muertes va a seguir habiendo”.
También, se mostró alarmado por la baja en la cantidad de consultas de pacientes oncológicos. “A la gente le daba miedo ir al médico”, aseguró y destacó que en algunos casos se perdieron entre cuatro y cinco meses de tratamientos “Hay retraso en radiación y quimioterapia antes de cirugía. Esa gente la tenemos que estudiar otra vez. Ese cáncer avanzó”.
Consultado con las medidas tomadas el presidente Alberto Fernández, considera que fueron acertadas y a tiempo, aunque entiende que se falló en salir de la cuarentena: “Que sea tan restrictivo desde hace muchos meses, tendría que haberles dado lugar a comprar reactivos para test, ventiladores y aumentar camas. En eso fallaron porque siguen en pandemia. La cuarentena evita que la gente se contagie, pero no te cura en 40 días. Ahora me preocupa la mortalidad significativa y el problema económico que vendrá después”.
Y vaticinó: “El pico va a llegar en tres semanas o en un mes a Argentina”.