La destrucción de unas 20.000 armas de fuego en 2007 en el Plan Nacional de Desarme. Para los especialistas una de las claves es la continuidad de las políticas. Foto: Archivo / Agencia DyN
William Godnick brindó una conferencia sobre las alternativas que existen para el retiro de armas de la sociedad civil. El ministro Lamberto anunció la puesta en marcha de un trabajo en común entre el Renar y los municipios.
La destrucción de unas 20.000 armas de fuego en 2007 en el Plan Nacional de Desarme. Para los especialistas una de las claves es la continuidad de las políticas. Foto: Archivo / Agencia DyN
Guillermo Dozo [email protected] “Desarmar a la sociedad civil se puede lograr. Pero hay que considerar que para alcanzar ese objetivo se requieren años de trabajo coordinado, prueba y error, rediagnósticos y confección de alianzas junto con efectivo control”, sostuvo William Godnick, integrante del Centro Regional de la ONU para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe quien desarrolló el tema “Control de Armas y Prevención de la Violencia Armada”. Los números sobre el uso de las armas de fuego en el mundo son intensos, más cuando esta problemática se focaliza en América Latina. Por ejemplo, la tasa de homicidios dolosos es liderada -como el peor país- por Honduras con 58 crímenes por cada 100.000 habitantes, seguido muy de cerca por Venezuela (51). Brasil se encuentra bastante distante con 22,3 y nuestro país se ubica entre los mejores del subcontinente con 5,3; y Chile con 1,6. Godnick señaló que “en el mundo podemos dividir lo que es el comercio de armas entre el legal y el ilegal. El legal es el que va desde gobierno a gobierno -Bélgica le vende armas a la Argentina, por ejemplo- y llega al de un particular que le vende a otro particular -como un armero a un cliente-. Pero también hay un comercio ilegal vinculado con los robos, el uso de testaferros, el tráfico ilícito por nuestras fronteras y el alquiler, que es una tendencia creciente”. El especialista remarcó que se puede realizar un control de armas dentro de lo que es el comercio legal con la aplicación de la legislación vigente en cada país y en cada provincia; coordinar acciones con los países vecinos para el tránsito de armas; y hasta se puede marcar la munición con láser para identificarla y que resulta imposible borrar por parte de los criminales; mejorar la preparación de técnicos y sumar toda la tecnología disponible. Además, se puede controlar la existencia de armas con controles y registros actualizados; y supervisar fuertemente la tenencia y uso legal de las armas. Sobre este último aspecto expresó que “es positivo tener un marco legal claro sobre el uso y la tenencia de armas y reprimir la visibilidad porque es en la calle donde se ocurren los mayores conflictos”. Un alto costo El especialista sostuvo luego que “tanto las autoridades como la sociedad toda tienen que comprender que la violencia con muertos y heridos generados por armas de fuego es, también, un problema de salud por los costos que genera dentro del sistema”. A la vez que subrayó que “promover el armamentismo entre la población civil no es una política efectiva ante la violencia ya que sabemos que las armas legales pueden generar violencia y, por el contrario, leyes y políticas claras sobre comercialización, almacenaje, posesión y uso de armas de fuego pueden prevenir y reducir el tráfico ilegal”. Godnick puntualizó luego que existen dos modos para la reducción de la violencia urbana. Uno de ellos es el coercitivo legal que puede estar estructurado a través de la incautación, el decomiso, reprimir el uso de alcohol y drogas; la utilización de la figura de la policía comunitaria y hasta la declaración de zona libre de armas de fuego. Agregó que, “obviamente, hay que oponerse al modo coercitivo ilegal, es decir, los que fueron los escuadrones de la muerte o fuerzas parapoliciales o paramilitares. Las acciones deben estar enmarcadas por la ley”. Modelos de éxito Para el especialista en el uso de armas de fuego “hay en el mundo algunos ejemplos a tener en cuenta. Uno de ellos -muy exitoso- es el de Australia que en 1996 vivió una masacre en Tasmania. En esa ciudad, en abril de 1996, un residente de 29 años discutió en un bar y mató a 35 personas e hirió a otras 21 personas. A partir de ese hecho las autoridades australianas comenzaron con una fuerte política de desarme de la población civil. En dos años, fueron destruidas 643.000 armas, se trabajó en la dirección del control y, aunque en cualquier momento puede ocurrir otro hecho, desde 1996 no se repitieron masacres”. “Otro de los casos es en El Salvador, con un programa elaborado por la PNUD y dos gobiernos municipales bajo un eslogan que fue ‘Armas, ni de juguete’. Es el caso de un país que había sido atravesado por la guerra y donde existían muchas armas en manos de los civiles. Aquí se adoptó la modalidad de visitas de personal del Ejército como ‘promotores sociales con uniforme’ y se trabajó en pos de la pacificación de la sociedad. Hubo, además, una gran participación de la sociedad civil con un observatorio pluripartidario y se creó un programa destinado específicamente a los jóvenes”. “Como resultado, en los municipios hubo una reducción del 5 por ciento en los niveles de violencia pero, si parece poco, en el resto del país, en el mismo período, hubo un crecimiento del 33 por ciento. Dado el éxito logrado, se adoptó en 2010 por otros 27 municipios salvadoreños que tienen diferentes colores políticos”.
Nación, provincia y municipios
El ministro Raúl Lamberto y William Godnick, durante la charla brindada en Rosario. Foto: Gentileza Comunicación Social
875 millones de armas de fuego existen en el mundo. 75 por ciento están en manos de civiles. 1.030 fábricas se dedican a la manufactura de armas de fuego en 98 países.